Abundio Canché Cobos……Historias de la Selva Maya:

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LA ENTREVISTA:


Graciela Machuca Martí­nez

Laguna Kaná, Quintana Roo – La agricultura, la ganaderí­a y la producción forestal en las comunidades mayas del estado de Quintana Roo se encuentran en el olvido por parte de los tres niveles de gobierno, mientras que la organización ejidal fue ví­ctima de la corrupción y de la falta de apoyo oficial, por lo que ya no se produce en el campo y los tiempos del hambre regresarán, sostiene Abundio Canché Cobos, quien a sus 65 aí±os de edad, recuerda con nostalgia la riqueza de la selva en la década de los setenta, la cual, ahora, está muriendo.
Don Abundio, originario de Yoactun y ejidatario de Laguna Kaná, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, cuestiona como las virtudes del ejido, como organización indí­gena y campesina, fueron dejadas de lado por el propio gobierno, olvidándose del pueblo maya, el cual para sobrevivir permitió que gente extraí±a entrara a la selva a explotarla, sin respetar los planes de conservación.
LA CORRUPCIí“N Y EL OLVIDO GUBERNAMENTAL DESTRUYERON LA SELVA Y LA ORGANIZACIí“N EJIDAL EN QUINTANA ROO
En Laguna Kaná habí­a 180 hombres ejidatarios con sus derechos agrarios a salvo, pero hoy en dí­a 30 ”ya se fueron», el ejido está saqueado, la selva destruida, ”la pobreza llevará a la gente al hambre, el gobierno se olvidó de nosotros, pero los mayas aquí­ sobrevivimos en la selva».
Detiene sus recuerdos en el aí±o de 1966, cuando ”la selva era muy bonita». En ese entonces, ante la belleza de la selva, no imaginó que iba a ir ”decayendo poquito a poco». De la selva salí­a todo. ”En ese tiempo, el ingreso de la gente por la explotación de la resina del chicozapote eran muy importante, porque casi no habí­a explotación forestal, la explotación del chicle no deteriora la selva, porque el árbol queda parado».
Rememora que hubo un programa del gobierno que se llamó Bosques de Quintana Roo, fue cuando empezó ”la venta de caoba».
Se empezaron a cortar enormes árboles que tení­an ”como diez metros de altura y hasta 3 de grosor», nadie imaginó que eso trajo consecuencias futuras ”como en las que estamos viviendo, porque un árbol grandí­simo, al caer… al suelo, destruye su alrededor donde cae, eso deteriora el medio ambiente».
En ese tiempo ”la gente no lo sabí­a, pero si es real, nos perjudica, porque al caer un árbol de 400 a 500 aí±os de vida que tiene, cuando va llegar otro de ese tamaí±o, cuándo van a cubrir ese espacio, es cierto, van a germinar otros arbolitos, pero se necesita ese tiempo para volver a crecer del tamaí±o de dos metros de altura de su grosor».
LA FALTA DE PLANEACIí“N Y PROGRAMAS DE GOBIERNO INEFICIENTES PROVOCARON QUE LA SELVA ESTí‰ MURIENDO.
Pasaron cinco décadas y, ahora, con los planes de aprovechamiento forestal anual, ”ni la gente ni la selva se benefician, se benefician los empresarios que compran la madera, los que la maquilan, los que la convierten en muebles, lo poco que recibe la gente que es dueí±a de la selva, ya lo debe, ya nada más paga la deuda, ya no le queda nada, pero si nos dejó recuerdos, como ahorita, el calentamiento global que está viviendo nuestro planeta».
Vuelve a la imagen de esos enormes árboles que vio caer a partir de 1966 hasta la actualidad, ”cuántos árboles ya fueron derrumbados, cuantos árboles ya no están en toda la selva, cuánto vamos a esperar para que crezcan de ese mismo tamaí±o, ahora se sufren las consecuencias, pero de esa situación no es tan culpable la gente, culpables también los gobiernos, porque no crean programas productivos para la gente del campo».
Abundio muestra enojo, ”el gobierno lo que hace es mejor dar el permiso para la venta de árboles, para que la gente tengan dinero, más no se imagina el gobierno que estamos destruyendo la selva, causando grandes problemas como la sequí­a, la escasez de maí­z, la escasez de trabajo, dinero, de comida, porque todo viene de la producción de la milpa, y ahora aunque uno haga 10 o 20 hectáreas, no llueve, no resulta».
A lo largo de su vida se fue especializando en la explotación de la madera y en la forma que sus antepasados cuidaban la selva, para conservar la vida, esa experiencia lo llevó a ser dirigente de la Organización de Ejidos Forestales y presidente del Comisariado Ejidal de Laguna Kaná.
La falta de producción de la milpa es consecuencia de que se ha destruido la selva, ”porque de los aí±os sesenta, cuando yo era nií±o, el maizal daba todo, hasta semilla de tomate se tiraba en la milpa, habí­a para comer camote, yuca, frijol de guí­a, calabazas, todo hay, y hoy aunque lo siembres, ya no sé da, porque no hay lluvias».
IMPRODUCTIVIDAD EN EL CAMPO LLEVARí AL SAQUEO DE GRANDES NEGOCIOS; EL SECTOR AGROPECUARIO YA NO PRODUCE.

