Bob Dylan: Premio Novel de Literatura

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Recopilación de Ismael Gòmez-Dantès—-

ESPECIAL *SOBRE EL POLEMICO NOBEL DE LITERATURA A BOB DYLAN , Premio Pulitzer honorí­fico, concedido en el 2008 por el ”extraordinario poder poético» y ”su profundo impacto en la música popular y la cultura de Estados Unidos»; el Premio Prí­ncipe de Asturias, en el 2007; la Medalla de la Libertad, que le otorgó el presidente Barack Obama en el 2012; la Orden de las Letras y las Artes, del Ministerio de Cultura de Francia; todos estos, además de los musicales: un Globo de Oro, múltiples Grammy y su lugar en el Salón de la Fama del Rock and Roll.

* La revista Science recopiló las pruebas de una curiosa competencia de décadas entre cientí­ficos que publicaron sus ensayos —al menos unos 727 identificados— en revistas especializadas, citando canciones suyas para describir de alguna forma sus resultados. En 1997, Nature publicó con total seriedad el artí­culo El óxido ní­trico y la inflamación: la respuesta flota en el aire.

LAS FRASES Y LO MAS VIRALIZADO….

» No tengo ninguna duda de que la obra de Dylan es literatura, es poesí­a. No tengo problema con que se haya premiado a un cantante que compone canciones con letras poéticas. No tengo problema tampoco con el hecho de que se haya premiado no a un poeta «culto» sino a un poeta «popular». Como en casi todas las artes: hay poesí­a buena o mala. El problema es que hay muchos poetas vivos MUCHO mejores que Dylan, y no se diga de los muertos. Simplemente no hay comparación entre la obra poética de Dylan y la obra poética de Neruda, Paz, Transtrí¶mer, Szymborska o Heaney, o la obra de poetas actuales que no han recibido el Nobel, como Adonis, un poeta sirio a quien debieron haber premiado hacer aí±os. ..
Irvine Walsh, autor de Trainspotting, escribiò al respecto:

«Soy fan de Dylan, pero este es un premio de nostalgia mal concebido, arrancado de las próstatas rancias de hippies seniles y balbuceantes». Salman Rushdie y Juan Villoro, en cambio, están felices. En fin, no seré yo quien hable mal del gran Dylan, un entretenido trovador.»

Dr. Octavio Gòmez-Dantès

» Con el Nobel , la Academia Sueca abre una puerta singular. Dylan no es el í¹nico cantautor dotado de virtudes literarias. El mismo camino podrí¬an recorrerlo otros como el canadiense Leonard Cohen o el australiano Nick Cave»

Carlos Solano

» Por fin se ha abierto la posibilidad de premiar escritores cuyas puestas en escena no necesariamente ocurran en libros, sino, por ejemplo, en series de televisiòn, en peí¬í¬culas, còmics, e instalaciones… Es una ruptura. Y el mensaje es que la literatura NO es una sola , y tiene diferentes puestas en escena: Que le den el premio a Woody Allen, a Leonard Cohen, a Simon & Garfunkel , o a Quino, estarí¬a bien , porque èso tambièn es literatura .»

Silva Romero

«Creo que la Academia tiene una gran pasiòn por el desconcierto, por hacer siempre lo que la gente en el mundo supone que no harí¬a jamí s…»

Juan Esteban Constain /Escritor y Columnista de periòdico El Tiempo.

«El aí±o pasado lo ganò la bielorusa Svetlana Alexievich, quien no es novelista ni es poeta ni es dramaturga, pero hace literatura en el terreno periodí¬stico.»

Ricardo Silva Romero /Escritor

«Por tanto , este galardòn » no sòlo es importante , porque desafí¬a los lí¬mites del libro, sino porque ignora afortunadamente , la frontera que divide lo «culto» de lo «popular» . La Academia sueca se estí  modernizando mí s rí pido que la misma crí¬tica y la misma academia universitaria, en donde todaví¬a cunden la rigidez y un tradicionalismo pacato.»

Carolina Saní¬n /Profesora y escritora.

» Destaca el impacto implí¬cito de Dylan en la historia de la literatura , que inspira a otros personajes de las letras , como Ta Nehisi Coates o el crí¬tico Christopher Ricks».

