”El caso de Jineth Bedoya debe mostrar el camino de la justicia para los periodistas»

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Colombia


Reporteros sin Fronteras recibió con satisfacción y cautela la reciente declaración del Fiscal General de la Nación, Eduardo Montealegre, quien el 20 de septiembre de 2012 reconoció como ”crimen de lesa humanidad» las vejaciones que sufrió la periodista Jineth Bedoya Lima en el aí±o 2000 a manos de paramilitares. Reporteros sin Fronteras ve en este caso un ejemplo de la represión sistemática llevada a cabo contra los periodistas durante el conflicto armado.

”El Fiscal General debió rectificar sus propias declaraciones, que en un inicio contradecí­an la resolución —favorable para la periodista— de la Fiscal de la Unidad de Derechos Humanos, Bibiana Orozco. Pedimos que se otorgue a la fiscal, así­ como a Jineth Bedoya, una protección proporcional a la importancia y al fuerte sentido simbólico de este caso. Lo sucedido en el proceso de Jineth Bedoya debe mostrar el camino de la justicia, a favor de todos los periodistas que fueron ví­ctimas del conflicto armado o de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos cometidas en ese contexto, con el apoyo del aparato Estatal. Esta decisión jurí­dica permitirí­a estudiar la calificación de otros casos de asesinatos o ataques contra periodistas dentro del carácter de delito imprescriptible, por encontrarse en el marco del plan sistemático de los grupos paramilitares para silenciar a la prensa en Colombia, especialmente aquellos que ya han sido confesados por miembros del paramilitarismo», declaró Reporteros sin Fronteras.

Jineth Bedoya, Subeditora de la Sección Judicial del diario El Tiempo, investigaba entonces los casos de tráfico de armas, desapariciones y homicidios que se registraban en la prisión El Modelo, de Bogotá. El 25 de mayo del aí±o 2000 la periodista fue citada a la entrada del centro penitenciario por uno de los individuos que la secuestraron. Durante su cautiverio Jineth Bedoya fue ví­ctima de torturas y agresiones sexuales. Tres paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se encuentran acusados en este caso: Mario Jaimes Mejí­a, alias ”El Panadero»; Jesús Emiro Pereira Rivera, alias ”Huevoespica», y Alejandro Cárdenas Orozco, alias ”JJ», quien reconoció los cargos que se le imputan.

El 10 de septiembre pasado Bibiana Orozco dictó una resolución que calificaba de ”crimen de lesa humanidad» —y por ello imprescriptible— los actos de los que fue ví­ctima Jineth Bedoya. La fiscal consideró que lo acontecido ”hundí­a sus raí­ces en las mismas tácticas y estrategias de guerra de una organización armada al margen de la ley que profesaba una lí­nea de conducta, una directriz, una polí­tica que alentaba, incentivaba o promoví­a la realización de los ilí­citos en contra de la población civil». La calificación de ”crimen de lesa humanidad» excluirí­a a priori que los agresores de Jineth Bedoya pudieran beneficiarse de la Ley de Justicia y Paz de 2005, votada durante la desmovilización de los paramilitares (leer el informe de Reporteros sin Fronteras sobre el tema: http://es.rsf.org/colombia-paramilitares-unas-aguilas-negras-22-05-2007,22240.html). Esta polémica ley prevé amnistí­as, rebajas, incluso indultos de penas de prisión a cambio del testimonio de los agresores y de que estos renuncien a la violencia.

El 13 de septiembre el fiscal Eduardo Montealegre difundió un comunicado que puso en duda que la decisión de la fiscal estuviera bien fundada. Las protestas generadas por este giro provocaron que finalmente el fiscal se adhiriera a la decisión de Bibiana Orozco.

El mismo 20 de septiembre, cuando se dio un importante paso en el caso Jineth Bedoya, el gobierno inició en Bogotá, en el marco de la aplicación de la Ley de Ví­ctimas y Restitución de Tierras votada en el aí±o 2011, una serie de consultas con los periodistas que fueron ví­ctimas del conflicto armado. Reporteros sin Fronteras quiere creer que se trata de otra fuerte seí±al rumbo a la justicia y la verdad. Finalmente, la organización recuerda que los  paramilitares continúan siendo los principales predadores de la libertad de informar en Colombia (http://es.rsf.org/colombia-un-periodista-de-canal-capital-que-16-07-2012,43035.html).

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Colombia

Ruling on journalist’s abduction and torture points way for courts

Reporters Without Borders is cautiously pleased by attorney-general Eduardo Montealegre’s 20 September statement finally recognizing that journalist Jineth Bedoya Lima‘s torture by alleged paramilitaries in 2000 was a «crime against humanity.»

The case was a classic example of the systematic persecution of journalists during Colombia’s armed conflict.

«The attorney-general has had to reverse his original rejection of human rights prosecutor Bibiana Orozco’s favourable ruling,» Reporters Without Borders said. «We demand protection for Orozco and Bedoya that is proportional to the importance of these proceedings and the symbolic impact they are likely to have.

«We hope the Bedoya case will point the way for the judicial system and will benefit all the journalists who were victims of the armed conflict or the systematic human rights abuses that were committed with support from the state apparatus in the course of the armed conflict.»

Bedoya was abducted on 25 May 2000 at the entrance to Bogotá’s El Modelo prison, where she had gone as joint editor of the daily El Tiempo‘s crime and justice pages because she was covering arms trafficking, disappearances and murders inside the prison.