Ante esta situación, el gobierno debe crear un programa especial, con sistema de riego, ”se deben formar grupos, que cada cuatro hectáreas construyan un tanque elevado, aunque esté entre piedra puede producir, porque hay un sistema de riego, pero ese programa no lo hay, no existe, porque el gobierno ya no se preocupa de la gente del campo o la gente no lo exige».
Los hombres del campo ”ahorita si tenemos de qué exigir, porque estamos viendo la producción ahora, pues no da, por más que luchamos, entonces, cuando ya no hay, el hambre perjudica, como pasó en aquellos aí±os cuando en la presidencia Municipal les echaron gas, porque reclamaron que no hay milpa ni qué comer, eso puede volver a suceder. El gobierno debe preocuparse respecto a la producción, no dar permiso solamente para explotar irracionalmente la madera».
Considera que los planes de manejo forestal no están sirviendo, porque ahora, ”de donde quiera sacan la madera, entonces no hay ni Profepa, no hay Forestal, cada quien saca madera a su gusto, las palizadas, donde quiera, pero se debe sacar del área destinada a explotar de manera anual, de allí­ se debe sacar, no por donde quiera, para que no se deteriore todo el medio ambiente».
Recuerda que en el aí±o 1984, como parte del trabajo de la Organización de Ejidos Forestales, en su ejido se diseí±ó un plan de manejo forestal y 25 aí±os después se regresó a esas áreas ya explotadas, ”y se saca buena madera, pero las palizadas las sacan en otro lado, entonces ya se está deteriorando por todos lados, eso quiere decir que ya no hay un plan de manejo, no hay un trabajo organizado».
LA EXPLOTACIí“N IRRACIONAL DE LA SELVA MAYA Y DE OTRAS DEL PLANETA PROVOCí“ EL CALENTAMIENTO GLOBAL.
De este desorden responsabilizó a las autoridades federales, estatales y municipales, ”porque no se preocupan en eso y la reforestación es lo que me da más coraje. Hace aí±os, lo hacemos en el mero tiempo de lluvias y ahora la reforestación no se hace, el aí±o pasado se reforestó en enero, pues estamos en secas, el árbol no vive, nada más un requisito para que Conafor dé el permiso, pues de qué nos sirve ese requisito, si no se hizo para el bien de toda la siembra del árbol, todos mueren, en cambio hace aí±os, cuando fui comisariado del 87 a 90 se sembraba en el mes de julio».
Asegura que ”del árbol sale todo, hay un tabulador que se manejaba, se puede comprar semillas, nosotros nunca compramos planta, sembramos el vivero, pagamos la reforestación, sale el dinero para todo, pero ahora las autoridades ejidales solo se dedican a malgastar el dinero chupa y chupa, ya ni fondos ejidales hay, en ese tiempo, tení­amos 90 millones de capital bancario, hoy ni siquiera 90 centavos hay, no se vale, el ejido está saqueado y acabado y las selvas destruidas, es la causa del calentamiento global, pero no solo este ejido, sino varios ejidos están igual, los explotan y sin fondos».
Reconoce la necesidad de vender los árboles ”pero de manera moderada, no exagerada, que se puede dar permiso un aí±o, el otro no, hasta cada dos aí±os para que no se vaya a acabar totalmente, porque de lo contrario en pocos aí±os ya no hay selva».
Cuestiona la poca vigilancia de las autoridades, la corrupción, la negligencia de la burocracia ambiental, ”solo cobran su salario sentados en una silla, desde los escritorios, no salen al campo, por ello no se dan cuanta que a veces se tiene una autorización para cien metros cúbicos de madera y venden 150 o 200…».

Graciela Machuca

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