José Yamá

La vida polí­tica de los ayuntamientos de Quintana Roo y sus habitan- tes transcurre entre elecciones a presidente, gobernadores, senado- res, diputados locales y federales, presidentes municipales, alcaldes, delegados y subdelegados, es decir, existe una completa estructura de representación popular para que dé buenos resultados en la ges- tión que han de realizar. Gran parte del tiempo, los habitantes viven pensando a quien van a elegir para que los represente, quién va a ganar las elecciones, y finalmente qué harán por ellos, sin embargo, la realidad muestra algo muy lejano de lo que esperan, la sociedad, está muy lejos de contar con lo esencial cuando decimos que estamos en el siglo XXI, época de adelantos en todos los aspectos. Solo por mencionar un tema, en educación, muchos nií±os y jóvenes asisten a la escuela, pero también muchos dejan de estudiar por falta de dinero, dejan la escuela porque se embarazan o son nuevos padres, reprue- ban por falta de apoyos, van a trabajar por necesidad a temprana edad y no estudian, nií±os que viven en familias desintegradas y solo reciben abandono y nula atención, como resultado, tenemos una gran cantidad de jóvenes en rezago educativo. Problemas sociales como estos aunados a los económicos son el panorama actual en nuestro paí­s. Estoy convencido que el trabajo polí­tico es indispensable en una sociedad, como instrumento útil para velar por los intereses generales de los habitantes de una comunidad y lograr las condiciones necesa- rias para una vida digna y decorosa. Con una estructura de represen- tación como la que tenemos en México y con tantos partidos polí­ticos reconocidos, deberí­amos ser una sociedad avanzada.

Como una pequeí±a muestra de la incapacidad polí­tica que se practica en Quintana Roo, es el tema de la elección de alcaldes en las comunidades de nuestro estado que cuentan con la cantidad nece- saria de habitantes para practicar este tipo de actividad polí­tica. Se dice que en estas elecciones los partidos polí­ticos no deberí­an tener participación, sin embargo, es lo primero que hacen, pero a quién se le ocurre pensar que no es así­, que los presidentes municipales no es- tán enterados de lo que sucede con las votaciones y no saben por qué gana uno u otro candidato, ¿acaso somos ingenuos? Que los regido- res y funcionarios municipales no tiene intereses sobre el desarrollo de las elecciones porque buscan la transparencia. Son muchas las buenas intenciones pero la realidad es otra. Elecciones impugnadas, quejas de los candidatos por participación de personas indebidamen- te, acusaciones mutuas entre candidatos, votos mal contados, triunfos arrebatados, etc.

En el municipio de Felipe Carrillo Puerto, al término de las elec- ciones a alcaldes, los resultados iniciales después de las votaciones, dan como ganadores a dos candidatos con afinidad al PRD en Seí±or y Tihosuco, dos más con acercamiento al PRI en las comunidades de Chunhuhub y Nohbec, como quien dice la cosa está pareja. Al entrar en detalles tenemos que el 59.4 por ciento de los votos emitidos en las cuatro alcaldí­as corresponden a los que tienen afinidad al PRI y el 40.6 por ciento significan los votos para los que tienen identidad con el PRD. En conclusión, la diferencia entre un partido y otro, es casi del 19 por ciento. Estos datos relevantes nos dan idea del posicionamien- to de cada uno de los partidos involucrados en este proceso, que sin duda, han de utilizar para el 2013 cuando haya cambio de autoridad municipal.

Pero como en México como en Quintana Roo y Carrillo puerto no se queda atrás, las sorpresas polí­ticas son el pan de cada dí­a, ya sea a través de frases realmente fuera de lugar que dicen los protagonistas, o de acciones que dejan sin palabra, y enojo de muchos, sobre todo de los candidatos en cuestión, resulta que hoy ganaste paro al dí­a siguiente, ya perdiste, porque a los encargados de calificar la elección de acuerdo a sus argumentos, les parece que no te lo mereces, de modo que con la ley en la mano, el triunfo es para otro. Entonces co- mienzan las impugnaciones en otras instancias para ver quien traga más pinole y finalmente la decisión recae en personas que no tuvieron nada que ver en las elecciones en turno; los miembros de los tribu- nales, jueces cuya función es precisamente designar al ganador de acuerdo a su criterio, cuando existen controversias entre las partes.

Cuando suceden estas cosas nos preguntamos y ¿los que conta- ron los votos en las casillas no contaron bien? Los votos depositados en las urnas ¿sirvieron de algo? El dinero invertido en el proceso -que por cierto no es poco- ¿logró su objetivo? Las preguntas están allí­ y con usted las mejores respuestas.

En México, es necesario que en materia de elecciones se superen estas deficiencias que solo crean confusión entre los ciudadanos, degradan el proceso democrático, conducen a una incredibilidad y desinterés hacia una mayor participación

Hay que reafirmar una convicción de participación polí­tica basada en el interés general, que propicie armoní­a entre los ciudadanos, que evite la confrontación, con reglas claras de participación y sobre todo una demostración de madurez polí­tica para enfrentar la decisión del pueblo.

Graciela Machuca

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