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HOLBOX, LíZARO CíRDENAS, 14 de julio.- La ”isla del encanto», como se le conoce a Holbox, a pesar de las adversidades que atraviesa, no pierde las esperanzas de poder repuntar en los próximos dí­as en la temporada de avistamiento del tiburón ballena.
Desplazada en las concesiones otorgadas por la Semarnat, Conanp y Profepa, la competencia desleal que practica una persona foránea por la falta de interés de estas dependencias y el mal tiempo que se registran no merman el optimismo de los pioneros de los tours de avistamiento (al escualo gigante).
Marginada desde hace un tiempo, Holbox hace frente con la calidad de servicio y trato amable a los destinos turí­sticos de Islas Mujeres y Cancún, donde han dejado la mayorí­a de las concesiones que otorgan las instancias encargadas de regular la actividad por el flujo económico que ahí­ tienen.
Cada temporada y esta no es la excepción, los lancheros y guí­as de turistas se capacitan para atender a los turistas, pero sobre todo se adentran en temas de educación ambiental para proteger y cuidar a los tiburones ballenas, ya que no sólo representan una fuente de ingreso sino que son seres vivos que necesitan de respeto y protección.
En la ”isla del encanto», no sólo se capacita para buena atención al cliente, sino en cómo transmitirle el amor a la naturaleza en una educación ambiental que va desde el cuidado del tiburón ballena, pues a pesar de nadar junto a ellos, no lo hacen en multitudes que pudieran espantar a los mansos animales.
A pesar de la marginación que vive como pionero de esta actividad, Holbox busca también ser el primer lugar donde al tiburón ballena no se le ve sólo como un objeto de fuentes de ingreso, sino que va más allá porque se trata de una actividad que por generaciones será el sostén de sus familias.
Hoy por hoy la capacitación que tienen los lancheros y guí­as de turistas es la única en el paí­s y esperan una pronta recuperación para ponerla en práctica, y dejar constancia de por qué este destino turí­stico es el idóneo para unas vacaciones inolvidables, con los colosos de los mares.

Graciela Machuca

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