El chile, sí­mbolo de mexicanidad por su sabor y cualidades curativas

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Periódico La Jornada
Sábado 4 de abril de 2015, p. 29

De colores intensos o pálidos, de forma esférica o alargada, el chile (Capsicum spp.) se ha convertido en un sí­mbolo de la mexicanidad, aunque el origen de este fruto corresponde a todo el continente americano. Se trata de una de las especies vegetales de mayor diversidad e impacto económico en el mundo.

Con múltiples usos culinarios, la planta domesticada hace miles de aí±os se ha convertido en un insumo indispensable para la cultura mexicana por su sabor y sus cualidades curativas. Las variedades más cultivadas son el jalapeí±o, serrano, pimiento morrón, de árbol, chilaca, poblano, marisol y piquí­n.

Especialistas reunidos en el foroCapsicum, El chile: ciencia y cultura, organizado por El Colegio Nacional, destacaron que desde tiempos prehispánicos ha estado en la mesa, el rito, la cultura, la picardí­a y hasta en los campos de guerra, pues debido a sus efectos irritantes al tostarlo, fue empleado como arma contra ejércitos enemigos.

En México prevalecen las especiesCapsicum annuum (rocoto y ají­ amarillo), Capsicum chinense(habanero) y Capsicum frutescens(tabasco). Especialistas en antropologí­a, medicina y neurociencias explicaron que la capsaicina, sustancia quí­mica que proporciona el picor a este fruto, es uno de los principales irritantes naturales que consumimos.

Luis Alberto Vargas, especialista y antropólogo, destacó que las diversas variedades de chile han estado presentes en nuestra mesa, pero también cumplen una función decorativa, ya sea como frutos frescos o como representaciones plásticas. Están presentes en ofrendas, fachadas de iglesias, en el interior de las casas e incluso en obras pictóricas.

En cuanto a sus efectos neuroquí­micos, Ranier Gutiérrez, investigador del Laboratorio de Neurologí­a del Apetito del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN), destacó que la capsaicina no activa el sistema gustativo de nuestra lengua, sino el sistema trigeminal, que conduce las sensaciones de dolor de las zonas orales y maxilofaciales.

Por ello, destacó que si bien la mayorí­a de las personas afirma que consume chile para ponerle sabor a la comida, en realidad la capsaicina carece de sabor propio, y al ser un irritante natural, su consumo excesivo puede provocar inflamación, irritación y dolor.

La lengua, enfatizó, está repleta de células epiteliales. Y una vez que entra en ellas la capsaicina, en realidad no importa que tomes agua, no disminuirá la sensación de irritación. Aunque, explicó, sí­ hay un efecto en cuanto a la temperatura de la boca (37 grados), elevar el calor consumiendo bebidas calientes no ayudará a contener la sensación irritante de la capsaicina, pero si bajamos la temperatura con bebidas frí­as, se podrá tener una alivio temporal, hasta que se vuelva a elevar la temperatura en la boca.

Agregó que el consumo excesivo de chile puede generar un fenómeno de desensibilización de la capacidad gustativa. Se ha demostrado, seí±aló, que la capsaicina también suprimeligeramente la percepción del sabor dulce. Es la única sensación que se ve afectada.

Graciela Machuca

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