Necesariamente Incómoda: Una mala inversión e improvisada estrategia con «periodistas a modo»

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**Los cí­nicos no sirven para el oficio periodí­stico

**A la clase polí­tica no interesa la comunicación social ni el periodismo

**Prefiere pagarle a voceros que fingen ser periodistas

Graciela Machuca

Ya se ha hecho famosa la frase de Ryszard KapuÅ›ciÅ„ski de que los cí­nicos no sirven para el oficio de periodista y que ha sido retomada por el periodista colombiano Javier Darí­o Restrepo para decir que las malas personas tampoco pueden hacer periodismo, desafortunadamente, no solo en Quintana Roo, sino en todo México nos encontramos a personas que dicen ejercer el periodismo, para lo cual consideran que tienen que ser cí­nicos y pasar sobre otras personas para lograr sus objetivos polí­tico y económicos, pero en ningún momento, periodí­sticos.

En el mercado de los medios de comunicación a la clase polí­tica poco le importa cumplir con los mandatos constitucionales en materia de libertad de expresión e información, a través de una comunicación social eficiente o por medio del fortalecimiento del periodismo, de lo contrario, prefieren pagar cifras multimillonarias a empresas y personas para que repliquen sus discursos, que por lo general están alejados de la realidad.

Con el desarrollo de la tecnologí­a en los medios de comunicación los polí­ticos siguen generando ilusiones, pensando que los contribuyentes, los usuarios de los medios de comunicación deglutirán sin chistar todo lo emitido desde las instancias de poder económico y polí­tico.

Pero se olvidan que cada dí­a existen audiencias más informadas que tienen consciencia de que no solo son receptoras, sino que están aprendiendo a interactuar, porque antes de ser un segmento del mercado, forman parte de una ciudadaní­a y sin duda son personas contribuyentes que mantienen la operación de los gobiernos y pagan los altos salarios de la clase polí­tica.

Las lí­neas anteriores son el preámbulo para referirme a un lamentable hecho de agresión a una familia trabajadora de Chetumal de parte de una persona que se ostentan como periodista, comunicador y empresario, cuyas operaciones han sido financiadas desde los cí­rculos de poder polí­tico de Quintana Roo.

Recordando una de las recientes conferencia de Javier Darí­o Restrepo, dice que hoy en dí­a, con el desarrollo de las redes sociales, es cuando más se requiere de periodistas que investiguen, verifiquen, confronten fuentes, por lo que agrego, para ejercer el Derecho a la Información que tenemos todos los mexicanos, no basta que los gobiernos paguen a sus voceros, sino que fortalezcan, por medio de polí­ticas públicas, no de manera discrecional, la actividad periodí­stica, por ello se ha insistido desde otras latitudes que la actividad periodí­stica debe elevarse a rango constitucional como una actividad de interés público.

Pero mientras eso sucede, en Chetumal opera una persona que se dice periodista y que esta semana ha sido acusada de haber agredido fí­sicamente y patrimonialmente a una familia, me refiero a Ramón Aguilar, propietario de la empresa Covadonga Medios y que por sus actitudes como persona y empresario nada tiene que estar haciendo en el ejercicio periodí­stico.

Existe una carpeta de investigación, la número FGE/QR/OPB/02/812/2019, abierta en la Unidad de Delitos Patrimoniales de la Fiscalí­a General del Estado, en la que se relata un acto incendiario en la casa de la familia que integra ”La banda que salta», grupo que presenta espectáculo para animar fiestas infantiles.

La madrugada del 14 de febrero, los integrantes de la familia se despertaron alarmados por el griterí­o que tení­an sus vecinos al ver que se estaba quemando un automóvil antiguo tipo Zafari en el interior de su cochera, vehí­culo que sirve de transporte a la familia y para trasladar su equipo a las fiestas infantiles.

Con la ayuda de los vecinos se logró extinguir el fuego antes de que llegaran los bomberos, así­ como policí­as y peritos, estos últimos, luego analizar las evidencias determinaron que el incendio fue provocado al rociar thiner a la unidad, un producto altamente flamable.

El jefe de familia, José Jaime Lenz, también representante de la empresa que opera ”La banda que salta», dijo que no tiene problemas personales con nadie, ni deudas, por lo que presume que el autor intelectual de esta agresión y intento de homicidio de él y su familia fue Ramón Aguilar, con quien sostuvieron un altercado el pasado fin de semana cuando durante el desarrollo de un espectáculo infantil lo involucraron en un juego, por lo que se molestó y golpeó y empujó a dos de los hijos de la familia Lenz.

Recordó que el pasado domingo, acudió con su familia a dar un espectáculo en el fraccionamiento Residencial Andara, ”dónde tuvieron un incidente con uno de los asistentes, en concreto el seí±or Ramón Aguilar, que se incomodó, lo involucraran en los juegos que constituyen parte del espectáculo de payasos, aventando al mayor de sus hijos, y reventándole la nariz, según su declaración, al más pequeí±o, fue cuando, como padre ofendido, confrontó al sujeto en cuestión, y este lo empujó delante del público infantil, hasta hacerlo caer, según consta en un video del evento», de acuerdo a los testimonios recabados por la prensa local.

El video y los testimonios de las personas presentes en el espectáculo infantil son las pruebas que permiten presumir a Lenz que fue Ramón Aguilar, quien está involucrado en el incendio, pues después del altercado, le lanzó amenazas, que las cosas no se iban a quedar así­.

Corresponde a las autoridades de procuración de justicia de la entidad investigar el caso, antes de que la impunidad le siga dando patente de corzo a este personaje.

Graciela Machuca

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