La madre de Lesvy emprende una cruzada legal por el feminicidio de su hija

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La familia exige en los tribunales que la muerte de la joven en la UNAM sea considerada como un asesinato con perspectiva de género

ELENA REINA | EL PAíS

Araceli Osorio en la entrada del tribunal.

orge Luis González camina encorvado, mordiéndose el cuello de lana de su chamarra beige y, aunque mide una cabeza más que el resto de policí­as que lo escoltan, su posición ha reducido su estatura como 10 centí­metros. Entra al juzgado con la recomendación de no abrir la boca más de lo necesario: «No soy culpable de nada. No tengo por qué pagar por algo que no hice», afirma en un susurro, después de escuchar a su abogado, frente a los tres jueces del Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México. Su voz, aguda y suave, emana de una complexión robusta de un hombre de 29 aí±os.

—Que Dios te perdone, porque yo no.

Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlí­n Rivera, no estaba segura de si se iba a encontrar con el novio de su hija en aquella audiencia. «Quizá nos pongan un plástico», comentaba esperanzada a este diario. Hace unos meses se juró que jamás lo iba a perdonar. í‰l es el principal sospechoso por la muerte de Lesvy el pasado 3 de mayo en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el último en estar con ella. La Justicia no lo acusa de asesinarla, sino de evitar su suicidio. La joven de 22 aí±os amaneció muerta bajo una cabina telefónica, con el cable y el auricular enrollados en su cuello. Y decenas de incógnitas todaví­a por resolver.

La seí±ora Osorio lleva tatuadas en su memoria las cicatrices en la piel sin vida de su hija. También las tiene guardadas en su teléfono celular. La herida de su pómulo izquierdo, los moratones de los brazos, de las piernas, de su cabeza. La imagen del cuerpo desnudo sobre la frí­a mesa del forense. Y se niega a aceptar la «incomprensible» versión de la Fiscalí­a sobre el suicidio. Por su hija «y por todas las mujeres», sentencia, se ha plantado este viernes en un tribunal de la capital. En un paí­s donde mueren siete mujeres al dí­a, la madre de la ví­ctima ha tenido que recurrir a una segunda instancia para exigir que algún magistrado contemple la posibilidad de que aquello se tratara de un feminicidio y se comience a juzgar como tal.

«Hoy les pedimos a los magistrados que revisen la resolución del primer juez que solo vinculó a Jorge Luis González por el delito de homicidio simple por omisión. Les pedimos que revisen bien todas y cada una de las pruebas para que de una vez por todas hagan lo correcto (…) La Justicia tiene hoy un voto de confianza, la posibilidad de limpiar el daí±o que han hecho instituciones a las mujeres (…) Por nuestras hijas, nuestras hermanas, nuestras madres (…)», manifestó Osorio a la entrada del tribunal. El fallo no se dará a conocer, no obstante, hasta la semana que viene. El juicio está previsto que comience en noviembre.

La madre de la ví­ctima, acompaí±ada del padre de Lesvy y de algunas organizaciones civiles por los derechos de las mujeres, han anunciado además que lucharán para que se imponga una alerta de género —una herramienta gubernamental para erradicar la problemática— en la capital. El caso de esta joven provocó una oleada de protestas y de indignación, recordándole a todo un paí­s que la violencia machista siempre puede encontrar un rincón por donde colarse.

Las heridas que Lesvy se llevó a la tumba no fueron consideradas como una prueba relevante en los hechos. Tampoco un ví­deo de las cámaras de seguridad de la UNAM —al que tuvo acceso este diario—en el que se observaba a Jorge Luis González golpeando a Lesvy pocos minutos antes de la hora de la muerte y a pocos metros de la escena del crimen. Ni siquiera las lagunas periciales que indicaban la poca probabilidad de que alguien pudiera suicidarse en una cabina telefónica de poco más de un metro de altura. Todas estas contradicciones perforaron más la brecha entre la familia y la Fiscalí­a, evidenciada este viernes con un paso más en la cruzada legal de una madre que busca, además de Justicia, honrar la muerte de su hija.

Graciela Machuca

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