Dí­a de la libertad de prensa

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El 3 de mayo de cada aí±o se festeja el Dí­a Internacional de la Libertad de Prensa, establecido en 1993 por la Organización de las Naciones Unidas, con la idea de reconocer que una prensa libre, plural, profesional e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática y es condición necesaria para el ejercicio de los demás derechos humanos y sociales.
La libertad de expresión es, entonces, un derecho individual y social al mismo tiempo. Su ejercicio es fundamental para hacer posible el derecho de la sociedad a recibir información y poder hacerse juicios razonados para participar en democracia. Estos derechos y libertades están establecidos en los artí­culos sexto y séptimo constitucionales y son considerados en la legislación internacional como derechos humanos de tercera generación e inalienables en la era de la información.
En México, durante muchos aí±os la libertad de expresión se celebró cada 7 de junio, pero dejó de hacerse debido al desprestigio en que cayó dicho festejo junto con los premios nacionales que se otorgaban por parte del gobierno.
La libertad de expresión en el paí­s fue durante medio siglo una bandera de los propietarios de los medios de comunicación. Era entendida como la libertad de los medios, no necesariamente de la sociedad, aunque se hablara en nombre de ella.
La historia del Dí­a de la Libertad de Expresión en México.
El 7 de junio de 1951 los editores de los diarios de la capital del paí­s, encabezados por el coronel José Garcí­a Valseca, se reunieron con el presidente Miguel Alemán para rendir homenaje a la figura presidencial e instituyeron el Dí­a de la Libertad de Prensa. Desde entonces el concepto estuvo secuestrado.
Dicho festejo fue el punto culminante de un modelo de subordinación y colusión entre la prensa y el gobierno, sustentado en subvenciones y ”controles amistosos» tanto a los periodistas como a los medios. A los primeros se les otorgaban los famosos ”chayotes» y algunas prebendas como patentes para la venta de licor o placas de taxi, mientras que a las empresas les financiaban sus procesos productivos y les otorgaban contratos de publicidad.
El origen de esta relación se remonta a 1898, hoy hace 114 aí±os, cuando nació en México el diario El Imparcial, que inauguró la era moderna del periodismo mexicano, bajo la dirección de Rafael Reyes Spí­ndola, con la protección oficial de Porfirio Dí­az. El sello del financiamiento directo de la dictadura, inauguró también un modelo de subvenciones al periodismo, que sobrevivió a la revolución y prevalece con algunos matices hasta nuestros dí­as.
En el aí±o 2001, el gobierno federal de Vicente Fox dio fin a los festejos del 7 de junio que habí­an iniciado en 1951. Aquella tradición ”oficial» de la libertad de expresión nació por una decisión presidencial y dejó de existir por otra decisión similar, exactamente cincuenta aí±os después.
La Asociación Civil Premio Nacional de Periodismo
Hoy en México se retomó el otorgamiento de los premios nacionales de periodismo, bajo un modelo ciudadanizado, ya no el 7 de junio, sino en la fecha establecida por la ONU, el 3 de mayo. Es organizado por la Asociación Civil Premio Nacional de Periodismo, que tiene un aceptable nivel de credibilidad, aunque se le liga a los lí­deres mediáticos de las cadenas radiotelevisivas y de los medios impresos que se editan en la ciudad de México. Sin embargo, el cambio fundamental es que ya no es organizado por el gobierno.
En Quintana Roo, a mediados de la administración de Joaquí­n Hendricks Dí­az se optó también por dejar de otorgar los premios estatales de periodismo, ante el descrédito y la ola de inconformidad que generaba la entrega de los mismos, sobre todo cuando el monto económico del premio alcanzó cantidades muy elevadas en el sexenio de Mario Villanueva Madrid. La queja principal era que los premios se otorgaban a los periodistas ”consentidos» del sexenio en turno, sin tomar en cuenta el mérito profesional. En la actualidad el gobierno del estado continúa organizando un convivio en el que se rifa desde un automóvil hasta aparatos de lí­nea blanca y artí­culos electrónicos, al más viejo estilo de la época del coronel Garcí­a Valseca.
Perspectivas del Dí­a de la Libertad de Prensa
A 17 aí±os de festejarse el Dí­a de la Libertad de Expresión, hoy el periodismo se enfrenta a múltiples desafí­os, porque es un tema que ocupa un lugar estratégico en las relaciones entre gobierno y sociedad. La calidad del periodismo es espejo de la calidad de la democracia y el avance de ésta se basa en el periodismo que es motor de las transformaciones sociales.
La reforma del Estado que se discute actualmente, pasa necesariamente por un replanteamiento del ejercicio del periodismo como profesión y como empresa, así­ como en el cambio del actual régimen de medios cuya legislación data de 1960, cosa inconcebible en un sector tan dinámico y cambiante como es el de la radio, la televisión y las telecomunicaciones; ni qué decir de la Ley de Imprenta que data de 1917.
El desafí­o básico del periodismo del siglo xxi es volver a su origen y esencia. Ejercerlo con responsabilidad en dos sentidos: a) en continua actualización profesional y b) bajo criterios de ética, alejados de las relaciones perversas prensa-gobierno. Las crí­ticas a las prácticas periodí­sticas perversas prevalecen, pero hay en escena nuevas realidades sociales y tecnológicas, nuevos arreglos, nuevos actores y nuevas preguntas.

Por Jorge Martí­nez Lugo

Graciela Machuca

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