Impunidad, principal problema de México

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POR ESTO

* ”Por eso tenemos corrupción, Crimen Organizado, feminicidios»…, afirma Olga Sánchez Cordero, Ministra en retiro de la Suprema Corte de justicia de la Nación (SCJN)

* ”Hay corrupción porque hay impunidad; hay desví­o de recursos porque hay impunidad; hay Delincuencia Organizada porque hay impunidad; hay secuestros porque hay impunidad; hay feminicidios porque hay impunidad; hay trata porque hay impunidad. ¿Cuál es el problema central? La impunidad, que no pasa nada. Esto es lo que tenemos que acabar»

CIUDAD DE MEXICO, 23 de febrero (SinEmbargo).- Olga Sánchez Cordero Dávila es contundente: de llegar ella a la Secretarí­a de Gobernación se acabará el uso discrecional de la ley para los amigos y un puí±ado de funcionarios que incurren a diario en actos de corrupción porque saben que tienen garantizada la impunidad.
”La Ley no se aplica para todos; no se aplica para los amigos, los compadres, para algunos funcionarios, para las personas en el poder, para algunos de los grandes empresarios. Se aplica para el pobre hombre que robó unos gansitos en Walmart, o aquella ama de casa que se llevó unas latas de atún, para ellos sí­ se aplica la Ley. Yo lo he hablado con Andrés Manuel [López Obrador]: se va acabar la aplicación discrecional de la Ley, todos nos tenemos que someter al imperio de la Ley si queremos vivir en un Estado de derecho y constitucional de derecho», afirma en una sala de su Notarí­a Pública ubicada en Lomas de Chapultepec, en la Ciudad de México.
La Ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) habla con SinEmbargo del reto que significa para ella el ofrecimiento del candidato presidencial y del combate a la impunidad que se deberá dar durante los próximos seis aí±os, al que califica como el principal enemigo a vencer en la polí­tica interior del paí­s.
Sánchez Cordero es una de las mujeres más influyentes de México. Es Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cursó el posgrado en Polí­tica Social y Administración en el University College of Swansea en Gran Bretaí±a. En el 2013 la revista Forbes la colocó en el lugar número uno entre las más mujeres más poderosas del paí­s. Fue la primera mujer notaria por oposición en el entonces Distrito Federal, magistrada numeraria del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y ministra de la SCJN durante 20 aí±os (de febrero de 1995 a noviembre de 2015).
Como Ministra se distinguió por sus polémicas sentencias a favor de la interrupción legal del embarazo, la liberación de la ciudadana francesa Florence Cassez —sentenciada a 60 aí±os de prisión por el delito de secuestro—por violaciones al debido proceso y por el montaje televisivo del caso.
La Ministra también presentó el proyecto para liberar a Alberta Alcántara y Teresa González, dos mujeres indí­genas juzgadas y sentenciadas junto con Jacinta Francisco Marcial por el delito de privación ilegal de la libertad en marzo de 2006 en contra de seis agentes de la Agencia Federal de Investigación en Santiago de Mexquititlán, Querétaro.
Ahí­ en su oficina, rodeada de numerosos tomos de publicaciones de la SCJN, tiene en sus manos una versión de bolsillo de la Constitución Polí­tica de los Estados Unidos Mexicanos, su ”Biblia».
La también candidata plurinominal al Senado de la República el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) muestra el libro diminuto y asegura que tiene un tamaí±o de letra perfecto para leerlo a cada momento que requiera una consulta. Se acomoda en una de las sillas del despacho y coloca sobre la mesa la Constitución.
”El principal problema de México es la impunidad. Hay corrupción porque hay impunidad, hay desví­o de recursos porque hay impunidad, hay delincuencia organizada porque hay impunidad, hay secuestros porque hay impunidad, hay feminicidios porque hay impunidad, hay trata porque hay impunidad. ¿Cuál es el problema central? La impunidad, que no pasa nada. Esto es lo que tenemos que acabar. Es lo que Andrés Manuel me ha encargado. Yo estoy convencida de mis pláticas con Andrés Manuel de su pensamiento y de cómo quiere cambiar a nuestro paí­s», dice.
En ese mismo lugar Sánchez Cordero se vuelve a emocionar cuando habla del ofrecimiento del polí­tico tabasqueí±o que en este momento de su vida, a sus 70 aí±os, en lo que pensaba era en el retiro y en viajar por diversos paí­ses al lado de su esposo.
