¿Quién responde a las mujeres?

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Mujeres mayas

Especial de SEMlac | Los gobiernos no han respondido a las mujeres. Después de decenios de compromisos nacionales e internacionales, no hay quien responda a las mujeres sobre su ancestral discriminación. Hasta ahora, aunque hay adelantos, subsisten solo discursos vací­os.
Hoy dí­a, una mujer por cada cuatro hombres está en los parlamentos y, a este paso, lograr la paridad llevará 40 aí±os; el 60 por ciento de todos los trabajadores domésticos sin remuneración son mujeres; ellas ?que representan hasta 47 por ciento la fuerza de trabajo en México? ganan, mundialmente, 17 por ciento menos que los hombres; en algunos paí­ses hay tres mujeres por cada dos hombres infectadas con VIH; en amplias zonas geográficas del mundo una de cada 10 muere a consecuencia del parto en pleno siglo XXI.
Se trata de una visible e inapelable discriminación. Por ello, está en peligro el cumplimiento de los Objetivos del Milenio y empieza a ser una utopí­a eso que se llama polí­tica con perspectiva de género. Las instituciones para promover la equidad, secretarí­as o ministerios, reciben en general los menores presupuestos nacionales y su capacidad de promover la igualdad es limitada.
Las fallas más elocuentes del sistema se hallan en participación polí­tica, salud y educación. Pero el desafí­o más profundo es la desigualdad económica y la idea de que las mujeres valen menos que los hombres. La cultura machista atraviesa todos los pasillos ministeriales.
Lo más grave es que los obstáculos económicos y culturales impiden a la mitad de la población su verdadero progreso y en el escenario económico mundial solamente se las ve como mano de obra barata. Sólo 19 por ciento de las mujeres en el mundo está sindicalizado.
América Latina tiene rémoras impresionantes. Ha sido necesario ir a las instancias internacionales para reclamar justicia de género; ellas rebasan hasta en cinco puntos a los hombres en migración en busca de mejor vida y son extorsionadas sexualmente.
Encima, crece la violencia contra ellas y también la incapacidad de respuesta de los aparatos de justicia para remediarlo.
Los datos y las afirmaciones provienen del informe El Progreso de las Mujeres, que elabora cada dos aí±os el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), presentado en la capital mexicana por la abogada feminista Gladys Acosta, directora regional para América Latina de esa entidad.
El subtí­tulo del informe, ¿Quién responde a las mujeres?, representa un reclamo a la rendición de cuentas, esa urgente capacidad ciudadana de pedir explicaciones e información a las acciones gubernamentales.
El documento, de 155 páginas, de letras chiquitas y tamaí±o carta, está plagado de ejemplos de cómo las mujeres, organizadas y no, han contribuido a mejorar su condición, a veces con heroicas acciones, y también de datos duros de cómo todo es insuficiente.
Gladys Acosta llamó por ello, urgentemente, a que se instalen observatorios de las mujeres que vigilen el cumplimiento del compromiso, que denuncien a las instancias nacionales e internacionales la falta de respuestas y hagan valer su derecho al acceso a la información y transparencia, negado en muchos paí­ses de la tierra. En democracia y polí­tica, simplemente «hay discursos vací­os», afirmó en la presentación, a la que asistió SEMlac.
La funcionaria de UNIFEM definió cinco áreas crí­ticas: polí­tica, justicia, servicios, mercados laborales y asistencia y seguridad. «¿Cómo nos va?, ¿tenemos lo que merecemos como ciudadanas?», se preguntó.

Salud, migración, trabajo y justicia
El informe, puntualizó Gladys Acosta, seí±ala que la disminución de la mortalidad materna en el mundo -uno de los objetivos del Milenio- es lenta. En América Latina y el Caribe mueren 130 mujeres por cada 100.000 nií±os nacidos vivos, mientras que en los paí­ses ricos sólo nueve.
Eso sucede, dijo la funcionaria, a pesar de los adelantos técnicos, de los recursos para la salud, lo que evidencia una clara discriminación femenina «la gente no ve riesgo en parir», entre otras cosas, porque ellas tienen el dolor interiorizado.
En migración, las noticias son contradictorias y dolorosas por la razón evidente de que las mujeres migran con menos instrumentos. Llama la atención que ahora se hable de «fuga de talentos», dijo a SEMlac, y seí±aló que en México, según datos oficiales, 50 por ciento de las migrantes están educadas, una de cada ocho trabajadoras que migran tiene educación superior.
La migración mexicana es de 48 por ciento mujeres, y son ellas, puntualizó, las que enví­an el 61 por ciento de los recursos a sus familias, pueblos y comunidades.
El empleo precario es el signo. Cada vez existen más zonas francas (de maquiladoras), donde las mujeres trabajan sin derechos, con bajos salarios y sin seguridad social.
Gladys Acosta subrayó que es la justicia el tema el más grave. En esta materia, en nuestros paí­ses existe la tasa más baja de denuncias y, al mismo tiempo, la menor de enjuiciamientos. Las leyes sobre violencia no se aplican; se ha generalizado la violación sexual, como un indicador preocupante, la violencia en los hogares es inadmisible y sigue sin haber mujeres en toma de decisiones en este sentido. No hay juezas suficientes, ni ministras de la corte.
Pero al no funcionar las leyes, ni las polí­ticas públicas, en el rubro de violencia de género como manifestación de discriminación, lo peor es que no hay prevención, no hay «operadores» con conciencia y no hay voluntad polí­tica, tampoco.
Tras subrayar que la paridad en la toma de decisiones sólo se podrá dar en 2047, no obstante todos los mandatos internacionales, y que entre1995 (Conferencia de Beijing) y 2008, pese a las leyes de acción positiva o cupo, el crecimiento en participación sólo fue de ocho por ciento, Gladys Acosta precisó que ello evidencia lo lejos que está la democracia para las mujeres.
El informe completo puede ser consultado en www.unifem.org/progreso/2008

Graciela Machuca

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