Felipe Carrillo Puerto, ejemplo de cuando se ignora cómo gobernar

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Necesariamente Incómoda

**Indí­genas mayas en el olvido; infraestructura hospitalaria insuficiente
**Organización Panamericana de la Salud pide atención a indí­genas
Graciela Machuca Martí­nez
La semana que acaba de concluir tuvimos muchas noticias tristes en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, en el estado de Quintana Roo como en cualquier parte de México, pero una de las que causó mucho dolor, fue el fallecimiento del doctor Armando Morales Zavala, quien con sí­ntomas y confirmado positivo, estando en aislamiento por COVID-19 fue llevado en estado de gravedad por sus familiares al Hospital General de esta ciudad, donde falleció en uno de los pasillos en espera de recibir atención médica.
Desde hace dos semanas de manera intermitente, el referido nosocomio tiene ocupadas el cien por ciento de las camas habilitadas para tratar a pacientes con Covid 19 y por ende, varios pacientes tienen que pasar horas o dí­as en espera que se desocupe un lugar, varios mueren antes, como ocurrió con el doctor Morales Zavala, persona querida y respetada en la Zona Maya, por los servicios que prestó por aí±os.
Durante las últimas horas se dio a conocer que en dicho hospital se habilitaron cinco nuevas camas ante la saturación que se ha tenido durante los últimos dí­as.
Es incongruente e incluso se podrí­a considerar como un etnocidio que en toda la Zona Maya, donde residen miles de descendientes de los mayas que crearon la cultura que ahora le da vida a la actividad turí­stica de Quintana Roo, solo opere un hospital de la Secretarí­a de Salud, con deficiencias en su infraestructura y personal, las cuales han sido denunciadas desde hace muchos aí±os por la que escribe.
El único hospital construido (lo que ahora funciona como oficinas de la Jurisdicción 3)ex profeso para los mayas fue construido durante el gobierno del presidente de México Adolfo López Mateos (1958-1964), mientras se desempeí±aba como gobernador del territorio el ingeniero Aarón Merino Fernández, el 17 de mayo fue inaugurado. A partir de esa fecha, en febrero de 1987 en un mar de corrupción y manejos turbios pasó malamente de ser clí­nica del IMSS a hospital COPLAMAR en febrero de 1988 a su vez pasó a la Secretaria de Salud Estatal y lo que se le ha hecho al nosocomio han sido parches llamados ampliaciones. Si revisamos los discursos de campaí±as de candidatos a gobernador, diputados o senadores, incluso a presidentes de la república, encontraremos innumerables promesas de que por fin el pueblo maya tendrá justicia en materia de salud y que contarán con hospitales dignos, pero la verdad es que todo ha quedado en palabrerí­as, actualmente los mayas carecen de instalaciones hospitalarias suficientes y servicios de calidad dignos como se creerí­a que lo merecen.
El municipio de Felipe Carrillo Puerto se encuentra estratégicamente ubicado en la Zona Maya y ante la falta de atención hospitalaria, la operación de un nuevo hospital COVID-19 tendrí­a que instalarse aquí­ en el llamado Corazón de la Zona Maya, (Capital Cultural del estado y quien sabe cuantos adjetivos electoreros mas le han atribuido pero lo que históricamente resulta cierto es que ya fue Carrillo Puerto Capital del entonces territorio de Quintana roo, de acuerdo a Mario Chan Colli, cronista vitalicio de la ciudad, de del 24 de nov de 1902 hasta 1912 por el general Ignacio A. Bravo). para poder dar atención a los municipios cercanos de Tulum y José Marí­a Morelos y no porque esas municipalidades no haga falta, sino que por logí­stica de traslados es más conveniente, pero como el actual presidente municipal carece de la capacidad gestora por un lado y le apuesta a su linaje que le da impunidad, y para ver los problemas que tiene en las narices, no movió un dedo para que el hospital COVID, a cargo del Ejército Mexicano, se habilitara en Carrillo Puerto y no en Tulum ubicando públicamente a este como ”centro del estado» nada mas falso!…..
Aunada a la precaria infraestructura hospitalaria se suma el fracaso de las estrategias de los Servicios de Salud para controlar la pandemia y la negligencia de las autoridades municipales para cumplir con sus obligaciones establecidas en la legislación sanitaria. La Ley General de Salud es muy clara en las facultades y responsabilidades que tienen los Ayuntamientos para coadyuvar en una contingencia sanitaria como la actual.
Las comunidades mayas del municipio de Felipe Carrillo Puerto no solo son ví­ctimas de la negligencia y falta de infraestructura hospitalaria para hacer frente a la pandemia, sino a la falta de atención del gobierno municipal que las ha dejado en el abandono luego de las dos tormentas tropicales que las afectaron durante el mes de junio sufriendo severas inundaciones.
Y ni que agregar con el Plan Estatal de Desarrollo en materia de salud…
San Andrés, Noh Cah, Chancah De Repente, X-Konha, Kopchen y Mixtequilla, quedaron incomunicadas durante varias semanas porque el nivel del agua no bajaba, pero la autoridad municipal, con el pretexto de que está atendiendo asuntos de la pandemia olvidó a las familias mayas de estas comunidades.
A quienes diseí±an las estrategias y acciones para atender a las comunidades indí­genas en Quintana Roo, se olvidan, que independientemente de seguir la normatividad nacional y estatal, deben utilizar los documentos de organismos internacionales de los que México forma parte como los son la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los cuales advierten de las vulnerabilidades de este sector que se encuentran en circunstancias de vulnerabilidad y que durante y después de la pandemia quedarán en el nivel de pobreza extrema, pero en México solo se les ve con ojos electorales.
