El Paseo de la Reforma en México, un monumento a la impunidad

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Un grupo de activistas instala un monumento a los 49 nií±os que murieron en la guarderí­a ABC hace ocho aí±os y se suma al de los 43 normalistas de Ayotzinapa

Un grupo de activistas instala un monumento a la ví­ctimas de la Guardarí­a ABC en Paseo de la Reforma.

EL PAíS

Hace ocho aí±os que 49 nií±os y nií±as, ninguno mayor de cinco aí±os, murieron abrasados en la Guarderí­a ABC de Hermosillo, estado de Sonora, al noroeste de México. El suceso dejó una herida profunda en la sociedad que la falta de culpables no ha dejado sanar. Ayer, en el aniversario de la tragedia, un grupo de activistas erigió un monumento, con el número 49, para recordar a las ví­ctimas en frente de las oficinas del Instituto México del Seguro Social (IMSS) sobre Paseo de la Reforma, una de las principales avenidas de la capital. A unas calles de la escultura, sobre la misma ví­a, se encuentra otro número gigante, el 43 que recuerda a los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Si a esto se le suman las constantes manifestaciones, Paseo de la Reforma se ha convertido en un escaparate que denuncia la corrupción e impunidad que aflige al paí­s.

El 5 de junio de 2009, un incendio provocó la muerte del casi medio centenar de infantes y dejó a otros 70 heridos, algunos con secuelas de suma gravedad. Ninguna autoridad de alto nivel ha sido condenada por la montaí±a de negligencias bajo la que funcionaba el sitio. La guarderí­a ABC funcionaba bajo un techo de polietileno, en una ciudad donde las temperaturas pueden rozar en verano los 50 grados centí­grados, no tení­a ningún tipo de extintor y las salidas de emergencia estaban cerradas. El incendio, que inició en un archivo de la Secretarí­a de Hacienda estatal, comenzó cuando los nií±os tomaban la siesta. El fuego consumió con rapidez el techo, de material flamable, y se extendió por el sitio.

Los padres de las ví­ctimas han organizado durante aí±os numerosas protestaspara exigir que la Justicia mexicana revise el caso y que, sobre todo, investigue a los funcionarios municipales, estatales y federales que permití­an que el centro de cuidado funcionase bajo tales condiciones. Pero hasta el momento no ha habido una respuesta adecuada por parte del Gobierno. El monumento de Reforma acompaí±ará ahora la vida diaria de los capitalinos junto con el de los desaparecidos de Ayotzinapa. Mientras que otros paí­ses erigen esculturas artí­sticas, México construye monumentos a la impunidad.

Graciela Machuca

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