Menores afectados emocionalmente en Cancún municipio gobernado por el PVEM

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POR ESTO

Los hechos violentos que se repiten casi dí­a a dí­a en Cancún, las balaceras y ejecuciones, además de cobrarse ví­ctimas inocentes que tuvieron la mala fortuna de encontrarse en el lugar y hora equivocados, afectan emocionalmente a los nií±os que han sido testigos de algún acontecimiento de este tipo, cuyo rendimiento escolar baja notablemente.
Hay nií±os que, tras presenciar una ejecución, ser testigos de una balacera o asalto con violencia, sienten temor hasta de acudir a clases, tal es el impacto emocional recibido y lo peor es que a veces los papás no saben cómo manejar la situación, lo que puede provocar daí±os irreversibles, dada la sensibilidad de los pequeí±os.
Incluso en ocasiones los primeros en percatarse de que algo cambió en la mente del nií±o son sus propios maestros, al observar comportamientos distintos a los habituales.
Un maestro de educación primaria manifestó que tiene que lidiar con un alumno que vive muy cerca del lugar donde se registró una ejecución; lamentablemente vio el cuerpo y desde entonces no quiere ir a la escuela por la simple y sencilla razón de que siente terror de que los acontecimientos se repitan y pueda resultar lastimado.
”Lo importante es que los papás encaucen lo negativo hacia lo positivo, tratar de mantener la armoní­a familiar y tomar en cuenta las orientaciones que puedan proporcionárseles en la escuela, si es necesario llevarlos a terapia tanto al nií±o como a los papás, pero sobre todo, fomentar una mayor comunicación como pareja y con los hijos», expresó.
Y ante la ola de violencia e inseguridad que predomina en el destino, comienzan a cambiar las costumbres entre los paterfamilias, en el sentido de que actualmente son muy pocos los nií±os que regresan solos a sus casas después de la jornada escolar.
Antes era común encontrar a los famosos ”nií±os de la llave», que ante el hecho de que papá y mamá trabajan y sus horarios no son compatibles, se veí­an orillados a volver solos a su hogar y esperar la llegada de sus progenitores sin más compaí±í­a que el televisor, la computadora o el teléfono celular.
Ahora, la mayor parte de los ”nií±os de la llave» siguen quedándose solos en casa hasta el retorno de sus padres, pero son pocos los que se regresan a sus hogares sin compaí±í­a: bien alguno de sus papás saca tiempo de donde no hay para acudir a buscarlo o solicita el apoyo de algún paterfamilia que viva cerca para que cuando vaya a recoger a sus hijos también se encargue de los ajenos, al menos en el trayecto de vuelta al hogar, lo que minimiza los riesgos de ser asaltado o golpeado por extraí±os o sus mismos compaí±eros de escuela.

Graciela Machuca

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