Contralorí­a contra ex mandos del IEEA

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La Secretarí­a de la Contralorí­a del Estado (SECOES) investiga los malos manejos de recursos e irregularidades por varios aí±os cometidas en el Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos (IEEA) en la época de Javier Ordoí±ez y en los escasos meses de Rafael Quintanar González, primer funcionario del gobierno de Carlos Joaquí­n en ser despedido.

Al iniciar esta administración se reveló que en materia de alfabetización Quintana Roo no reflejaba en los hechos las cifras alegres difundidas en el gobierno de Roberto Borge. La más grave de las irregularidades: miles fueron certificados por haber sido alfabetizados y no existen; son producto de un engaí±o criminal de quienes encabezaron el IEEA al final del pasado gobierno y durante el inicio de este gobierno.

Esto nos lleva a una conclusión muy sombrí­a: el número de analfabetos en Quintana Roo debe ser mayor que los registrados de manera oficial ante el Instituto Nacional de Educación para los Adultos, lo que significa que es urgente terminar con las indagaciones de la Contralorí­a para deslindar responsabilidades y conocer el estado actual del analfabetismo.

Pero además la SECOES tendrí­a que realizar una revisión del modo en que se conduce la actual directora, Marí­a Candelaria Raygoza Alcocer, acusada de disponer de vehí­culos oficiales para sus familiares, tratar con despotismo a los trabajadores y beneficiar con mejores sueldos a gente sin experiencia ni perfil para ocupar los cargos.

¿Transparencia con jiribilla?

Con Laura Fernández Pií±a como alcaldesa que va por la reelección, el Ayuntamiento de Puerto Morelos tiene notas favorables en el tema de transparencia con sus procesos publicados en las tres plataformas, superando ampliamente a otros municipios. Sin embargo, para el recién nacido Transparencia por Quintana Roo ese Ayuntamiento es opaco; los otros no han sido tocados hasta ahora.

El brote de suspicacias es inevitable por la motivación de agrupaciones ciudadanas que son activadas en tiempos electorales; en este caso no les duele pagar desayunos de presentación, mucho menos la accesible publicidad en Facebook.

Queda esperar que la transparencia en tiempos electorales no sea un arma para el golpeteo teledirigido; ya hay malos antecedentes en ese campo.

 

Graciela Machuca

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