Afirma que cuando acudió a la oficina de López Obrador en la calle San Luis Potosí­ de la colonia Roma en la Ciudad de México, nunca imaginó de qué se trataba.
”Lo primero que me dijo fue: Ministra la quiero invitar a ser la Secretaria de Gobernación en mi Gabinete’. Pues para mi fue una sorpresa. Lo segundo que me dijo fue: usted representa mucho en este paí­s, representa la legalidad, el Estado de derecho y es lo que yo quiero en mi Gobierno: quiero respetar la Ley, quiero volver a los cauces de legalidad que ya no tenemos’», narra.
Fue entonces que Olga Sánchez Cordero sintió ”la piel de gallina» y se le humedecieron los ojos. Se emocionó, cuenta, porque Andrés Manuel apeló al hecho de que serí­a la primera mujer en la historia de México en ser Secretaria de Gobernación. ”¡Imagí­nate lo que significó para mí­ esta invitación! Es decir, en la historia de nuestro paí­s ningún Gobierno le habrí­a dado la responsabilidad de la polí­tica interior a una mujer y él me estaba invitando a esa posición», comenta.

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—Me gustarí­a empezar por su candidatura al Senado de la República, ¿por qué aceptó esta candidatura y cómo la combinará con el ofrecimiento a la Secretarí­a de Gobernación?
—El ejercicio que está haciendo el candidato Andrés Manuel López Obrador es inédito, porque anuncia su Gabinete en precampaí±a y después el Consejo Polí­tico de Morena anuncia las listas de los candidatos al Senado. Esto es inédito, porque siempre se habí­a hecho al revés: primero entraban lo senadores, tomaban protesta como senadores, actuaban como senadores unos meses y después el Presidente en turno anunciaba su Gabinete y si habí­a personajes que estarí­an fungiendo en ese momento como senadores pedí­an licencia y se incorporaban en su Gabinete, ese era un ejercicio normal. Yo creo que para un Secretario de Gobernación el hecho de estar cuatro meses en el Senado de la República es muy enriquecedor, porque una de sus funciones más importantes son las relaciones con los poderes, tanto los poderes federales, como locales y los órdenes de Gobierno.
Esto da una riqueza de conocimiento enorme, no solamente de la dinámica de los grupos parlamentarios, sino de las propias personas que integran al Senado y la Cámara de Diputados, cuáles serán sus posiciones, cuáles serán sus agendas, en fin, qué personajes están integrando las diversas bancadas. Eso es muy importante y desde luego en su caso, sí­ el voto popular nos beneficia y la posición de Secretario de Gobernación ahí­ está, simplemente pedirí­a yo licencia como Senadora y para mí­ es una oportunidad enorme. Nunca hubiera yo pensando, es más no estaba en mi imaginario, que el candidato me iba a invitar como Secretaria de Gobernación.
—¿Cómo fue esa invitación?
—La invitación fue sorpresiva para mí­. En primer lugar tuve un acercamiento con Alfonso Romo que me dijo: te van a llamar de la oficina [de López Obrador] y quiere platicar contigo’. Yo llegué a su oficina en la calle San Luis Potosí­ y empezó a platicar conmigo. Una plática muy respetuosa, muy fluida, muy abierta, muy sincera y muy transparente. Como a mí­ me gusta. Lo primero que me dijo fue: Ministra la quiero invitar a ser la Secretaria de Gobernación en mi Gabinete’. Pues para mí­ fue una sorpresa. Lo segundo que me dijo fue: usted representa mucho en este paí­s, representa la legalidad, el Estado de derecho y es lo que yo quiero en mi Gobierno: quiero respetar la Ley, quiero volver a los cauces de legalidad que ya no tenemos’.