El 20 de julio pasado, la OPS dio a conocer que los pueblos indí­genas de varios paí­ses de las Américas ”están experimentando un creciente número de casos y muertes por COVID-19″, por lo que instó a las autoridades de salud a «redoblar esfuerzos para prevenir el avance de la infección en dichas comunidades, así­ como también para asegurar el acceso a los servicios de atención de salud».
El hecho de que la capacidad hospitalaria de Felipe Carrillo Puerto y José Marí­a Morelos esté saturada con enfermos de COVID-19, confirman estos datos.
Por lo tanto, el organismo regional hizo un llamado a fortalecer el manejo de casos utilizando enfoques culturalmente apropiados, e implementar medidas preventivas en todos los niveles del sistema de salud para reducir la mortalidad asociada con COVID-19.
«La pandemia COVID-19 representa un riesgo para la salud de los pueblos indí­genas, tanto aquellos que viven en áreas urbanas como los que viven en asentamientos remotos o aislados donde el acceso a los servicios de salud es un desafí­o y la capacidad muchas veces limitada para atender a toda la población» dice la alerta.
El INEGI ha documentado que el número de población indí­gena en Quintana Roo ha ido en aumento, no solo de los pueblos originarios del actual estado, sino de aquellos que migran para incorporarse a la actividad laboral.
Para interrumpir la transmisión de COVID-19 en comunidades indí­genas, la OPS recomienda que los lí­deres indí­genas participen en acciones para detectar casos a tiempo, obtener confirmación de laboratorio, aislar casos positivos, y rastrear y poner en cuarentena sus contactos.
«Entre las poblaciones indí­genas que viven tanto en asentamientos remotos o aislados como en áreas urbanas, algunos de los factores de riesgo que podrí­an estar asociados a altas tasas de mortalidad por COVID-19 son la desnutrición, el acceso deficiente o falta de acceso a los sistemas de salud, así­ como a agua potable y saneamiento básico, además de la alta carga de enfermedades parasitarias», advirtió el organismo.
La OPS analizó la situación COVID-19 entre las poblaciones indí­genas de varios paí­ses. En Bolivia se registraron 31.249 casos y 1.135 muertes. Brasil reportó 7.946 casos confirmados y 177 muertes entre los pueblos indí­genas en todo el paí­s. Canadá tuvo 334 casos confirmados en cinco provincias, incluidas 6 defunciones. Hasta el 6 de julio, se han notificado 1.534 casos confirmados, 73 de ellos mortales entre los indí­genas de Colombia, mientras que en Ecuador se han confirmado 4.498 casos, incluidas 144 muertes. En México, se registraron 4.092 casos, 649 de ellos mortales, en poblaciones indí­genas. En Estados Unidos, se han notificado 22.539 casos confirmados en 12 áreas del Servicio de Salud Indí­gena. Y en Venezuela, se han notificado 152 casos, entre ellos una muerte, entre los pueblos indí­genas.
Las estrategias de vigilancia del COVID-19 en las comunidades indí­genas deben incluir la vigilancia comunitaria llevada a cabo por los residentes, así­ como la atención primaria, en hospital, y en centros de salud, con especial atención a reportar rumores de casos o muertes relacionados con la fiebre y dificultad para respirar que deben ser investigados para determinar la causa y proporcionar atención médica rápida a los afectados, dice la alerta de la OPS.
La OPS destacó la importancia de una buena comunicación sobre COVID-19 entre las comunidades indí­genas, utilizando lenguas indí­genas y adaptando mensajes para considerar prácticas y culturas locales con sí­mbolos e imágenes cuando sea necesario. «Las formas en que se transmiten los mensajes deben ser validadas por las mismas poblaciones indí­genas. Las imágenes utilizadas en los documentos y en las redes sociales deben ser incluyentes y no deberí­an nunca estigmatizar a los pueblos indí­genas», seí±ala el documento.
La alerta recomienda que las autoridades sanitarias fomenten los intercambios entre los profesionales tradicionales, los terapeutas ancestrales y otros miembros de la comunidad «para que medidas especí­ficas como el distanciamiento social, el diagnóstico, aislamiento y tratamiento consideren sus visiones del mundo, prácticas ancestrales existentes y sus contextos. En este sentido es también importante considerar la importancia y el sentido de la medicina tradicional tiene para los pueblos indí­genas».
La OPS también seí±ala que se necesitan diferentes estrategias para las poblaciones de las zonas urbanas, las que residen en aldeas, poblaciones indí­genas migrantes o poblaciones indí­genas en aislamiento voluntario, «considerando que el diferencial de vulnerabilidad y exposición frente a la COVID-19 no afectará de la misma manera a todas las comunidades indí­genas.»
¿En Quintana Roo, cuáles serán las estrategias diferenciadas para combatir la pandemia en población indí­gena? ¿Se han desarrollado protocolos especiales? ¿En municipios como Benito Juárez, que tipo de atención reciben las personas indí­genas migrantes y que con la contingencia sanitaria se quedaron sin empleo?

Pero de los mas de 600 millones de pesos que la SESA de Quintana Roo ha recibido del estado para responder a la contingencia, esperaremos para ver cuantos candidat@s resultan salir.
¡Hasta pronto QEPD…Dr. Armando Morales Zavala! Los que aun nos queda vida ya te estamos aí±orando…..

Graciela Machuca

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