Miradas de reportero: Proteger periodistas, papa caliente a Mancera

0

 

 

Por Rogelio Hernández López—-

Si alguien hubiera planeado este movimiento polí­tico no le habrí­a resultado tan efectivo como amenaza para las aspiraciones presidenciales de Miguel íngel Mancera. Durante todo un aí±o lo toparán periodistas enojados y no por su culpa, sino por una coyuntura imprevisible, casi un accidente que parece trampa. Me explico.

Desde el 3 de mayo cuando fue electo como presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), el jefe de gobierno de la Ciudad de México comenzó la aplicación de una estrategia —legí­tima y lógica– de coordinar diagnósticos y apurar firmas de compromisos que no llegan a ningún lado y de paso, eso sí­, ganar la mayor presencia mediática a la que aspire cualquier mandatario estatal durante todo un aí±o.

Mancera estaba libre para hacer eso hasta mayo de 2018, justo en el periodo en que se definirán las candidaturas presidenciales. Era un buen escenario. Pero el dí­a 17, Enrique Peí±a Nieto le pasó la bola candente que él no habí­a querido enfrentar personalmente: proteger periodistas y frenar el ciclo de impunidad.

Se forzó la intervención presidencial

Como es público, durante 2016 prosiguió con mayor intensidad el infausto ciclo de asesinatos a periodistas. Para diciembre ya sumaban 30, únicamente en este periodo presidencial. De enero a abril de 2017 ocurrieron otros 5 y la presión internacional creció, lo mismo que siguió acumulándose la irritación entre informadores de todo el paí­s por la impunidad.

Y el dí­a que se juntó toda la ira fue el 5 de mayo cuando cundieron las noticias del crimen planeado contra Javier Valdez, el bien conocido y apreciado corresponsal de La Jornada y fundador del semanario Rí­oDoce. El ambiente se elevó más por la muerte también con violencia y el mismo dí­a, de Jonathan Rodrí­guez Córdova, reportero del medio jalisciense El Costeí±o de Autlán. Con ellos la cuenta mortal ascendió a 37 en este periodo presidencial.

La presión aumentó, porque entre periodistas sabemos que Enrique Peí±a Nieto no habí­a tenido un pronunciamiento enérgico, como jefe de gobierno y de Estado por este fenómeno tan sensible. Y, por fin, el 17 de mayo el presidente de la República asumió como tema de Estado la protección a periodistas.

Tuvieron que transcurrir cuatro aí±os, cinco meses y dieciséis dí­as del inicio de su mandato y registrarse 37 crí­menes de personas vinculadas al ejercicio, para que decidiera intervenir directamente. Ese dí­a solicitó que la plenaria de la Conago se realizará con su presencia y en Los Pinos. Y allí­ ocurrió el traslado de gran parte de la responsabilidad del Estado.

Las lí­neas presidenciales no son poca cosa, aunque sean tardí­as. Aunque no se anunció nada novedoso si es importante la intervención porque se darán un poco de fortalezas a las instancias federales que ya existí­an: el Mecanismo de protección y la fiscalí­a especial de la PGR. Se ofreció que ambas serán reconfiguradas y les regresaran el soporte económico que les habí­an quitado. Es deseo sincero que, a pesar de lo tardí­o con esas medidas sean re estimulados estos instrumentos del gobierno federal para que hagan algo más efectivo para salvar vidas y reducir un poco la impunidad.

El tigre de la rifa

Sin embargo (lo más trascendente de esa tarde y de lo que pocos se dieron cuenta) es que lo principal de esa papa caliente se trasladó a los gobernadores. Era necesario hacer más visible que los agravios y asesinatos son en los estados de la república y pese a ello, en la mayorí­a de los casos, los gobiernos han sido omisos. Se puede probar. Todos los gobernantes locales tienen la obligación de proteger a defensores y periodistas y no lo hacen; pero además, entre 2012 y 2013, cada uno de los gobernadores firmaron un compromiso de coordinación con el Mecanismo federal, pero hicieron muy poco o nada para cumplirlo.

La responsabilidad mayor de proteger que se exigí­a a la Presidencia de la República, del Secretario de Gobernación y del Procurador fue repartida desde esa tarde del 17 de mayo. Ahora la federación se concentrará en el seguimiento de las polí­ticas allí­ anunciadas, a la elaboración de protocolos para agentes del Ministerio Público, la asignación de más recursos financieros al Mecanismo y de la Feadle y la recomposición interna para una mejor operación de estas dos instancias. Empieza la presión en serio para los gobiernos locales.

Y a quien le cayó la responsabilidad central de lograr que ahora si cumplan los gobernadores es al presidente de Conago en esta etapa: Miguel íngel Mancera. Tiene enfrente como tareas inmediatas elaborar el mapa de agravios y las tipologí­as de agredidos, de agresores y delitos que él mismo ofreció; presentar con el apoyo del Mecanismo federal un protocolo de coordinación con todos los encales estatales; promover las reformas o adiciones a los códigos penales de los estados para perseguir a quien agreda a periodistas y en general el derecho de expresión; lograr la homologación de normas internas de las procuradurí­as para designar fiscalí­as o mesas especializada en libertad de expresión; promover leyes estatales o cambios en los reglamentos de gobiernos para crear mecanismos locales de protección donde no los haya; garantizar la participación de periodistas y defensores de los derechos humanos es esos mecanismos estatales y otras instancias.

Sí­ a Mancera el presidenciable le toca la responsabilidad de que los gobernadores, ahora sí­, procuren que se hagan las investigaciones de los crí­menes contra periodistas y otros delitos que no hayan sido atraí­dos con la PGR, que son la mayorí­a.

En resumen, para la siguiente etapa de la protección del Estado para periodistas, la responsabilidad central se dividió y gran parte se trasladó del gobierno federal a los gobernadores. Y, en lo que resta del 2017 y parte de 2018, la batuta le fue entregada a Miguel íngel Mancera, el presidenciable por la centro-izquierda.

Todo esto, lo sabemos algunos periodistas pero en cuanto el resto se percate, es seguro que a dónde vaya Mancera, como presidente de Conago le pediremos resultados. Fue puesto en el ojo del huracán. Su riesgo es que de no comenzar de inmediato no podrá lograrlo en tan poco tiempo y será averiada su aceptación en las encuestas.

Por todo esto digo que si alguien hubiera planeado esta operación polí­tica no le habrí­a resultado tan efectiva.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *