Palabra de Antí­gona


Por Sara Lovera

De acuerdo con la definición cientí­fica, los camaleones son  reptiles  prehistóricos, escamosos, que tienen la  habilidad es cambiar de color según las circunstancias.

Ello  dio lugar al adjetivo que recogen los diccionarios de habla hispana: un camaleónico  o tener una  actitud camaleónica significa tener esta personalidad de lengua rápida, una especial y enorme capacidad para transformarse según cada situación, cambiar de opinión, incluso de actitud. Ser capaz de acomodarse con facilidad a todas las situaciones.

Recuerdo que tras el fraude electoral, fenomenal de 1988, los agentes polí­ticos de Carlos Salinas de Gortari, se dieron a la tarea, en actitud camaleónica, de pretender abrir caminos para responder a una  población mexicana harta del sistema. Por eso el entonces regente de la ciudad de México, Manuel Camacho Solí­s, pretendió que un 8 de marzo las organizaciones de mujeres dieran un espaldarazo al nuevo gobierno de facto. Lo consiguió en alguna medida, no la que pretendió.

Pero la historia del PRI es larga. Del mismo modo con su polí­tica de «apertura democrática», a la que se inscribieron cientos de «intelectuales», Luis Echeverrí­a en 1970 pretendió dar la impresión, cambiando de color, de una transición polí­tica, mientras operaba en el paí­s la guerra sucia desatada contra los mexicanos y las mexicanas que habí­an llegado a la conclusión que la única forma de cambiar al paí­s, era la guerrilla y la acción polí­tica clandestina. De esa época hay en la memoria 500 desparecidos y desaparecidas, actos de persecución indescriptibles y otras lindezas.

Así­ se comportó el gobierno de José López Portillo, por un lado decretó nuevas y variadas excepciones para interrumpir el embarazo, hasta llegar a 7, en diversas entidades del paí­s, haciendo pensar en una apertura sobre la permisión del aborto.

Pero López Portillo mientras tanto,  instrumentó desde el IMSS, la Secretarí­a de Salud e instituciones semejantes una polí­tica que significó la esterilización de dos millones de mujeres, en clara violación al artí­culo 4o. Constitucional.

Esta doble cara, doble moral y engaí±o camaleónico, no sólo operó en el PRI para tamaí±as infamias. Algo que ha caracterizado su conducta para mantenerse en el poder  fue y es su capacidad para «enamorar» a supuestos y reales personajes con capacidades y compromiso social, para llevarlos a sus huestes. Fueron cientos  a lo largo de décadas, quienes creyeron en  estos espejismos, tanto que una frase sistemática en la jerga polí­tica lo explica: «es mejor cambiar las cosas desde dentro, que solamente oponerse» o la otra muy cercana a ciertas polí­ticas feministas: «es mejor la propuesta y la colaboración, que mantenerse al margen y mirar cómo las mujeres no avanzan», la llamada polí­tica de lo posible.

Hoy no vivimos nada ajeno a ello. Ya Enrique Peí±a Nieto, con la sola designación de su equipo de transición muestra esta antigua costumbre, que me hace preguntarme ¿cuál nuevo PRI?. Es lo mismo. Y me dirán que es obvio pero que tras 12 aí±os de panismo camaleónico, los muertos, las nuevas prohibiciones, la intromisión religiosa, entre otros, es lo que hay.

Antes no era importante lo que hoy conocemos como polí­tica de género y no habí­a, como hoy, tantas y tantas mujeres en el espacio público -trabadoras, profesionistas, polí­ticas, luchadoras sociales, defensoras de los derechos humanos, feministas, etc.- como hoy.

Se trata de la mitad de la población. Del 53 por ciento de la fuerza laboral -datos de una iniciativa presentada por Diva Gastélum- y de una fuerza cada vez más participativa, tanto que las mujeres fueron en las elecciones de 2012, la mayorí­a de votantes y las receptoras de las llamadas prebendas partidarias, sí­, desde una gallina hasta una tarjeta de Monex.

También las mujeres han sido mayorí­a en la organización y cuidado de las elecciones. Mayorí­a sin conocer sus derechos, pero sí­ saber, que lo que conocemos como clientelismo tiene sentido de sobrevivencia y esperanza.

LA AVANZADA  y LAS MUJERES

¿Y por qué tanta parafernalia? Porque el regreso del PRI, obviamente, hoy pretende en forma inmediata captar simpatí­as  para desarrollar su antigua polí­tica. Por eso una propuesta, que no ha llegado formalmente al Congreso, pero que fue «trascendida» a los medios de comunicación, que ya se comenta: ésta de distribuir los recursos para los medios de comunicación y así­ contrarrestar los sentimientos incómodos de la población.

De igual forma el senador Pablo Escudero Morales, del Partido Verde Ecologista, el 4 de septiembre durante la segunda sesión del nuevo Congreso, presentó una iniciativa para modificar la Constitución en el sentido de limitar el fuero militar ante la comisión de delitos por actos y omisiones realizados por miembros de las fuerzas armadas en ejercicio de sus funciones, para que tengan conocimiento y competencia los Tribunales Comunes del Fuero Federal.

O sea, llueve sobre mojado, porque las recientes decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la práctica ya hicieron esta modificación, ante la evidencia ofensiva del reiterado e injurioso abuso de policí­as y militares contra la población civil, especialmente durante el sexenio de Felipe Calderón.

