Plataformas electorales, sustancia fundamental en el voto

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A  Reserva


Bárbara GARCíA CHíVEZ

En operación el proceso electoral Oaxaca 2013. El PAN, PRI, PRD, PT, MC, PANAL, PUP, PSD y PVEM son los nueve partidos con registro estatal, que competirán en las elecciones de Oaxaca este 2013, cada uno tendrá 15 dí­as para elaborar sus plataformas electorales, rumbo a  las elecciones del próximo 7 de julio, para elegir planillas municipales en 152 ayuntamientos que se rigen por la ví­a de partidos polí­ticos y renovar el Congreso local.

Estos nueve partidos, siete con registro nacional y dos estatales -PUP y PSD-, deberán presentar a más tardar el 31 de enero sus plataformas electorales ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana para suscribirse al próximo proceso electoral local.

La plataforma electoral es el documento en el que se plasman las propuestas de gobierno de los partidos polí­ticos y generalmente permiten diferenciar posiciones polí­ticas, planes de trabajo y agendas con las cuales se buscará convencer al electorado que voten por su oferta polí­tica.

í‰sta debe situarse en la realidad socioeconómica y polí­tica para dar paso a la argumentación del proyecto polí­tico, las propuestas y planes, mediante un sentido congruente y lógico respecto a la doctrina y principios básicos que le dan sentido, esencia y razón de ser a un partido polí­tico.

Una plataforma electoral, verdaderamente democrática, debe considerar a la ciudadaní­a y los diversos sectores sociales con la finalidad de que se plasmen las verdaderas necesidades que se tienen en todos los rubros, para que después, dichos aspectos se conviertan en agenda pública.

Todas estas implicaciones resultan sin duda de interés general frente al obsequio de nuestro voto -quiénes son, qué proponen y qué intereses representan-.

La pregunta serí­a ¿Cómo sabremos que dicen las plataformas electorales? Una respuesta conveniente es que la autoridad electoral del estado cumpla con su obligación de informar por todos los medios a su alcance a la población todo aquello que permita analizar y discernir un voto razonado. Sin duda la plataforma electoral es una información sustancial.

Es importante precisar que la plataforma electoral es solo una proyección que cada vez resulta más laxa y desobligada, considerando que la autoridad electoral no hace un eficaz análisis que permita incidir en la coherencia del proyecto con los documentos básicos e ideológicos de cada partido. Las autoridades electorales hoy por hoy son árbitros de competencias entre organismos polí­ticos que juegan en alianzas y coaliciones aberrantes en razón precisamente de sus plataformas electorales, imposibles de reconciliar con argumentos que solo implican ganar por ganar.

Oaxaca, como el resto del paí­s, ha experimentado las alianzas electorales inexplicables para una buena parte de la sociedad, si se considera las disimilitudes diametrales existentes entre los principios básicos de un partido y otros que dejan de lado para derrocar al contrincante sin más argumento válido que el acceso al poder en mamotretos cuyo fundamento es: qué y cuánto me toca.

Pues sí­, todo indica que así­ será en estas elecciones locales 2013, se concretarán las coaliciones, por lo pronto las anunciadas de antemano PAN-PRD; PRI-PVEM  y se vislumbra otra más entre MC-PT-PUP. Las coaliciones que se registren de acuerdo a la ley estatal electoral, tendrán que presentar el convenio respectivo antes del 17 de febrero, situación que demuestra la flexibilidad extrema de los actuales partidos polí­ticos para desprenderse de sus postulados propios en aras de un producto de mercado electoral.

Estas alianzas no se construirán en base a acuerdos concretos estratégicos en un distrito o municipio, lo cual serí­a entendible en casos especí­ficos, se hace incomprensiblemente por mandato de ley en todos los ayuntamientos o distritos obligatoriamente para los partidos coaligados, lo que hace por supuesto más fácil la tarea del instituto electoral que con esta decisión no solo permite sino promueve la polí­tica de alianzas que desfigura cada vez más la existencia de los partidos polí­ticos por su diversidad programática y de principios ideológicos.

Es importante aclarar que en una coalición electoral desaparecen las plataformas electorales propias para establecer una plataforma común donde deben establecerse los acuerdos polí­ticos y principios comunes y programáticos que den origen a su agenda. Muy difí­cil es tan solo imaginar estas convergencias, por ejemplo, entre el PAN y el PRD en materia de libertades y derechos ciudadanos como son los de la mujer y su libre decisión sobre su sexualidad y reproducción, o los que implican la diversidad sexual, la muerte asistida y otros tantos más.

Desde hace tiempo las plataformas electorales conforman un conflicto ético-polí­tico que reviste no solo la incongruencia doctrinaria y estrategias de acción a la que se recurre para hacer discursos y debates, utilizando los medios de comunicación, para hacer de esta confusión algo común. Lo curioso es que no importa a qué partido pertenezca un candidato, todos pueden usar la plataforma electoral de otro partido sin encontrar aparentemente contradicción con la suya.

¿De qué sirven las plataformas que los partidos polí­ticos registraran en el Instituto Federal Electoral para estas elecciones federales? ¿Qué tanto se podrán conocer? ¿Determinan o siquiera orientan al voto? ¿Reflejan las diferencias que existen entre los partidos?

Las  plataformas deberí­an ser el elemento central en la definición de la simpatí­a por uno u otro partido o candidato. Pero aún cuando la propuesta de los partidos tenga alguna influencia, otros elementos parecen pesar más, como la figura personal de los candidatos, la vinculación de las campaí±as a problemas más inmediatos de la población, la gestión de demandas o la atracción que susciba la búsqueda del voto basada, principalmente, en la denuncia o cualquier orientación que con todo y ser propia de la actividad polí­tica no es la central tratándose de las elecciones municipales y legislativas.

Es obvio que los propios partidos parecen otorgar mayor relevancia a otros elementos que pueden influir en el ánimo del electorado. Este es un juego perverso que consiste en simular que vivimos en una ”democracia». Dadas nuestras carencias que históricamente han sido muchas, el candidato que más nos dé en su campaí±a y más nos prometa tendrá nuestro voto. Pero los partidos polí­ticos son organizaciones sociales que se representan a sí­ mismas en beneficio de sus agremiados y todo compromiso termina al llegar al poder.

Cada nueva elección supone la renovación de la esperanza, ojalá esta vez sea distinto y la ciudadaní­a asume su poder de decisión frente a la improvisación y la ocurrencia.

Graciela Machuca

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