Bolován de Jaiba o el problema de la obesidad en México

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Gastronómicamente hablando, los meses más felices de mi vida los he pasado en Veracruz. Desde que me instalé en la casa de la difunta abuela de un amigo empecé a familiarizarme con los sonidos diarios de la calle Herradura; el claxon de la moto con pescado, el chiflido del seí±or de los dulces de coco, el grito de la seí±ora de los tamales y el chirrido de la bicicleta del pan dulce. En la misma calle se instalaba un puesto de picaditas, gorditas y enchiladas, pero de todas estas delicias que desfilaban frente a mi puerta ninguna se comparaba con los bolovanes de jaiba; pequeí±as esculturas calientes, crujientes y picositas. Mediante un desplazamiento mí­nimo podí­a proveerme de alimentos abundantes en olores, sabores y calorí­as.

No fue ninguna sorpresa enterarme que el sobrepeso y la obesidad son problemas tan serios en Veracruz. Se estima que 6 de cada 10 adultos padece sobrepeso, así­ como 4 de cada 10 nií±os.

El Gobierno de Veracruz ya ha emprendido numerosos programas para introducir la cultura del ejercicio y la alimentación sana. Y, efectivamente, durante mi estancia ahí­ noté que el tema de la obesidad está muy presente en los medios. Además pude experimentar uno de los programas públicos de ejercicio: en los parques del fraccionamiento Club Hí­pico se instalaron en clases gratuitas de Zumba y de Capoeira. Aproximadamente cien mujeres de la colonia y alrededores se reuní­an las tardes entre semana para bailar y sudar al ritmo de cumbia y reggaeton. Las consecuencias inmediatas de dicho programa son muy benéficas; estas clases significaron un punto de reunión y un motivo de diversión y salud para toda una comunidad. Sin embargo no sé cómo podrí­amos cuantificar la motivación que lograron dichas clases para introducir a los ciudadanos a una cultura del deporte bajo bases regulares, y sobre todo ¿en cuántos parques públicos se habrán llevado a cabo programas semejantes y por cuánto tiempo?

Y es que la lucha contra la obesidad requiere de una estrategia inteligente y a nivel nacional. Fuera del estado que late con fuerza, la obesidad es un problema de salud en todo México. Actualmente más de 70 millones de mexicanos padecen sobrepeso u obesidad, más de 4 millones de nií±os de entre 5 y 11 aí±os, y más de 5 millones de jóvenes y adolescentes sufren este problema, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública.

El sobrepeso no sólo provoca una incomodidad crónica a la hora de ponernos los pantalones o una desagradable mezcla de insatisfacción y culpa al mirarnos al espejo. El sobrepeso conduce a la obesidad, la cual está asociada con enfermedades graves tales como la diabetes, las alteraciones lí­picas, arterosclerosis, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia venosa y respiratoria, entre otras.

Las causas de la obesidad son, por supuesto, los hábitos de consumo excesivo de comida, la ingesta de comida chatarra y la vida sedentaria. Para solucionar la obesidad, por lo tanto hay dos caminos que deben llevarse a la par: la educación nutricional y la promoción del hábito del deporte.

La báscula

En conjunto, la Secretarí­a de Salud y la Secretarí­a de Educación Pública han reglamentado la prohibición de alimentos chatarra en las escuelas veracruzanas. Sin embargo a la salida de éstas, el acceso a comida alta en calorí­as y baja en nutrientes sigue y seguirá siendo muy fácil. Garnachas y tienditas hay en todas partes. Según los expertos, parte del problema lo origina la publicidad de alimentos chatarra. En una entrevista para la BBC el doctor Abelardo ívila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, dice: «Quien nos está enseí±ando a comer es la publicidad y nos está enseí±ando a comer muy mal y en exceso con la promoción del consumo de alimentos chatarra de altí­sima densidad energética».

El cambio de hábitos en terrenos de alimentación y ejercicio depende en cierta medida de nuestra voluntad individual, pero para orientar la voluntad es necesario aprender a comer y, para ello, urge una educación asequible mediante la creación de programas de formación nutricional en escuelas, centros de cultura y medios masivos.

Hasta ahora son positivos los ”bolovanes de jaiba” que ha brindado el gobierno veracruzano con sus programas temporales, pero faltan las soluciones a largo plazo y a escala nacional, falta el plato fuerte.

Graciela Machuca

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