Soledad JARQUíN EDGAR

Desde el Valle de Guadalupe en Ensenada, Baja California, donde se producen los mejores vino de este paí­s, una no tiene más que agradecerle a la vida porque nos permite abrir los ojos y darnos cuenta que este paí­s no avanza sólo por dos cosas: la corrupción y la ceguera institucional, coincidimos aquí­ periodistas de Diez Comunicación.

Reunión de trabajo para planear el próximo aí±o en la casa maravillosa de Adobe de Guadalupe, con la anfitriona Tru Miller, hasta donde nos trajo Martha Eugenia Dávila una excelente periodista mexicana especializada en Periodismo Turí­stico y debo decir amiga de muchos aí±os.

Imposible no comentar lo que ahora admiro, que quisiera que el paí­s completo estuviera así­ de desarrollado, como dice la frase común ”un paí­s floreciente», lástima que los polí­ticos, que no la polí­tica, lo echan a perder y hacen que florezcan las peores cosas. Lo único que sé, es que lo que aquí­ se planea para el aí±o 2013, a través de Diez Comunicación ha de salir muy bien.

Tierra donde integrantes de una organización religiosa de origen ruso, que retomaron lo que al paso del tiempo se convirtió en una tradición vitiviní­cola establecida en la conquista por religiosos católicos, y que se preservó a pesar de los malos tiempos, a mitad del siglo pasad, debido a las crisis, solo pudieron sobrevivir las grandes empresas y a partir de los aí±os noventa del siglo pasado, es decir hace menos de tres lustros, llegó Hugo de Acosta, etnólogo de la escuela de Santo Tomás, quien enseí±ó a hacer vino de manera rudimentaria pero con técnica a bajacalifornianos y extranjeros, hoy suman mas de 50 empresas vitiviní­colas que transforman los campos de vid, una postal para la memoria, para la esperanza.

Y desde aquí­, ”a la mitad de ningún lado»,  podemos decir a que las palabras se las lleva el viento y eso sucede cuando a los discursos no son sustentados con hechos, esa es la diferencia entre el norte y el sur, entre esta Ensenada y gran parte del territorio oaxaqueí±o.

Pero ni modo, hay que entrarle a las cosas terrenales o las que van más allá del piso sobre el que estamos, al inframundo en que convierten lo terrenal quienes no tienen ninguna vocación polí­tica pero encuentran en la polí­tica una forma de vida, de enriquecimiento y se auto vanaglorian a través de sus ”séquitos» y pretenden con palabrerí­a engaí±ar a su pueblo.

En eso se convierte el discurso polí­tico. Veamos: en los tres párrafos en los que de manera especí­fica se refiere Gabino Cué a las oaxaqueí±as, lo que dice está vací­o. Por un lado reconoce que la violencia y la criminalidad continúan lastimando a las mujeres, pero seí±or gobernador no sólo nos lastima a las mujeres, el asesinato de mujeres (que no se atreven a llamar por su nombre: violencia feminicida y feminidicio) lastima a toda la sociedad.

Cué, quien ha desencantado a quienes creyeron en el cambio prometido —lo cual habrí­a sido posible pero que se perdió entre el revanchismo de unos y la ambición desmedida de otros- sostiene que la ”instauración» de la Subprocuradurí­a de Delitos contra la Mujer, además de intensificar las actividades que realiza el Consejo Estatal para la Prevención, Atención y Erradicación de la violencia contra las mujeres, así­ como el próximo Centro Estatal de Justicia para Mujeres son su contribución, sin embargo, el hecho no es crear más burocracia sino respuestas efectivas y contundentes para que no sigamos contando este rosario de nombres en que se convierten las mujeres asesinadas.

Seí±or gobernador las familias de la ví­ctimas de la violencia feminicida y el feminicidio y a quienes saben la realidad de este problema, no les consuela ni les resuelve la orfandad en que se les deja cada vez una mujer es asesinada, saber que un centro de justicia en Oaxaca colocará a esta entidad como la número ocho del paí­s en contar con un organismo especializado en esta materia. Usted sabe que esa orfandad demanda justicia.

Por otra parte, creo que alguien debió decirle al gobernador Cué que no nos debe hacer patente su ”compromiso y decisión para intensificar la acción de la Procuradurí­a General de Justicia…», al final, esa es su obligación.

Sí­, seí±or gobernador, debemos acabar con la ignorancia que produce tanta violencia; la ignorancia de quienes basados en el machismo, la misoginia y el patriarcado siguen provocando la desigualdad entre mujeres y hombres.

Sí­, hay que acabar con la ignorancia que sigue provocando que en su gobierno solo una mujer sea parte de su gabinete.

Sí­, acabar con la ignorancia que provoca que durante su gobierno más mujeres hayan sido impugnadas luego de ser electas como autoridad municipal.

Sí­, hay que acabar con la ignorancia que hace que en el Legislativo (que ya no le toca, dicen) sigan sentados sobre la ley que tipifica el feminicidio y que después de aprobada en agosto pasado hayan pasado tres meses más, es decir, 90 dí­as más, sin que sea publicada y eso, sí­ le toca…hay más pero con esas muestras de ignorancia bastarí­an.

También me hubiera gustado que no le pase lo del cuento del Rey Desnudo de Hans Christian Andersen, por favor, dese cuenta.

Graciela Machuca

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