Violencia en Quintana Roo, de la realidad a la ficción de las artes escénicas

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martí­nez
Lo que se ve en Una pelí­cula de policí­as, una historia de realidad-ficción dirigida por Alfonzo Ruizpalacios, tan solo es un destello de lo que pasa en estados como Quintana Roo y que se repite el resto del territorio nacional donde la violencia, se apoderó de la sociedad con una compleja lí­nea divisoria entre la delincuencia y las personas encargadas de brindar seguridad a la población.
Ruizpalacios y la productora No Ficción han llevado esta cinta a festivales internacionales como el de Berlí­n «Berlinale» 2021, en el que resultó seleccionado para la competencia principal y el Oso de Plata a la contribución artí­stica, por el trabajo de su editor Yibrán Asuad.
El premio les será entregado en una reducida ceremonia que los organizadores del Festival preparan para el verano.
En dí­as pasado representó a México en el Festival Internacional de Cine Documental de Copenhague CPH:Dox.
En la sinopsis de Una pelí­cula de policí­as, se dice que siguiendo la tradición familiar, Teresa y Montoya se incorporan a la policí­a, solo para encontrar que sus convicciones y esperanzas son aplastadas por un sistema disfuncional. Ante la hostilidad a la que se exponen, solo les queda su ví­nculo amoroso como refugio. Como un experimento documental y narrativo innovador, Una pelí­cula de policí­as sumerge al espectador en un espacio inusual. La pelí­cula pone el reflector sobre la policí­a, una de las instituciones más controvertidas de México y el mundo.
Dirigida por Alonso Ruizpalacios, producida por Daniela Alatorre y Elena Fortes, y protagonizada por Mónica del Carmen y Raúl Briones. Una pelí­cula de policí­as es una pelí­cula original de Netflix producida por No Ficción.
En esta ocasión, el Festival de Cine de Copenhague se desarrolló virtualmente debido a la pandemia. El documental mexicano, al igual que el resto del programa, se puso a disposición en lí­nea entre el 21 de abril y el 12 de mayo.
”Una pelí­cula de policí­as» se ubica en la Ciudad de México y aborda las vicisitudes que enfrentan los agentes de policí­a en las calles de una de las megalópolis del mundo y comprende temas como los roles de los héroes, la autoridad, la corrupción, entre otros, se lee en una de las reseí±as del festival.
”Esta pelí­cula reproduce un sistema disfuncional en el que estamos insertos todos, parte importante de la experiencia que queremos lograr con el espectador es justo la que tuvimos nosotras, el crew, el elenco para tratar de entender desde un lugar genuino lo que realmente significa ser policí­a en México y cuáles son las contradicciones, pero al mismo tiempo contar una pelí­cula entretenida; y este lugar entre la ficción y el documental permite experimentar la historia de una forma distinta», dijo a M2 la productora Daniela Alatorre.
Del cine, utilizado para contar una historia de violencia y corrupción en la Ciudad de México pasamos a otra demostración de artes escénicas que se desarrolló el pasado nueve de mayo en Cancún, frente al palacio municipal, í­cono de protestas sociales de la población a nivel estatal, pero también de la represión gubernamental.
EL MUSEO VIVIENTE DE LA IMPUNIDAD, UNA MUESTRA DE QUE LA SOCIEDAD QUINTANARROENSE YA ESTA HARTA DE LA VIOLENCIA E IMPUNIDAD
Diversas organizaciones civiles y artistas de la entidad se organizaron para montar el Museo Viviente de la Impunidad, con motivo del llamado Dí­a de la Madre, efemérides fortalecida desde el centro del paí­s, en la segunda década del Siglo XX, para contrarrestar el movimiento feminista que se gestaba desde la Pení­nsula de Yucatán.
Desde luego que la influencia y sociedad del Rafael Alducí­n, director del periódico Excelsior con el Episcopado mexicano y el entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, así­ como con los directivos de la Cruz Roja Mexicana, ganó terreno para crear una festividad a la madre abnegada, sumisa, sufridora y prolí­fica, mientras que se denostó a quienes buscaban el reconocimiento de sus derechos.
