”Soy mujer, soy paz» sigue vigente en Colombia

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laindependent.cat—

Tras el frustrante resultado del plebiscito del pasado 2 de octubre en Colombia, que rechazó el acuerdo por la paz firmada entre las FARC y el gobierno colombiano, las organizaciones de mujeres de este paí­s mantienen su objetivo de erradicar la violencia.

Un total de 700 organizaciones de mujeres se reunieron en la II Cumbre de Mujeres y Paz, los pasados dí­as 19, 20 y 21 de septiembre y sus conclusiones, aunque estuvieron dirigidas hacia la puesta en marcha del acuerdo rechazado por el plebiscito, siguen vigentes especialmente en lo que toca a género.
Con el concepto «Soy mujer, soy paz», la II Cumbre se celebró en el hotel Tequendama de Bogotá, lugar que simbólicamente significa mucho por haber sido el centro de uno de los atentados de las FARC en la capital del paí­s.
Esta cumbre es el resultado de mucho trabajo y supone un ejemplo para otras negociaciones de paz en el mundo en los que la voz de las mujeres no ha sido tenida suficientemente en cuenta.

El por qué de una cumbre y quién la organiza
El estudio mundial sobre la aplicación de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de NNUU sobre Mujeres, Paz y Seguridad afirma que cuando las mujeres desempeí±an un papel importante en los acuerdos de paz, las posibilidades de que esta sea duradera aumentan. Por el contrario, la exclusión de las mujeres en los procesos de negociación compromete la reconciliación y la unión, siendo muy probable que el conflicto social surja nuevamente.
Esto lo tienen claro las nueve organizaciones de mujeres y feministas que forman parte del comité polí­tico que ha impulsado la primera y segunda cumbres de Mujeres y Paz en Colombia. Se trata de un colectivo de organizaciones que, más allá de su convicción polí­tica y de sus diferencias, están seguras de que la participación de las mujeres es vital en un proceso hacia la paz, que consideran inminente.
El comité polí­tico ha sido también apoyado en la organización del evento por agencias de cooperación de varios paí­ses y por Naciones Unidas, teniendo ONU Mujeres la responsabilidad de la secretarí­a técnica.

II Cumbre Mujeres 1
El resultado de un largo pero exitoso proceso
La II cumbre da continuidad a la primera de 2013 en la que participaron 400 personas de 30 departamentos de los 32 del paí­s, y durante la que se formularon las apuestas desde las mujeres al «Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera» entre las FARC-EP y el Estado Colombiano, y concretamente a su punto sexto relativo a los mecanismos de implementación, verificación y refrendación del proceso. Las discusiones se centraron en ese punto por ser el más importante en ese momento ya que definí­a la participación y representación durante las negociaciones.
Sus conclusiones contribuyeron significativamente a la creación de la Subcomisión de Género de la mesa de conversaciones de La Habana, el 7 de septiembre de 2014. Asimismo, la coordinación entre organizaciones permitió llevar a cabo acciones de incidencia para el nombramiento de mujeres negociadoras plenipotenciarias por parte del gobierno nacional. Esto se pudo dar por la convicción de las responsables de la agenda post-cumbre de que no bastaba con crear la comisión sino que, para que entre quienes participan en el pacto se tomaran decisiones equitativas, debí­a haber al menos una mujer nombrada por el gobierno.
Además de esos logros, en la II cumbre se presentaron en total once avances significativos facilitados por el proceso iniciado en 2013. Cabe resaltar con especial interés el acuerdo al que se ha llegado el pasado 24 de julio de 2016, de que los crí­menes de violencia sexual no serán amnistiables. El enorme reto ahora es poner en práctica lo acordado.

El apoyo al «Sí­»
La primera cumbre, cuyo lema era «queremos ser pactantes y no pactadas» ha llevado a crear una segunda más grande, de forma estratégica, justo antes del plebiscito que se ha celebrado el domingo 2 de octubre y que desafortunadamente ha definido que el grado de apoyo de la sociedad colombiana al ansiado Sí­ a la Paz no es tan alto como se esperaba.
No hay que olvidar que la cumbre siempre ha apoyado el Sí­ al acuerdo entre el Gobierno y las FARC, no por motivos polí­ticos sino de Derechos Humanos, dando amplia difusión a hashtags en twitter como #SoyMujerSoyPaz, que ha llegado a ser tendencia. Asimismo, gracias a las acciones de sensibilización previas, en este segundo encuentro se ha ampliado la diversidad y el número de participantes, llegando a 700 expresiones organizativas de mujeres, mixtas, étnicas y campesinas de todo el paí­s.
El objetivo principal es, por tanto, crear un mecanismo de incidencia y participación de las mujeres en la construcción de una paz estable, inclusiva y duradera de cara al momento que se avecina, y mucho más ahora que el Sí­ no ha conseguido tener más del cincuenta por ciento de los votos de los y las colombianoas/as.

La agenda de los tres dí­as del encuentro
La agenda de esta segunda cumbre se ha centrado en los 6 puntos del Acuerdo de Paz: 1) La reforma rural integral; 2) la participación polí­tica; 3) el fin del conflicto; 4) la solución al problema de las drogas ilí­citas; 5) el sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición, centrado en las ví­ctimas; y 6) el sistema de implementación, verificación y refrendación.
Para cada uno de los puntos ha habido grupos de trabajo regionales, ya que los campamentos de las FARC, una vez que se desmovilicen, estarán en las regiones y por tanto las problemáticas que puedan surgir se deberán solucionar localmente. En estos espacios se han discutido las oportunidades y los desafí­os más importantes, se ha decidido con qué entidades del Estado se debe trabajar cada reto a alcanzar y se ha trabajado la firma de un emotivo manifiesto que ha sido presentado frente a representantes de las entidades del gobierno que deben garantizar el proceso, Naciones Unidas, embajadas y sector privado.
Para poder alcanzar todos los objetivos propuestos en el manifiesto y centrar el trabajo se han realizado también plenarias generales con expertas internacionales de lugares que han vivido procesos similares, tales como Irlanda del Norte, El Salvador o Filipinas. Asimismo se han facilitado documentos que explican toda la nueva y complicada arquitectura institucional para la paz desde los derechos de las mujeres, de forma didáctica y centrándose en las formas existentes de participar y decidir.

Y los retos que quedan para el futuro…
La idea es que el esfuerzo de realizar este evento se traducirá en ideas concretas tanto desde las mujeres que han sido afectadas por el conflicto como desde las que creen que su visión es vital en el proceso aunque no hayan sido directamente ví­ctimas. Se trata de que todas ellas tengan herramientas para su accionar individual y colectivo a partir de la firma de la paz, con todo lo que ello conlleva.
Por tanto, el proceso que ha llevado a esta cumbre no quiere parar en este encuentro. Después de los tres dí­as de trabajo por temáticas y regiones se elaboró una agenda detallada y las nueve entidades organizadoras se han comprometido a darle seguimiento. Además, y aunque el comité polí­tico afirma que esto es, en sus propias palabras, una «gran responsabilidad», las cumbres quieren ser un referente para asegurar la participación de las mujeres en futuros procesos de paz que se adelanten en otros paí­ses del mundo.

Graciela Machuca

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