Yo le pregunté también: ¿y aquellos personajes de la polí­tica que están, cuando menos sus conductas, siendo cuestionadas?’. Me dijo: usted tiene la respuesta Ministra’. Bueno yo sí­ la tengo’, le contesté, y agregué: los casos serán tema para la procuración de justicia y finalmente los jueces decidirán, porque es el Poder Judicial el que va a decidir la responsabilidad o la culpabilidad en su caso de la comisión de alguna conducta ilí­cita’. Eso fue lo que le contesté y me dijo: Exactamente es eso. Nosotros como Gobierno no vamos a interferir en la procuración ni la impartición de justicia, es un tema que no nos compete’. Bueno, para mí­ fue una maravilla, pues es lo que he estado defendiendo toda mi vida, la división de poderes y la autonomí­a de los jueces. Para mí­ es un tema de vida. Otra cosa que me dijo, y que, pues uno tiene su corazoncito: ¿se da cuenta que usted serí­a la primera mujer Secretaria de Gobernación en la historia de nuestro paí­s’. ¡Imagí­nate lo que significó para mí­ esta invitación! Es decir, en la historia de nuestro paí­s ningún Gobierno le habrí­a dado la responsabilidad de la polí­tica interior a una mujer y él me estaba invitando a esa posición.
—¿Qué significará para las mujeres de México si usted llega a esta posición, a tener en sus manos la polí­tica de seguridad del paí­s? ¿Qué significará para todas las mujeres mexicanas?
—Primero por los espacios que estamos abriendo que son los espacios para las mujeres. Yo siempre he sido de la opinión que no podemos ser las primeras y únicas, que tenemos que ser las primeras de muchas y que ese espacio que estaba reservado exclusivamente a los varones, hoy ya puede ser considerado como uno de los espacios que pueden ocupar las mujeres. Es maravilloso, simplemente es un reto. Además que es un reto la propia Secretarí­a de Gobernación porque es la polí­tica interior de un paí­s; entonces, el hecho de que él me haya invitado a esto ha sido un honor, pero la responsabilidad es mayúscula, porque no solamente la Secretarí­a de Gobernación, es una Secretarí­a con toda la problemática del paí­s, y además que esté en manos de una mujer es una doble responsabilidad para dar resultados como mujer y como Secretaria de Gobernación.
—Usted bien sabe que la seguridad de las mujeres en este paí­s está bastante comprometida. Todos los dí­as las desapariciones, los feminicidios, las bandas criminales que secuestran nií±as para venderlas, sobre todo esto han estado alertando los observatorios feministas. Es decir, en este paí­s parece que es muy difí­cil que una mujer pueda estar segura, salir a la calle y estar segura que regresará a su casa. ¿Qué hará usted al respecto?
—Fortalecer en todo lo que yo pueda las instancias que ya están, porque ya hay una Conavim [Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres], una Fiscalí­a de Delitos contra las Mujeres, en todo lo que yo pueda a estas instancias de Gobierno que hay y están creadas por una obligación internacional de México en las diversas convenciones. No es una gratuidad del Estado mexicano, es una obligación internacional. Estas instituciones deben ser fortalecidas. Mucha gente se pregunta si es o no conveniente la Alerta de Género en los diversos estados, ¡por supuesto es una polí­tica pública! Yo tomarí­a estos casos de feminicidio, de trata como temas prioritarios: una prioridad, digamos, una prioridad, porque no podemos seguir permitiendo en nuestro paí­s esta violencia enorme contra las mujeres, no lo podemos permitir. Yo tengo muchas resoluciones en la Suprema Corte sobre los protocolos de atención en las procuradurí­as en el tema de feminicidio. La muerte violenta de una mujer siempre debe generar runa hipótesis de feminicidio; si se descarta, se descarta, pero siempre debe estar la hipótesis, siempre deberá estar presenta la hipótesis de feminicidio.
Por otro lado el problema de trata es terrible, porque se encubre con miles de situaciones como este tipo de agencias de escorts, culturas arraigadas en algunos estados de la república sobre el problema de trata. Son temas que hay que atender con todo el cuidado y la atención porque son realidades en nuestro paí­s. Pero la violencia no solo es en contra las mujeres, es contra todos los mexicanos en este momento; es contra los nií±os, contra los jóvenes. Yo recuerdo a una madre de Ciudad Juárez que me vino a ver y me dijo: Ministra el estereotipo en Ciudad Juárez de ser pobre y joven es de un delincuente’. ¿Cómo vamos a estigmatizar a jóvenes pobres como delincuentes?, ¿cómo vamos a crear esta cultura de la violencia? Es una anomia, es una acultura.
