POR ESTO

Sin lugar a dudas, el turista mexicano es el mejor comprador y aunque por lo general, no adquiere los artí­culos más caros que se ofertan en mercados de artesaní­as y plazas comerciales, al menos no regatea siempre y cuando considere que el precio que los vendedores de recuerdos les piden es acorde con la calidad del producto, contrario a lo que sucede con los norteamericanos y europeos, quienes a toda costa pretenden que se les hagan descuentos, aún incluso, en ciertos negocios de las plazas comerciales.
Y pese a que las ventas de los comerciantes establecidos han incrementado entre un 20 y un 60 por ciento, dependiendo de la ubicación de los establecimientos y los giros, el repunte no ha sido tan bueno como el esperado, sobretodo, si se consideran las expectativas cifradas en esta temporada alta.
En general, la demanda en los mercados de artesaní­as de la zona hotelera se encuentra entre un 70 y un 80 por ciento, cifra nada despreciable para los comerciantes del ramo, quienes coincidieron en manifestar que mientras el turista norteamericano adquiere piezas caras y no tiene empacho alguno en comprar una artesaní­a de 10 mil pesos, si le gusta, el connacional es más afecto a llevar por lo menos cinco o seis chacharitas como llaveros, vasos tequileros, destapadores, pulseras y aretes, cuyo costo es mucho más económico.
”El americano compra lo que le gusta, pero es muy amigo del regateo y como ya lo sabemos, por lo general pedimos más de su precio real para que al ir bajando se lo lleve al precio establecido, mientras que el nacional es más afecto a llevarse varios recuerdos baratos para regalar a sus familiares y amigos», expresó Israel Ramos, encargado de un negocio del giro.
Agregó que no siempre el mexicano ha sido buen comprador, especialmente, si se hospeda en hoteles todo incluido, ya que antes vení­a con el presupuesto justo, mientras que ahora aprendió a traer un extra consigo, precisamente para poder gastar en este tipo de mercancí­a.
En el mismo tenor, se expresaron encargados y empleados de diferentes negocios en las plazas comerciales, quienes seí±alaron que por lo general las ventas repuntan durante las tardes y noches, que es cuando los turistas salen a pasear después de disfrutar de las playas o actividades náuticas, aunque reconocieron que la gran cantidad de sargazo en los balnearios públicos les han ayudado mucho porque los visitantes, especialmente, quienes no gustan de disfrutar la alberca de sus hoteles, aprovechan para darse la vuelta por estos inmuebles, lo que mejora notablemente la actividad comercial.

Graciela Machuca

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