Dwight Garner / Crí¬tico

«Este Nobel reconoce lo que siempre hemos sentido desde hace mucho que es cierto: que el seí±or Dylan entre las voces (literarias) mí s autènticas que Estados Undios ha producido, un constructor de imí genes tan audaz y resonante como Walt Whitman o Emily Dickinson»

Dwight Garner

» A Gunther Grass nadie lo reconoce como el gran pintor expresionista que es. Celebro que la Academia muestre su amplitud de miras, muy a tono con la interdisciplinaridad que se da en esta modernidad extendida en la que vivimos…»

Profesor Iví n Parra

«Lo que llamamos poético es reconocible no sólo en un poema o en otro género literario, sino también en narrativas visuales, tales como la pintura, la fotografí­a y el cine. Con mayor razón entonces lo poético se puede dar en letras de canciones que, en muchos casos, son poemas musicalizados. Y ejemplo de esto sí­ abundan: Garcí­a Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado y hasta el mismo Neruda. Eso sin tener en cuenta que Cien aí±os de soledad da para unos cuantos vallenatos. Existe un libro de Darí­o Jaramillo en el que reconoce y analiza la poesí­a en las formas musicales latinoamericanas como el bolero. En las canciones del rock y del pop abunda la poesí­a, hecha de metáforas y de imágenes poéticas muy potentes, le doy dos ejemplos: Cat Stevens y Joan Baez. En Bob Dylan (tan cercano a la poesí­a que se puso ese apellido como homenaje al poeta Dylan Tomas) abunda la poesí­a, con seductoras descripciones urbanas, pero además, él tiene libros de poesí­a como tal (Tarántula) y textos narrativos (Crónicas I, II y III). Para mí­, es un poeta extraviado en la música.

Jorge Iván Parra, profesor de la U. Santo Tomás y crí­tico literario de Lectura de EL TIEMPO

» Creo que es un Nobel merecido; es más: es un Nobel quizás con más merecimientos que el de muchos de los galardonados en el pasado y que se dedicaban solo a la literatura, digamos ‘escritores’ en el sentido más convencional y restringido de la palabra. Y creo que eso es lo que está premiando la Academia Sueca esta vez: la grandeza inequí­voca de Bob Dylan como poeta; su influencia insoslayable en la cultura popular, de la que ha sido quizás el mejor de sus juglares, un profeta muy certero. Y eso también está presente en este premio: la aceptación, por fin, de que la literatura va más allá de los libros, porque además durante siglos su refugio fue la música.»

Juan Esteban Constaí­n, escritor e historiador

«Creo que el premio para Bob Dylan es un premio para él, para su misterio constante, primero que todo, porque después de todas las reflexiones Dylan es sobre todo -con Paul Simon, Paul McCartney, Leonard Cohen- uno de los principales compositores de canciones de los últimos tiempos, una voz ronca que describe el mundo como iluminando rincones que uno no ve y articulando experiencias que de lo contrario parecerí­an delirios, pero también creo que es un premio que recuerda que desde el principio las canciones han sido el centro de la literatura, que toda literatura tiene puesta en escena y suena, y es un premio que pone en evidencia que de Estados Unidos no sólo han venido gringos salvajes como Trump, sino personas irrepetibles capaces de la ambigí¼edad y de la crí­tica.»

Ricardo Silva, escritor

ESTA VEZ EL TIEMPO , LE GANO A «EL PAIS…» PUBLICO (PARA MI HUMILDE GUSTO..) LA MEJOR POLEMICA DEL NUEVO NOBEL… BOB DYLAN.. (THE TIMES ARE CHANGING…)

*Tomado de El Periòdico «El Tiiempo» de Colombia

 

TEXTO COMPLETO DE CARLOS SOLANO /ESCRITOR Y COLUMNISTA

 

”Si el tiempo es para ti algo que vale la pena conservar, entonces es mejor que empieces a nadar, o te hundirás como una piedra, porque los tiempos, ellos, están cambiando», cantó Bob Dylan en 1963, en medio de una diatriba que no dejaba en pie a nadie: polí­ticos, escritores, crí­ticos, pero también ”padres y madres». La canción se titulaba ‘The Times They Are a-Changin’.