Andrés Manuel hablaba de una Constitución Moral, hay gente que ya hablaba de las constituciones morales como Alfonso Reyes; a lo mejor el término causó un poco de sorpresa, pero un código de ética sí­ es necesario. Si no hablamos de Constitución Moral, sí­ de un código de ética, porque en este paí­s ¿dónde está la ética? Dí­a con dí­a abrimos el periódico y vemos un nuevo escándalo de corrupción. Abrimos el periódico y tenemos quién sabe cuántos muertos, el problema de la trata, de los feminicidios, del Crimen Organizado, de los desaparecidos, de las ejecuciones extrajudiciales, del derecho de piso, de los secuestros, ¡claro que tenemos que ir por un código de ética! ¡Por supuesto!
—Ministra, usted es una mujer de leyes y que cree en la Ley, ¿qué ha fallado en México?
—La aplicación discrecional de la Ley. La Ley no se aplica para todos, no se aplica para los amigos, los compadres, para algunos funcionarios, para las personas en el poder, para algunos de los grandes empresarios. Se aplica para el pobre hombre que robó unos gansitos en Walmart, o aquella ama de casa que se llevó unas latas de atún, para ellos sí­ se aplica la ley. La aplicación discrecional de la Ley yo lo he hablado con Andrés Manuel: se va acabar la aplicación discrecional de la Ley, todos nos tenemos que someter al imperio de la Ley si queremos vivir en un Estado de derecho y constitucional de derecho. Se va a erradicar la posibilidad de persecución polí­tica a los adversarios, a opositores, no habrá una Procuradurí­a persecutora de opositores.
—¿La corrupción y la impunidad son producto de la aplicación discrecional de la ley?
— Sí­, pero además el principal problema de México es la impunidad. Hay corrupción porque hay impunidad, hay desví­o de recursos porque hay impunidad, hay Delincuencia Organizada porque hay impunidad, hay secuestros porque hay impunidad, hay feminicidios porque hay impunidad, hay trata porque hay impunidad. ¿Cuál es el problema central? La impunidad, que no pasa nada. Esto es lo que tenemos que acabar. Es lo que Andrés Manuel me ha encargado. Yo estoy convencida de mis pláticas con Andrés Manuel de su pensamiento y de cómo quiere cambiar a nuestro paí­s.
—¿Qué opina de la comparaciones que se hacen de Andrés Manuel? Que tiene ayuda de los rusos, que será igual que Venezuela…
—Hoy sacó Amnistí­a Internacional [AI] un ejercicio de la violación de derechos humanos en la región y dijo que hay una crisis de derechos humanos en Honduras, México y en Venezuela. ¿Crees que no tenemos una crisis de derechos humanos en nuestro paí­s? Los adversarios han dicho que Andrés Manuel es un peligro para México; no lo veo así­, no veo que esté Rusia aquí­, no veo que AMLO siga hacia un modelo tipo Venezuela. No veo a un Andrés Manuel pensando en esto. Es un hombre sencillo, que de verdad está identificado con las causas de los más necesitados. Ayer el Senador Zoe Robledo decí­a que México está roto, y sí­, México está roto, hay que empezar a recomponer todo lo que en este momento tenemos que recomponer y hacer un replanteamiento de un paí­s más justo. No sólo de una justicia formal como el acceso a tribunales, sino de una justicia social, a todos nos conviene avanzar sobre la meta de una justicia social y jurí­dica. Estoy convencida de que se puede mejorar las condiciones de este paí­s en muchos aspectos, de que a través del respeto irrestricto a los poderes en un diálogo permanente, tener una relación con los demás poderes.
Yo recuerdo cuando era joven, tení­a 18, 19 aí±os; cuando iba al extranjero porque no iba frecuentemente, no se usaba, el avión era carí­simo, y mi padre nos invitó a mi hermana y a mí­ a un viaje a Europa. Yo llegaba con mi pasaporte y decí­an ¡México, maravilloso, como quiero ir a México!’. Nuestra imagen internacional era de un paí­s maravilloso que todo el mundo querí­a visitar. De un paí­s mágico, enorme, con una cultura ancestral maravillosa. Hoy llegas al mundo con un pasaporte mexicano y lo menos es que ahí­ están los perros oliendo tus velices, tus maletas. La imagen de México en el extranjero de cuando yo era joven a este momento ha cambiado radicalmente. Tenemos que revertir esto, tenemos que empezar con la dignidad ante el mundo, a recuperar esta posición de México que fue lí­der mundial en sus relaciones exteriores, en su imagen, en su cultura, en su pueblo, en fin…
—Cuando AMLO habló sobre la amnistí­a, y que generó mucho revuelo, ¿a qué se referí­a exactamente?