Iniciativas semejantes, al menos tres, están en los archivos de la cámara sin dictaminarse, desde la LX legislatura. Ahora resulta, que un nií±o verde se pone en la avanzada. Y es que el Partido Verde Ecologista, es y será el mejor aliando priista, para enderezar una presidencia, que como la de Calderón esta signada por la sospecha de legitimidad.

Lo mismo sucede con las mujeres. Lo veo como un ensayo donde dos cosas parecen fundamentales: ordenar el trabajo de las mujeres -brazos fuertes, con ciertos derechos y libres para la acumulación capitalista- y un mensaje de «sí­ cumplimos».

Ese mismo 4 de septiembre, en que Escudero Morales habla de restringir el fuero militar, la senadora priista, Diva Gastélum, conminó al Ejecutivo a signar el convenio 189 de la OIT, para que firmado y reafirmado por el Senado, haga posible hacer justicia a las trabajadoras del hogar, -las llamadas  chachas – incrustadas  en la economí­a informal, sin derechos ni prestaciones, violentadas, sin horario y sin contrato. Sin nada. Se trata nada menos  que del 9 por ciento de todas las mujeres trabajadoras del paí­s, que a través de sus organizaciones nacionales e internacionales, se hallan en una campaí±a permanente para que México firme ese convenio y se haga ley, hoy, en virtud de los cambios al artí­culo 133 de la Constitución.

Lo increí­ble es que dos dí­as después la senadora perredista, Angélica de la Peí±a, hizo la misma propuesta, con 48 horas de diferencia. ¿Es así­ como va a operar el pacto polí­tico plural de las legisladoras 2012-2015 que apenas firmaron el 30 de agosto?

También la senadora Gastélum quién es la dirigente femenil nacional del PRI, apuró al gobierno a mejorar las condiciones de los servicios de salud, propuso modificaciones a la Ley Agraria para asegurar que en los órganos administrativos y polí­ticos (para el Ejido) sustantivamente las campesinas accedan a la paridad en su representación. Ambas, de la Peí±a y Diva, también apresuraron al ejecutivo a firmar el Convenio 156, relativo al reparto de las responsabilidades familiares.

Y como cereza de un pastel, Calderón  envió una iniciativa en materia laboral para prohibir expresamente la discriminación por cuestiones de género; la realización de actos de hostigamiento o acoso sexual; la práctica de exigir certificados médicos de ingravidez para el ingreso, permanencia y ascenso en el empleo, y permitir que las mujeres trabajadoras puedan distribuir las semanas de descanso pre y postnatal, así­ como reducir en una hora la jornada de trabajo, durante los periodos de lactancia, a efecto de que puedan convivir con el recién nacido. Todo en la ley.

Pienso que es una pequeí±a prueba de lo que nos espera. ¿Cómo abordarlo? ¿Reconociendo al PRI «nuevo» y «cambiado»? o planteando el tema tabú: del aborto y empujar a fondo el otro tema «tabú» de la representación nacional y paritaria para hombres y mujeres, propuestas e iniciativas abundan.

Por su parte, la perredista Angélica de la Peí±a propuso otro punto, mejor e interesante, el de  la firma del convenio 183, también de la OIT sobre la protección  a la maternidad, argumentando que el Estado debe garantizar la protección de la maternidad a las mujeres que deciden tener hijos en circunstancias de libertad, responsabilidad y con la información suficiente y asegurar que reciban bien y a tiempo servicios de salud.

Esto en la lógica de Angélica de la Peí±a, podrí­a significar disminuir las altas tasas de mortalidad materna, tan ofensivo y tremendo que significa la pérdida anual de mil 200 vidas, cifra inamovible desde hace al menos 20 aí±os.

Todos estos asuntos constituyen una parte sustantiva de la agenda de las mujeres, en la época reciente, desde 1996, para no remontarme a las demandas del Frente Pro Derechos de la Mujer de los aí±os 30 o las demandas revolucionarias que hicieron las mujeres en los albores de 1915.

Camaleones veremos en multiplicados discursos, propuestas de acuerdo y todo eso. En el fondo ya están en pelea de sombra los espacios donde se desarrolla la polí­tica de género, que hoy está incluida o deberá estar en el Plan Nacional de Desarrollo.

Vaya tema, de seguimiento obligado, porque las priistas, ahora sí­, denodadamente se ponen al frente, como seguramente sucederá en los otros campos, obviando las demandas históricas: libertad sexual, no a la violencia contra las mujeres, parar el feminicidio, parar la persecución a mujeres y hombres periodistas y asegurar la integridad de las defensoras de los derechos humanos, que no requieren nada más que el cumplimiento de la legislación vigente.

Una nota de importancia si lo es, la posibilidad de hacer justicia por fin a las trabajadoras el hogar, el pendiente más significativo que la agenda feminista ha dejado pasar. Por cierto en la legislatura que terminó, se hicieron los mismos llamados al Ejecutivo, desde la bancada obrera  a través del ahora ex diputado Francisco Hernández Juárez y antes en la XL la ex diputada  Rosario Ortiz, quien presentó una iniciativa con perspectiva de género para reformar la Ley Federal del Trabajo. O sea fuegos artificiales en esta larga historia del camaleón.

Graciela Machuca

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