 

Era una profecí­a que se cumplió. Los tiempos en efecto cambiaron, y pocos hicieron algo por evitar la guerra y el ”desvanecimiento del orden». Paradójicamente, son tantos los cambios que hasta un cantautor se puede ganar el Premio Nobel de Literatura.

 

Este jueves, en un hecho sin precedentes, la Academia Sueca le otorgó el máximo galardón de las letras al artista estadounidense, reconociendo en la lectura del fallo que Dylan sembró ”nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción americana».

 

”Este Nobel reconoce lo que hemos sentido desde hace mucho que es cierto:que el seí±or Dylan está entre las voces (literarias) más auténticas que Estados Unidos ha producido, un constructor de imágenes tan audaz y resonante como Walt Whitman o Emily Dickinson», seí±aló ayer Dwight Garner, crí­tico literario de The New York Times.

 

Que le hayan otorgado a Dylan (quien tiene una única novela, titulada ‘Tarántula’) el máximo reconocimiento de la literatura sacudió al mundo —en especial a los no estadounidenses—, que esperaba tal mención para una pluma editorial hiperproductiva o un autor consumado —que no es lo mismo que un best seller—. Pero este premio habí­a sido otorgado el aí±o pasado a Svetlana Alexiévich, quien tampoco figuraba entre las grandes apuestas de los crí­ticos literarios.

 

Lo irónico es que con Bob Dylan las sorpresas no deberí­an ser sorpresa. Uno de sus legados ha sido, precisamente, cachetear a la humanidad en momentos necesarios para hacerla despertar.

 

Basta situarse en 1962, cuando Dylan publicó su álbum debut, de tí­tulo homónimo, que inició la forma en que la música folk se adaptarí­a al momento, de cara a una década que pronto se abrirí­a a muchos cambios culturales.

 

Era el Estados Unidos del endurecimiento de la Guerra Frí­a (cuando Rusia lo amenazaba desde Cuba); mientras Kennedy prometí­a que al final de la década enviarí­a a un hombre a la Luna, las familias se congregaban frente al televisor a ver Los Beverly Ricos y la segregación racial seguí­a rampante.

 

La propuesta de Dylan significaba algo totalmente diferente de la música de Hank Williams, quien habí­a sido el í­dolo country en las estaciones de radio desde los aí±os 50, es decir, el imperio de la música de los blancos. Pero también era una visión mucho más urbana del folk, frente a lo que habí­a documentado el folclorista Alan Lomax en sus viajes por el Estados Unidos rural.

 

Heredó todo el folk’

 

Un aí±o antes de ese lanzamiento, el cantautor habí­a hecho realidad el sueí±o de contactar a su máximo héroe, el artista folk Woody Guthrie, de quien tomó sus banderas y cuya militancia comunista estaba decretada de plano en su guitarra, que lucí­a una calcomaní­a con la leyenda This Machine Kills Fascists’ (Esta máquina asesina fascistas’).

Esos diálogos que los dos músicos sostuvieron en el hospital psiquiátrico de Greystone, en donde Guthrie enfrentaba la enfermedad de Huntington, pulieron la mirada crí­tica de Dylan.

 

Fue en 1963 cuando publicó The Freewheelin’ Bob Dylan, el álbum que incluí­a Blowin’ in the Wind, Don’t Think Twice, It’s All Right, I Shall Be Free, Girl From the North Country, A Hard Rain’s A-Gonna Fall, entre otras canciones que son piedras angulares.

 

En la carátula de este álbum aparecí­a Dylan caminando por las calles de Nueva York junto a la artista Suze Rotolo, su novia entonces, soportando el frí­o de los vientos de otoí±o. El impacto que tuvo en la cultura popular, en los cí­rculos universitarios y en la bohemia de la ciudad fue contundente.De Blowin’ in the Wind se desprendió una letra cargada de poesí­a absoluta: ”¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre antes de que lo llames hombre’? ¿Cuántos mares debe ver una paloma blanca antes de que se duerma en la arena? ¿Cuántas veces tienen que volar las balas de caí±ón antes de que sean prohibidas para siempre? La respuesta, amigo, está soplando en el viento».