—La Ley de Amnistí­a está en nuestra Constitución, no es ajeno. Como la última palabra la tiene el Congreso federal, serí­a como una alternativa, porque hay muchas, en su caso presentar iniciativa al Congreso federal, a la Cámara de Diputados, al Senado de una Ley de Amnistí­a, dejando claro quiénes van a ser los sujetos de esa amnistí­a. Seguramente él [López Obrador] está pensando en los campesinos que están esclavizados por el crimen sembrando 10, 12 horas en el campo, pero independientemente de eso, no está en sus manos, es una propuesta de Ley; la última instancia será lo que decida el Congreso federal.
—¿Habrá un respeto a todas las instituciones?
—No puede ser de otra manera. Si nosotros queremos vivir en un Estado constitucional de derecho. Vamos a avanzar mucho, tenemos poco tiempo, son seis aí±os, nada más seis aí±os. Andrés lo tiene clarí­simo, pero lo que se pueda hacer, el establecer bases firmes, muy firmes en contra de a impunidad, la corrupción, la violencia; en contra de la cultura machista de feminicidios, de la violencia en contra de la mujer. Te pongo un ejemplo: toda la cultura anterior era de que los nií±os eran objeto de protección, nosotros cambiamos todo este discurso y esta norma a que fueran los nií±os titulares de derechos plenos y con una protección reforzada por su edad y su desarrollo.
En los feminicidios hay que combatir esta cultura machista. Has visto que en Estados Unidos y en México se destapó una situación de acoso, violaciones en contra de las mujeres que se quedaban calladas y tení­an que asumirse como ví­ctimas de no denunciar porque nadie les iba a creer. Yo creo que tenemos que avanzar en todo, es un reto enorme, pero es un reto que estamos dispuestos a asumir. Yo estoy convencida de Andrés Manuel, no tengo duda: es una de las gentes más inteligentes que yo conozco, así­ te lo digo.
—Ahorita que hablábamos de valores, ¿cuáles son los valores que la definen a usted Ministra?
—Yo te voy a decir algo, tengo una gran experiencia en la Suprema Corte y yo creo me autoadscribo de izquierda, como liberal, y la razón es que tradicionalmente la izquierda y la autodenominación de liberal es porque nosotros, al menos yo, hemos luchado siempre por la universalidad de los derechos, es una universalidad en donde están presentes dos grandes derechos: el derecho a la igualdad y a la no discriminación. En ese sentido no discriminamos por raza, por género, por edad, por religión, por preferencia sexual, por adultos mayores y no discriminamos por migrar. Nosotros pensamos que todos por ser personas son titulares de derechos plenos. Estos son mis valores, los he defendido toda mi vida, los seguiré defendiendo hasta el último dí­a de mi vida y existencia en esta tierra. No cabe duda que esto ha regido mi vida, porque si yo quiero que me respeten, yo requiero respetar al otro. Al otro que es diferente a mí­, que no piensa como yo, que es de otra religión, que tiene otra preferencia, al que es diferente; todo esto es mi convicción, son mis valores, es lo que yo quisiera transmitir y compartir. A veces me pongo a pensar en porqué los otros no piensan como yo y me termino contestando que es porque uno tiene que respetar, aunque no piensen como yo.
—Usted dijo antes que toda mujer tiene que ser izquierda, ¿por qué?
—Sí­, sabes por qué, porque en la Asamblea francesa, y desde antes, los que tení­an la concepción de universalidad de los derechos eran de izquierda. Los que tení­an la concepción de que solamente podrí­an ser titulares derechos un grupo de personas eran varones, blancos, con una determinada religión, propietarios, adultos, sin discapacidad. Este era el estereotipo que para ellos representaba a los titulares de derechos, pero no estábamos las mujeres, porque eran varones blancos, propietarios, no estaban tampoco los que no eran de raza blanca. Por eso digo que si las mujeres quieren la universalidad de los derechos, tendrí­an que autoadscribirse como de izquierda para poder decidir que también son ellas titulares de derechos.

Graciela Machuca

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