Quintana Roo: La Resiliencia Viva en la Zona Maya frente a la Globalización Turí­stica que se impone en Quintana Roo

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Antropólogo Jorge A. Franco Cáceres
Introducción
Frente al modelo turí­stico que se impone en Quintana Roo, los campesinos de la Zona Maya han sido capaces de resistir con sus saberes ancestrales y sus prácticas tradicionales al extremo del exterminio masivo y la marginación sistemática. A decir verdad, esta lamentable situación ha sucedido porque: 1) se les ha impedido organizarse y movilizarse para defender su cultura y su identidad, más allá de los ámbitos resguardados desde los santuarios de la Santí­sima Cruz, al mismo tiempo que, 2) no se les ha respaldado fuera de las comunidades macehuales para desarrollar la resiliencia viva que les permita proceder con un plan pacificador para sí­ mismos de frente al mundo extranjero, que los ha despojado de sus legados ancestrales y sus patrimonios comunes.
Indispuestos a ser receptores sumisos de los intereses de las fuerzas y los poderes globales, los campesinos mayas no están convencidos de integrarse en forma activa a ningún modelo de desarrollo que, siguiendo lí­neas radicales de transformaciones espacio-territoriales, medio-ambientales y socioculturales para deleite turí­stico de clase mundial, se impulsa a costa de su historia rebelde y su organización tradicional. Y, si los adultos mayores y los jóvenes macehuales resisten ante los despojos implacables del turismo Premium y las trampas reconciliatorias del ”ecoturismo comunitario», es debido a que están tratando de ser parte del mundo creado en torno suyo desde 1974, con estrategias de resiliencia viva que son propias de su cultura e indispensables para su identidad.
Si alguna vez hubo distancia entre el turismo exclusivo y el turismo ”benefactor o altruista» -con algún sentido humaní­stico de por medio-, ha desaparecido debido a las transacciones de la industria global. Porque, más allá de las preocupaciones por los sistemas naturales y las culturas locales, este tráfico mercantil solo estimula dos grandes tendencias de negocios rentables, ambos para incentivar la penetración turí­stica en los municipios y la apropiación privada de los paisajes. Así­, olvidado el desdén entre los visitantes de clase mundial y los demás que llegaban a la zona costera con alguna preocupación por la sustentabilidad, lo único que ahora tienen en común es el desprecio a la resiliencia viva de la población originaria desde los esquemas desarrollistas.
Hoy dí­a, poco importa si los turistas buscan el mundo artificial de las cadenas de hoteles o los desarrollos inmobiliarios con campos de golf; o, si están atraí­dos por el entorno natural del Caribe mexicano desde las marinas recreativas o los parques temáticos de las caletas y los cenotes, ya que ambos respaldan en los hechos que los proyectos privados despojen y sometan a los campesinos mayas. Y así­ procede el modelo turí­stico en la industria global en la Zona Maya, contra los herederos de los rebeldes de la Guerra Maya de 1847, para forzarlos a cambiar sus actitudes y renunciar a sus fortalezas, haciéndolos migrar a los sitios turí­sticos o aprovechándose incluso si permanecen en las comunidades.
Ayuda urgente para respaldar la Resiliencia Viva desde la familia, la comunidad y la Iglesia Maya frente al Turismo Premium y el ”Ecoturismo Comunitario»
El proyecto turí­stico de Cancún ha impulsado un modelo especulativo de turismo exclusivo hacia los paisajes culturales con mayor atractivo sensorial para la población mundial con alto ingreso. Se ha tratado siempre de captar la atención del denominado turismo Premium por todo el orbe, tratar de seducirlo principalmente a partir de las playas paradisí­acas y los mares cristalinos, para que cumplan temporadas placenteras en lujosos cadenas hoteleras de elevada cotización.
En las primeras décadas del modelo, predominaba una élite de turistas hedonistas de procedencia extranjera, que poco se alejaba de los espacios-ambientes de las cadenas de hoteles, porque acaso elegí­a acudir a algún servicio recreativo en bares o discos en horarios nocturnos. Sin embargo, esta preferencia relajante y sosegadora, ha cambiado con el interés de los visitantes para realizar estancias más activas y de aventura, acudiendo a zonas arqueológicas, entornos tropicales y comunidades tradicionales; y mucho más, con el deseo de los turistas de vivir en el Caribe mexicano, estableciendo sus residencias en desarrollos inmobiliarios con servicios de lujo, cerca o junto a estos ámbitos paisají­sticos.
El modelo Premium en Quintana Roo contrastaba con otro turismo comercial, pero que se pretendí­a a sí­ mismo benefactor del sistema natural, y altruista con la cultura local. Esta tendencia que se identificaba como ”turismo alternativo» o ”movimiento ecologista» y, más tarde, como ”ecoturismo comunitario», se integraba con aforos menores de visitantes extranjeros y nacionales, que llegaban a la Riviera Maya: Playa del Carmen hasta Tulum, o a las pequeí±as islas cercanas a Cancún: Isla Mujeres, Cozumel, Contoy, Holbox, etc.
Los turistas hacia los destinos seí±alados – menos impactados por las grandes obras marinas y los desarrollos urbanos-, proclamaban también su interés por los recreos corporales al sol y en las playas. Sin embargo, se hospedaban en hoteles unitarios, mucho más comunes y baratos que los de la zona hotelera. Y cual sujetos existencialistas, no requerí­an tanto de los servicios en estos alojamientos pagados, porque preferí­an descansar desnudos en las playas, comer viandas de los pueblos, pasear con campesinos en las comunidades, visitar por sí­ mismos las áreas protegidas, etc.
