El PRI-gobierno, por el control de los municipios

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El Partido Revolucionario Institucional ha decidido iniciar un proceso polí­tico que tiene como objetivo la batalla electoral local de 2013, cuando espera recuperar los municipios perdidos el pasado 4 de julio.
Si se mira con ojos crí­ticos, el único aliado incondicional del gobernador Félix González Canto, y de su sucesor Roberto Borge, es el alcalde electo de Cozumel, Aurelio Joaquí­n González. Los demás ganadores del PRI tienen otras filiaciones. Carlos Mario Villanueva, alcalde electo de Othon P Blanco, no tiene siquiera una buena relación personal con el gobernador o su sucesor, y Filiberto Martí­nez y Edith Mendoza, de Solidaridad Y Tulum, respectivamente, son posiciones de la familia Joaquí­n.
A eso se suman los cinco municipios en manos de la oposición, que son un problema concreto y real para el PRI y el estado. Por eso la necesidad de una estrategia para posicionarse y recuperar esos espacios, que de otro modo se convertirán en duros núcleos electorales para el PRI en la próxima elección.
La estrategia, por supuesto, no se gestiona desde el PRI, sino desde el mismo gobierno del estado, donde se toman todas las decisiones. Hasta hoy, esta estrategia ha tenido dos puntales evidentes: la presentación de la diputada tricolor Laura Fernández como futura presidenta del PRI de Cancún y, a la larga, candidata a la alcaldí­a, y un plan de ”control de daí±os» en los municipios perdidos.
Ese plan de ”control de daí±os» no es, como pudiera creerse, un proyecto defensivo, sino que incluye una fuerte ofensiva para neutralizar a los opositores en sus respectivas demarcaciones.
La primera y más evidente de estas ofensivas se realiza en Cancún. En el Congreso del estado descansan documentos por faltantes de cientos de millones de pesos en recursos públicos que incluyen, como presuntos responsables, a una larga lista de funcionarios y polí­ticos. No importa, en este caso, quien sea o no culpable; lo importante es que puedan ser perseguidos y condicionados en su actuar.
Esa estrategia ha maniatado al gobierno del alcalde Jaime Hernández, que ha gobernado sólo, sin alianzas ni sostenes polí­ticos, pero tiene como objetivo fundamental hacer pie para enfrentar al alcalde electo Julián Ricalde, que es el polí­tico que más preocupa al PRI de cara al futuro.
Los problemas económicos del municipio, que requieren sí­ o sí­ de una relación fluida con el gobierno estatal, serán el principal mecanismo de control que el gobernador electo Roberto Borge utilizará en Cancún. A la par, Laura Fernández se convertirá en una férrea opositora, y su bandera será perseguir la corrupción e ineptitud del gobierno perredista.
No es gratuito que desde la Comisión de Hacienda, Presupuesto y Cuenta del Congreso, la diputada haya sido la abanderada de frenar el aumento del predial o no aprobar la Cuenta Pública 2009 de Benito Juárez, o de ”encontrar» la corrupción en el Opabiem. El objetivo de fondo es dejar bien marcado en la sociedad que así­ gobierna el PRD. Ante el primer error de este tipo que cometa Julián Ricalde, solo será necesario recordarles a los votantes quienes son el alcalde y sus funcionarios.
Aunque la defensa que utilizará Ricalde es aún una incógnita, no es difí­cil imaginar que su trienio (dos aí±os y medio, en realidad) será mucho más difí­cil de lo que imaginan sus asesores.
Para el resto de los municipios, prií­stas o no, hay un denominador común, los recursos, que le dará al estado todo el poder para extorsionar y ganar adeptos. Cozumel y Othon P Blanco, por ejemplo, han triplicado sus deudas con presupuestos bastante magros y fijos, lo que no les da demasiada capacidad de acción. El gobierno estatal y el Congreso los tendrán en sus manos.
Los municipios mayas, Felipe Carrillo Puerto, José Marí­a Morelos y Lázaro Cárdenas, dependen de manera absoluta de los recursos que les da el estado, y de lo que por ese conducto les enví­a la Federación. Ya se sabe como es esto: una demora en transferir recursos por parte del estado, se hace insostenible para esos gobiernos. En una situación similar está Isla Mujeres.
El único municipio al que aún le queda algo de capacidad de acción es Solidaridad, pero la explosión del Hotel Princess Riviera Maya tiene un costado polí­tico que sabrán explotar. Ese hotel se construyó, con serias deficiencias, cuando Carlos Joaquí­n era alcalde de Solidaridad, y Filiberto Martí­nez su secretario general.
Esas son las cartas polí­ticas que están en juego para los próximos meses. El juego ya está abierto pero hasta el momento parece que un solo actor, el PRI-gobierno, es el que está decidido a empezar la partida.

Graciela Machuca

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