Al caballero de la pluma — Por Armando Tiburcio Robles

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¿Libertad de prensa?

Tierra prometida.

Cuando el pensamiento independiente incomoda la piel sensible de los seí±ores del poder sus reacciones no dejan lugar a la sospecha: domina la vena autoritaria. El diagnóstico ya conocido lo determina la evidencia: mandan con uso extremo de su fortaleza: la ignorancia violenta.

La voz propia -aunque Sergio se llame y por tenue que sea- les rompe los nervios. No toleran la crí­tica: les enferma. Acostumbrados a las loas obligadas y al balido les estorba la palabra. Entonces le cierran la puerta y en cuanto pueden la difaman, la amordazan, la  doblegan con el hambre, la mandan eliminar o la exilian. Imponen la sumisión como condición y regla: todos a repetir la verdad oficial; obedezcan y cállense… o aténganse a las consecuencias. Gozan doblando voluntades, dignidades y conciencias.

Sentencia sumaria contra la inteligencia. Sálvese quien pueda.

Autoritarismo que estimula la reproducción de su mejor caldo de cultivo: la sociedad bárbara en la que confrontación y control sustituyen a entendimiento y tolerancia. Ese lugar dónde el estado de derecho es usado sólo como fachada, como instrumento de coerción o como coartada.

La ley que vale es la del más fuerte. ¿Qué se puede esperar? Triunfa el que más arrebata. Aunque suele suceder que su victoria sea efí­mera -lo que dura la existencia de los mortales- y su derrota imperecedera.

Ninguna novedad, me dirán. Seguramente. Lo hago notar para dejar constancia. Una vez más. Identificación de una realidad y su persistencia. Tiempos que corren…

Y para resaltar: lo que realmente vale es el valor para resistirla.

La libertad de expresión y de prensa es un valor intrí­nseco a la democracia. Sobre todo ahora cuando difusión es sinónimo de planeta.

Con respeto y reconocimiento para los que defendiéndola, resisten.

Febrero 3, 2013

Graciela Machuca

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