A pesar de todo lo registrado, el modelo turí­stico de la industria global ya no concede nada similar a lo sucedido en el pasado reciente, ni la Riviera Maya, ni en Isla Mujeres y Cozumel; y tampoco lo respalda en la nueva Costa Maya de Quintana Roo ni en la Reserva de Sian Kaan, del municipio de Felipe Carrillo Puerto.
Porque la tendencia ”benefactora» del sistema natural y ”altruista» con la cultura local, ha desaparecido en estos sitios con la creación de los nuevos municipios, para seguir en forma radical el modelo de servicios de Cancún desde los programas rectores.
La información sobre el turismo Premium alrededor de la Zona Maya y el ”ecoturismo comunitario» en su interior, nos ha revelado la situación de adversidad estructural para la cultura y la identidad, que los campesinos mayas enfrentan a diario con muy pocos recursos polí­ticos, psicológicos y sociales. Y en forma heroica sin exageraciones, frente a las fuerzas y los poderes detrás de este modelo mercantil de desarrollo insostenible, las comunidades macehuales han demostrado que cuentan con recursos propios de resiliencia viva, para evitar que sus proyectos sucedan de manera automática en la Zona Maya.
Más que beneficios ambientales ofrecidos por los agentes protagónicos del turismo global o ventajas sociales prometidas por las autoridades conspicuas del estado mexicano, los campesinos quieren que los proyectos turí­sticos no generen problemas entre familias mayas y comunidades macehuales; y sirvan de modo eficiente para respaldar sus fortalezas personales y remontar sus debilidades sociales, dentro y fuera de ellas. Y reclaman ayuda urgente pero consecuente con la resiliencia viva de la Guerra Maya de 1847, para enfrentar la tensión social que existe debido a la expropiación de los paisajes culturales y la apropiación de los patrimonios naturales. Seí±alan al respecto que la tierra compartida por generaciones de creyentes de la Iglesia Maya de la Santí­sima Cruz, se compromete desde los programas rectores de los municipios y se pierde sin remedio ante los desarrollos inmobiliarios y las marinas recreativas.
Así­ mismo, piden respaldo profesional a la resiliencia vida para enfrentar las invasiones extranjeras a las comunidades macehuales, debido a la insistencia corporativa de usar sus legados históricos y culturales, para incluirlas en los circuitos de servicios de clase mundial. Sin lugar a dudas, al margen de las resiliencias ancestral y viva en la Zona Maya, las autoridades de Quintana Roo respaldan polí­ticas para dar prioridad a las demandas turí­sticas en todas las instancias gubernamentales. Incluso, han establecido procedimientos ”ad hoc» para aumentar el interés de los inversionistas en los proyectos del turismo Premium y el ”ecoturismo comunitario», alentando en forma abierta los intereses privados contra los de la población originaria.
Respaldos posibles a las familias, las comunidades y la Iglesia Maya ante la globalización turí­stica en Quintana Roo
No tengo duda que, como profesionistas consecuentes e investigadores humanistas, podemos respaldar la resiliencia viva de los campesinos que intentan sobrevivir ante los embates del modelo de desarrollo turí­stico de la industria global en la Zona Maya. A pesar de los estados traumáticos que les han dejado las pérdidas de sus legados ancestrales debido a los proyectos del turismo Premium y el ”ecoturismo comunitario», estamos aún en buen momento para ayudarlos a superarlos.
Al compartir nuestra información cientí­fica, nuestro repertorio social y nuestras emociones antropológicas con los adultos mayores y los jóvenes macehuales de los municipios de Felipe Carillo Puerto, Tulum, Solidaridad, etc., podemos alentar que estos campesinos se integren a grupos profesionales para ayudarse a sí­ mismos, y también para encontrar los apoyos polí­ticos y sociales necesarios ante una situación que es letal para su cultura y su identidad.
Por otro lado, nos corresponde también poner en sus manos los libros calificados y las publicaciones destacadas de los autores que han ilustrado con éxito profesional, cómo enfrentar de modo pacificador las situaciones de adversidad estructural, especialmente esas que han conducido al exterminio masivo y la marginación sistemática. Estas historias pueden motivar a las familias, las comunidades y la misma Iglesia Maya, a desarrollar estrategias que puedan ayudar a sus integrantes en sus vidas comunitarias y en sus temporadas fuera de ellas.
Contamos además con recursos en lí­nea para entregarles información de las páginas de la Web, donde se pondera el desarrollo de la resiliencia viva en términos humaní­sticos. Así­ podrán desarrollar respuestas cualitativas frente a proyectos que instrumentan despojos implacables y trampas reconciliatorias, frente a los derechos de los pueblos originarios a la cultura y la identidad compartidas.
Para muchas personas dentro de la industria turí­stica y el Estado mexicano, los campesinos mayas de Quintana Roo, deben utilizar sus propios recursos resilientes y no recurrir a ningún tipo de ayuda externa para desarrollar la resilencia viva que hemos destacado. Al respecto, podemos decir que los impactos de más de un siglo de exterminio masivo y la marginación sistemática en la Zona Maya debido a los tráficos mercantiles, les impiden actualmente construir por sí­ mismos cualquier tipo de resiliencia pacificadora, pero también ocasionan más estados traumáticos que son causantes de presiones, tensiones y conflictos.

Graciela Machuca

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