Nada justifica atropello legislativo

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Viborianus

Victoriano Robles Cruz

Platicaba con un liberal individuo, dentro de los cientos con los cuales compartimos comentarios y hasta ideas… sobre los aconteceres por la descalificación —ví­a legislativa- de los profesionistas quintanarroenses para competir por la titularidad de la Fiscalí­a General del estado, y de allí­ surgió el viborianus que ahora usted gratamente alinea a sus ojos. ¡Agradecidos por interactuar con la columnilla!

í‰l, intentaba justificar los posibles factores que inciden en tal decisión, en una de ellas anteponí­a el bienestar de la familia de los abogados quintanarroenses por encima de la ola de violencia, destacaba la posibilidad del temor como negativa para competir. í‰l mismo se cuestionaba sobre esta posibilidad, palabras más o menos, esta pregunta le invadí­a: ¿y si los abogados de aquí­ conociendo el grado de inseguridad tienen miedo por sus familias se justificarí­a?

Aunque respiraba profundo y le giraban los ojitos en este ejercicio de reflexión voluntaria, luego asentí­a: ”nada justifica ese atropello legislativo para insertar a un amigo del gobernante«. Y luego complementaba… ”A un ”fuereí±o», por denominarlo de alguna manera«, y precisaba… ”no sentimos fobia por los personajes de fuera, pero si es correcto, le salvemos al concepto la posibilidad de lo despectivo«. Coincidimos… este Quintana Roo, como la mayorí­a de las entidades se han enriquecido con la llegada de personas valiosas, constituimos una sociedad de migrantes, la inmensa mayorí­a ha venido a sumarse al proyecto quintanarroense, nos han entendido y allí­ sumamos todos para constituir una mejor sociedad. Hermosas oportunidades hemos logrado en esta tierra caribeí±a y maya por excelencia. También compartimos el orgullo de nuestra ancestral cultura Maya. ¡Al final esa es la tarea ser mejores cada dí­a!

Al igual revisaba la conducta de los directivos del sector educativo, de ellos hací­a referencia por el silencio ante la humillación propinada a los nichos educativos sobre todo a los del nivel de licenciatura. También aludí­a a los responsables de las instituciones de educación superior en la entidad, desde la misma Universidad de Quintana Roo la cual ofrece esa licenciatura para los hijos de Quintana Roo, al igual que otros paí­ses vecinos. ¿Qué tan humillante puede ser para los estudiantes universitarios de esa licenciatura el clausurarles esa oportunidad de servicio para su pequeí±a patria?

¿Por qué clausurar con este moche legislativo el futuro de los jóvenes de Quintana Roo? ¿Por qué rescindir el futuro de las instituciones de educación Superior? El mismo gobierno construye esos espacios educativos para la formación profesional de su juventud, la oferta educativa no es gratuita ha surgido de una clara demanda social, han sido muchos los quintanarroenses, que han demandado históricamente estos espacios de formación educativa, para no solamente darle solidez al proceso educativo sino  comprometiéndolos con el perfeccionamiento del ser humano, para vincularlo con la sociedad, hacerlo capaz de contribuir al fortalecimiento de la cultura y al desarrollo social y económico de Quintana Roo y México. ¿Por qué relegamos los ideales de la formación en las instituciones de educación superior?

Revisándolo con una mayor serenidad, nos explicaba el galeno, ”parece una vil majaderí­a, una especie de harakiri, hasta pudiéramos concluir en un suicidio polí­tico para estos defenestradores de los requisitos de la norma, de la legalidad«. No es cualquier simpleza el atrevimiento de esta XV legislatura, tampoco es una boberí­a la sumisión para dar cumplimiento al capricho del ejecutivo, conlleva un acto de atropellamiento de la norma su contravención. Atenta contra la historicidad legislativa, quizá el mismo desconocimiento de la historia de Quintana Roo impida ver la dimensión real del daí±o a la institucionalidad quintanarroense.

Inclusive entre algunos legisladores, exlegisladores y en algunos cí­rculos polí­ticos ya se habla de la propuesta del amparo para la inconstitucionalidad del caprichito de la dupla de poderes Legislativo-Ejecutivo. Nos parece una razonable propuesta, además de una muy legí­tima defensa con talante, pues ya no se valen los desplantes violentos ni insolentes. Arremeter con toda la fuerza de la legalidad es el mejor camino para continuar construyendo esta, nuestra patria chica.

¿Qué caracterí­sticas debe disfrutar un individuo dentro de la gobernanza para que sus insolvencias atenten contra toda una población? La medida de cancelar los requisitos mí­nimos para ostentar un puesto dentro de la administración del gobierno del cambio, no solamente es un rasgo de la incongruencia, del absurdo, de la barbarie, de lo ilógico, sino de la carencia del sentido común. Obviamente, es el alejamiento de la sociedad para cumplir como servidumbre a los intereses de las elites del poder real. Al final el galeno nos retó con una pregunta que no pudimos responder: ¿No será que ese actuar es consecuencia de que son rehenes de los grupos del poder delincuencial? ¡íšjule!

PD.- «…Algunos hombres desean la guerra por razones sórdidas, otros por idealistas; algunos por el provecho personal, otros por el principio impersonal. Pero la mayorí­a de aquellos que desean conscientemente la guerra y la aceptan, y de esa manera ayudan a crear su «inevitabilidad,» la desean para cambiar a sus problemas de lugar«. Charles Wright Mills (1916-1962) sociólogo estadounidense.

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Graciela Machuca

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