”No es lo mismo generar polí­ticas sobre nosotras que con nosotras»

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Durante la Mesa de Diálogo: Polí­ticas Públicas y Prostitución, convocada la pasada semana por la Defensorí­a General de CABA, legisladoras, funcionarias y activistas debatieron sobre polí­ticas públicas y prostitución en el marco de las dos posiciones sobre el tema que priman en nuestro paí­s: abolicionismo y reglamentarismo.

COMUNICAR IGUALDAD- Las legisladoras Maria Elena Naddeo, Marí­a José Lubertino y Laura González Tuí±ón; la integrante del Programa Las Ví­ctimas contra las Violencias Carola Saricas y las activistas Graciela Collantes, de la Asociación de Mujeres Argentina por los Derechos Humanos (AMMAR Capital); Lohana Berkins, de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT); Elena Reynaga, de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina en Acción por Nuestros Derechos (AMMAR Nacional); Marcela Romero, de la Asociación Travestis, Transexuales, Transgénero de la Argentina (ATTTA); y Claudia Brizuela, de la Secretarí­a de Género de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), debatieron sobre polí­ticas públicas sobre prostitución en el marco de las distintas posiciones que cada una tiene en relación al debate abolicionismo-reglamentación (ver Trabajadoras sexuales- ví­ctimas de explotación sexual: el intento de lograr un consenso).

Este es un camino complejo con profundos debates —seí±aló en la apertura de las jornadas Bettina Castorino, secretaria de Derechos Humanos de la Defensorí­a General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y anfitriona del evento-. Estas discusiones en algunos casos impiden o traban la adopción de medidas concretas por parte del Estado. Por eso hicimos estas jornadas, para encontrar un camino de medidas positivas. Queremos poder pensar desde la Defensa Pública acciones no penales, que podamos hacer un aporte en estas luchas que no sea solo reactiva, interpelando al Poder Ejecutivo si hace falta reclamar una polí­tica.»

La legisladora del Frente Progresista y Popular Marí­a Elena Naddeo seí±aló que la prostituciónes uno de los grandes temas que tenemos pendientes en la sociedad contemporánea. Avanzamos fuertemente en el paradigma de derechos humanos pero hay temas que siguen estando fuera de la discusión y con cierta resignación y naturalización. Nuestro paí­s suscribió hace muchos aí±os la Convención de 1949 con lo cual se inscribió normativamente dentro del abolicionismo. Luego en Beijing se fue orientando la discusión a que la explotación sexual es una de las formas de violencia de género, que expresa subordinación entre los géneros. Todos los indicadores e investigaciones muestran que le ejercicio de la prostitución genera múltiples traumatismos en la vida de las personas que ejercen esa actividad. Y al ponerlo en el marco de la subordinación de genero, están en una situación de riesgo y vulneración de derechos mucho mas potente que cualquier otro grupo de trabajadores«.

Luego agregó en relación al caso de Marita Verón: ”En los últimos aí±os la discusión sobre trata ocultó el debate sobre explotación sexual. Ahora vuelve a instalarse en la agenda porque es parte de la realidad, porque cada vez que se allana un prostí­bulo aparecen mujeres esclavizadas. El caso de Marita Verón es muy paradigmático. Al avanzar la lucha contra las redes aparece la mirada prohibicionista con mucha fuerza porque hay que clausurar esos lugares, pero no aparece con la misma fuerza la cuestión de fondo que es la generación de polí­ticas de inclusión laboral y trabajo genuino para las personas que quieran salir de la situación de prostitución«.

En la invitación a estas jornadas se habla de polí­ticas públicas y prostitución, eso para muchas es trabajo sexual —dijo en su intervención la legisladora del Frente Amplio Progresista Laura González Tuí±ón-: un trabajo que no eligieron, al que llegaron por aí±os de exclusiones, falta de condiciones y de derechos. Debemos preguntarnos cómo hacer para promover derechos en lugar de prohibir. Es muy difí­cil que se deje de optar por el trabajo sexual si no hay condiciones dignas de trabajo en la sociedad.«

Las protagonistas

Luego de la primera mesa de legisladoras y funcionarias llegó el turno a las protagonistas. ”Nosotras hicimos en el 2007 una investigación sobre la situación de la comunidad trans en Argentina y vimos que el 99,99% de nuestras compaí±eras ejercen el trabajo sexual o la prostitución, que es algo impuesto por el Estado y la sociedad para nosotras —dijo Marcela Romero, de la Asociación Travestis, Transexuales, Transgénero de la Argentina (ATTTA)-. Hay un 20% de personas trans que sí­ son trabajadoras sexuales, pero el restante 80% no, lo asumen como algo necesario para subsistir porque no tenemos otros espacios laborales para integrarnos. La responsabilidad de por qué una llega a muchas situaciones el del Estado.»

Nuestro objetivo es centrar la discusión en las polí­ticas públicas ausentes, al margen de cómo nos llamen o nos quieran llamar —dijo Graciela Collantes, de la Asociación de Mujeres Argentina por los Derechos Humanos (AMMAR Capital), organización identificada con el abolicionismo-. Porque sinole hacemos el juego al Estado: sigan discutiendo las putas mientras nosotros nos hacemos los pelotudos’. Cuando sale un patrullero a hacer un acta contravencional en la Ciudad de Buenos Aires no nos preguntan si somos trabajadoras sexuales o mujeres en situación de prostitución, en cambio las polí­ticas integrantes van a ser para todas.«

Yo no vendo el cuerpo, vendo fantasí­as sexuales —dijo a su vez Elena Reynaga, rechazando la forma de calificarla de algunas de las personas presentes; Reynada es la cara más visible de de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina en Acción por Nuestros Derechos (AMMAR Nacional) que lidera en Argentina la posición reglamentarista -. Un paí­s en el que la gente no pague por sexo es una utopí­a. Pero hoy hay compaí±eras trabajadoras sexuales que formaron cooperativas de trabajo: que pagan ellas del departamento a fin de mes y no hay nadie que se lleve un porcentaje de su trabajo. Y esas compaí±eras están siendo acosadas por inspectores del Gobierno de la Ciudad, porque a partir de organizarse dejaron de pagarle a la policí­a y al gobierno de la ciudad. Y hoy hay que darles una respuesta ellas, no maí±ana.»

Yo creo que desde las diferentes organizaciones ya estamos capacitadas para sentarnos y debatir—concluyó Lohana Berkins, de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT)-. Si fuera un trabajo ¿cuáles serí­an las modalidades de funcionamiento de ese trabajo? A mi me interpela esta pregunta. También querrí­a discutir cómo la justicia construye a la ví­ctima; lo hace desde un relato desgarrador, como testimoniante, y ahí­ cotiza más la construcción de la ví­ctima mujer. Por otra parte, el 98% de nuestra comunidad se prostituye, pero la mayorí­a de las mujeres pobres no se prostituyen. Entonces no generemos el fenotipo de personas que se prostituyen. Nosotras queremos discutir polí­ticas públicas para nuestro sector, no queremos ser solo testimoniantes. No es lo mismos generar polí­ticas sobre nosotras que con nosotras.»

Graciela Machuca

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