Renato Consuegra

DIFUNET

A lo largo de los últimos 20 aí±os los mexicanos hemos sido ví­ctimas —no se puede decir lo contrario cuando las agresiones vienen del poder— de lo que la propia gente, es decir, el imaginario popular supone una burla para despistar a la opinión pública: los mitos geniales, construidos para desviar la atención sobre hechos importantes de la vida nacional. Pan y circo dirí­an los clásicos.

Parafraseando al insigne poeta chiapaneco Jaime Sabines en el fragmento de uno de sus también notables poemas: «Yo no lo sé de cierto, lo supongo», es lo mismo que realiza una porción de los mexicanos, la opinión pública —que es lo mismo que la gente informada la cual, desgraciadamente, es una proporción menor—: suponen a la luz de los hechos, de las barrocas explicaciones, que sus gobernantes en función de autoridad, los pretenden engaí±ar. Y decir los pretenden engaí±ar es dar por ciento que los mexicanos lo consienten, más no lo aprueban.

Sean verdad o mentira, a lo largo de las dos últimas décadas ocurrieron temas que distrajeron la atención pública y que pasaron a ser mitos geniales porque las pruebas de su certeza siempre fueron cuestionadas.

Uno de los primeros mitos geniales fue la aparición del famoso chupacabras, aparecido allá por 1992, en pleno auge del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, cuando se aprobaban en el Congreso de la Unión varias reformas que consolidaban la fortaleza polí­tica del entonces presidente.

Al aí±o siguiente ocurrió el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y la famosa teorí­a de la confusión explicada por el entonces Procurador General de la República, Jorge Carpizo McGregor con el famoso Nintendo. Hoy aún existen versiones contrarias a dicha teorí­a por diversos sectores de la polí­tica nacional y de la propia Iglesia.

Otro aí±o más tarde, ocurrió el cuestionamiento nacional y bien merecido de la suplantación del famoso Mario Aburto, presunto asesino material de Luis Donaldo Colosio, pues el que se encuentra en Almoloya de Juárez difiere mucho del que fue detenido inicialmente en Lomas Taurinas.

Al aí±o siguiente, en 1995, el gobierno de Ernesto Zedillo y la Procuradurí­a General de la República encabezada por el panista Fernando Antonio Lozano Gracia sacaron a la luz pública e hicieron famosa a la presunta vidente Francisca Zetina, mejor conocida como ”La Paca», quien habrí­a ayudado a descubrir los restos del ex diputado Manuel Muí±oz Rocha, presunto autor intelectual del asesinato del entonces diputado José Francisco Ruiz Massieu. Hoy se encuentra presa por haber sembrado un cadáver en una propiedad de Raúl Salinas de Gortari.

En 1997, el 4 de julio, se anunció que Amado Carrillo Fuentes, mejor conocido con el sobrenombre de Seí±or de los Cielos, supuesto lí­der del Cártel de Juárez, habrí­a muerto en un Hospital en la ciudad de México tras someterse a una extensa cirugí­a plástica para cambiar su apariencia, cuando era acusado de haber lavado de más de $200 millones de dólares del Cartel de Medellí­n para financiar su flota e introducir más de 500 toneladas de cocaí­na a los Estados Unidos. Hay quienes afirman que se encuentra vivo y vive en otro continente.

Desde que el gobierno de Estados Unidos diera a conocer el suicidio de Mario Ruiz Massieu el 15 de septiembre de 1999, la polémica sobre su muerte creció a través de los aí±os, debido a que nadie, en ningún momento, vio el cuerpo sin vida de quien fuera subprocurador general de la República. Aí±os más tarde las dudas siguen sobre la muerte de quien en noviembre de 1994, cuando investigaba el asesinato de su hermano José Francisco, ocurrido el 28 de septiembre de ese aí±o, denunció que ”los demonios andan sueltos», y demandaba iniciar la investigación iniciando precisamente con el entonces presidente electo, Ernesto Zedillo.

Este domingo desapareció de las propias narices del gobierno del estado de Coahuila el cadáver de uno de los delincuentes más buscados de los últimos aí±os, Heriberto Lazcano Lazcano y a pesar de todas las explicaciones oficiales, la opinión pública, la gente informada, considera que es otro mito genial.

Graciela Machuca

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