 

Entonces, otros artistas empezaron a seguirlo reinterpretando sus canciones. El trí­o Peter, Paul & Mary y Joan Baez saltaron con él a la empoderada escena de los cantautores folk.

 

Pero Dylan volvió a sorprender: en 1964 lanzó Another Side of Bob Dylan (Otro lado de…), con canciones como Chimes of Freedom y el ví­nculo creativo con Baez, pero sobre todo con una carga de influencia blues. Estas hibridaciones parecen algo común hoy, pero en ese momento eran un choque cultural que no mucha gente estaba dispuesta a aguantar.

 

Cuando su poder acústico se convirtió en una marca, entonces Dylan volvió a sacudir todo y a todos: en 1965 publicó Bringing It All Back Home, que era el giro a la electricidad, al rock sin pelambres, e hizo uno de los videos más geniales de la historia, el de Subterranean Homesick Blues, aquel de los letreros que va cambiando en sus manos.

 

No se trataba solo de un Dylan contestatario. Su poesí­a se desgranó en canciones de un profundo sentimiento, como Every Grain of Sand, de 1981: ”Cuelgo de un hilo de la realidad del hombre, como cada gorrión que cae, como cada grano de arena». O también un himno al amor, como lo es Love is Just a Four-Letter Word, de 1967.

 

Esa historia continuó así­ con Highway 61 Revisited, Blonde on Blonde, John Wesley Harding, Nashville Skyline, en los aí±os 60; con A Tribute to Woody Guthrie, Planet Waves, Before The Blood, Blood on the Tracks, The Basement Tapes, Desire, Hard Rain, Street Legal, en los 70; con Empire Burlesque, Oh Mercy y otros más, de menor impacto, en los 80.

 

Estuvo activo en los 90 con su MTV Unplugged, con Good as I Been to You y con Time Out of Mind. Y en la década pasada brillaron Love and Theft, Modern Times y la banda sonora de la pelí­cula I’m Not There, que recreaba su vida a partir de las vidas de diferentes Bob Dylans’ en diferentes momentos que simbolizaban su vida, resumiendo tal vez una de las frases más célebres de Dylan: ”Hablo por todos nosotros. Soy el vocero de la generación».

 

El legado del poeta

 

La noticia del Nobel llegó unos dí­as después de la máxima locura del rock and roll, el festival Desert Trip, en el que Dylan se reunió con los también septuagenarios The Who, The Rolling Stones, Neil Young, Paul McCartney y Roger Waters. Apenas estábamos recobrando el aliento.

 

Pero en su comentario el crí­tico Garner destaca el impacto implí­cito de Dylan en la historia de la literatura, al inspirar a otros personajes de las letras, como Ta-Nehisi Coates o el crí­tico Christopher Ricks.

 

Con el Nobel, la Academia Sueca abre una puerta singular: Dylan no es el único cantautor dotado de virtudes literarias. El mismo camino podrí­an recorrerlo otros como el canadiense Leonard Cohen o el australiano Nick Cave, quienes además de un legado compositivo extenso, sí­ tienen sendos catálogos de novelas publicadas.

 

Pero incluso hoy es difí­cil intentar medir el impacto que ha tenido Dylan en la cultura, en el concepto más amplio de la palabra. La revista Science recopiló las pruebas de una curiosa competencia de décadas entre cientí­ficos que publicaron sus ensayos —al menos unos 727 identificados— en revistas especializadas, citando canciones suyas para describir de alguna forma sus resultados. En 1997, Nature publicó con total seriedad el artí­culo El óxido ní­trico y la inflamación: la respuesta flota en el aire.

¿Por qué un Nobel de Literatura para Bob Dylan? Tal vez la respuesta flota en el aire.

 

¿Por qué un Nobel de Literatura para Bob Dylan, cantautor cuya faceta literaria luce menor frente a su inmenso catálogo musical? Tal vez para confirmar que los muros para contener el arte se derrumban.»

 

CARLOS SOLANO / PERIODICO EL TIEMPO DE BOGOTA

Graciela Machuca

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