Three members of the paramilitary United Self-Defence Forces of Colombia (AUC) are charged with abducting, torturing and sexually assaulting Bedoya. They are Mario Jaimes Mejí­a, also known as ”El Panadero,» Jesús Emiro Pereira Rivera, also known as ”Huevoespica,» and Alejandro Cárdenas Orozco, also known as ”JJ.» Cárdenas has admitted his role.

Orozco ruled on 10 December that Bedoya’s abduction and torture constituted a «crime against humanity» — and therefore not subject to any statute of limitations — because it was part of the «war tactics and strategies used by the outlawed armed organizations against the civilian population.»

The ruling means that Bedoya’s kidnappers can no longer benefit from the 2005 Justice and Peace Law that was adopted during the so-called paramilitary demobilization (read the Reporters Without Borders report on this issue: http://en.rsf.org/colombia-paramilitary-black-eagles-poised-22-05-2007,22241.html). This much criticized law provides for limitation and even exemption from jail sentences in exchange for confessions and statements renouncing violence.

The communiqué that the attorney-general issued on 13 September questioning the soundness of Orozco’s decision caused such an outcry that he was finally forced to change course and support Orozco.

In a separate development on 20 September, the government began a series of consultations with journalists who were victims of the armed conflict. This is being done under the Law on Victims and Restitution of Land, which was adopted in 2011.

Reporters Without Borders hopes that this will represent another major step along the road to justice and truth, and points out that the paramilitaries continue to be the leading enemies of freedom of information in Colombia (http://en.rsf.org/colombia-warning-for-bogota-tv-reporter-16-07-2012,43034.html).

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Colombie

”Le cas de Jineth Bedoya doit montrer la voie de la justice pour les journalistes»

Reporters sans frontières accueille avec satisfaction et vigilance la dernière déclaration, en date du 20 septembre 2012, du Procureur général de la nation Eduardo Montealegre, reconnaissant comme ”crime contre l’humanit黝 les sévices subis en 2000 par la journaliste Jineth Bedoya Lima et attribués aux paramilitaires. L’organisation voit dans cette affaire un exemple de la répression systématique menée contre les journalistes dans le contexte du conflit armé.

”Le procureur général a dí» revenir sur ses propres déclarations qui contredisaient au départ une résolution favorable de la procureur des droits de l’homme Bibiana Orozco. Pour la magistrate comme pour Jineth Bedoya, nous réclamons une protection proportionnée í  l’importance du processus judiciaire et í  la très forte portée symbolique de ce dossier. Le cas de Jineth Bedoya doit montrer le chemin de la justice, au bénéfice de tous les journalistes victimes du conflit armé ou de violations systématiques des droits de l’homme commises, dans ce contexte, avec l’appui de l’appareil d’í‰tat», a déclaré Reporters sans frontières.

Corédactrice en chef de la rubrique judiciaire du quotidien El Tiempo, Jineth Bedoya enquíªtait í  l’époque des faits sur des cas de trafic d’armes, de disparitions et d’homicides survenus dans l’enceinte de la prison El Modelo í  Bogotá. C’est devant l’entrée du pénitencier oí¹ elle allait se rendre que des individus l’avaient enlevée, le 25 mai 2000. Séquestrée, Jineth Bedoya avait enduré tortures et agressions sexuelles. Trois paramilitaires des Autodéfenses unies de Colombie (AUC) font désormais l’objet de poursuites dans ce dossier : Mario Jaimes Mejí­a alias ”El Panadero», Jesús Emiro Pereira Rivera alias ”Huevoespica» et Alejandro Cárdenas Orozco alias ”JJ». Ce dernier a reconnu les faits.

Le 10 septembre dernier, la procureur Bibiana Orozco a émis une résolution qualifiant de ”crime contre l’humanit黝 — par essence imprescriptible — les actes dont a été victime Jineth Bedoya. La magistrate a considéré qu’ils relevaient des ”tactiques et stratégies de guerre des organisations armées hors-la-loi contre les populations civiles». La qualification de ”crime contre l’humanit黝 exclurait a priori pour les agresseurs de Jineth Bedoya le bénéfice de la loi Justice et Paix de 2005, votée au cours de ladite démobilisation des paramilitaires (lire le rapport de Reporters sans frontières sur le sujet : http://fr.rsf.org/colombie-paramilitaires-des-aigles-noirs-22-05-2007,22239.html). Très contestée, cette loi prévoit notamment des limitations voire des exonérations de peines de prison en échange du témoignage des intéressés et de leur renoncement í  la violence.

Or, le 13 septembre, le procureur Eduardo Montealegre a mis en doute, í  l’appui d’un communiqué, le bien-fondé de la résolution de sa collègue. Le tollé suscité par ce revirement l’a finalement incité í  se ranger í  l’avis de Bibiana Orozco.

Ce míªme 20 septembre, alors qu’un pas important a été franchi dans l’affaire Jineth Bedoya, le gouvernement a initié í  Bogotá une série de consultations auprès de journalistes victimes du conflit armé, dans le cadre de l’application de la loi sur les Victimes et la Restitution de terres votée en 2011. Reporters sans frontières veut croire í  un autre signal fort en direction de la justice et de la vérité. L’organisation rappelle, enfin, que les paramilitaires demeurent, en Colombie, les principaux prédateurs de la liberté d’informer (http://fr.rsf.org/colombie-un-journaliste-de-canal-capital-16-07-2012,43033.html).

Graciela Machuca

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