Con motivo del 10 de mayo de 2021 en Cancún se puso en escena e ”Museo viviente de la impunidad» para destacar la indiferencia de autoridades y polí­ticos en campaí±a, a través de una iniciativa artí­stica inédita en la historia de Quintana Roo
La conocida plaza que se encuentra frente al palacio municipal de Cancún fue el lugar idóneo para la instalación de 30 estatuas humanas que mostraron la descomposición social y polí­tica que sufre una ciudad que durante más de cuatro décadas logró ser considerada la más segura de México.
El periódico El Universal dijo que el ”Museo viviente de la impunidad», se trató de un grito silencioso de un sector de la población.
El escenario fue la Plaza Reforma, donde el 9 de noviembre de 2020, elementos policiales del estado y del municipio ”abrieron fuego en contra de ciudadaní­a desarmada que se manifestaba en contra de la violencia feminicida. Se montó un filtro sanitario y el recorrido transcurrió en obligado silencio, tan solo interrumpido cuando las figuras humanas volví­an a la vida para cambiar de posición y clamar por justicia».
La crónica de El Universal nos habla de la imagen de una mujer tendida sobre el asfalto, ensangrentada. ”Sus zapatos a un costado y un letrero que la expuso como ví­ctima de explotación sexual en la modalidad de trata de personas. ”Me explotaron sexualmente durante muchos aí±os, después un cliente’ me mat󒻝, se leí­a en el cartón colocado cerca de su cadáver’.
A unos metros, otra mujer, ”la buscadora de paz», petrificada, con la mirada perdida en la nada y utensilios para cavar buscando en fosas clandestinas a una hija o hijo. En tres sexenios suman 82 mil 241 personas desaparecidas en México, se indicó en un trozo de cartón idéntico.
LAS VíCTIMAS DEL ABUSO POLICIAL ANTE LA SIMULACIí“N DE LOS TRES PODERES EN QUINTANA ROO
En Quintana Roo se siguen acumulando las fechas negras en el calendario de la impunidad, porque dí­a tras dí­a, se documentan delitos, violaciones a derechos humanos y abusos de poder de quienes con un pedazo de autoridades se sienten intocables, desde luego que la impunidad se la deben a las complicidades entre la clase polí­tica de la entidad, sin importar a que partido polí­tico pertenezcan.
Por ejemplo, como lo narra Cambio 22, el pasado martes, se realizó en el Congreso del estado una audiencia de ví­ctimas de la represión policial del 9 de noviembre de 2020 en Cancún con miembros de la XVI Legislatura, ”donde quedó en evidencia la impunidad y la simulación de las autoridades que prevalece en la atención de tan graves delitos y violaciones a los derechos humanos cometidos por policí­as contra manifestantes que protestaban contra los feminicidios ocurridos en Quintana Roo».
En la audiencia se denunció que a 6 meses de los hechos y más de dos meses de que se les pusiera a disposición de un juez, los 11 policí­as seí±alados como responsables de disparar y cometer abusos contra las manifestantes están prófugos.
A 10 de los 11 imputados se les vinculó a proceso y dictó prisión preventiva desde el pasado 1 de marzo, pero hasta la fecha no han sido capturados ni puestos tras las rejas.
Lo peor para las ví­ctimas es que, mientras eso sucede, están siendo acosados, vigilados y seguidos por miembros de la policí­a municipal de Benito Juárez, y reciben amenazas para que cesen de su exigencia de justicia por las agresiones sufridas.
Cambio 22 ha documentado desde el 9 de noviembre del aí±o pasado que el desinterés que la mayorí­a de los diputados ha tenido en la atención quedó de manifiesto también en la diligencia realizada el pasado martes, porque sólo 10 de los 25 legisladores convocados se presentaron a escuchar a las 9 ví­ctimas con sus abogados que se presentaron ante ellos a solicitar su intervención y apoyo.
Cómplices de la simulación no solo son quienes integran la XVI Legislatura del Congreso de Quintana Roo, sino también la Comisión de Derechos Humanos de Quintana Roo (Cdheqroo), organismo que emitió ”una recomendación sesgada y parcial, porque sólo seí±aló al gobierno municipal de Benito Juárez y a la policí­a municipal, pero eximió al gobierno del estado y a su Secretarí­a de Seguridad Pública, a pesar de que los agentes operaban bajo el Mando íšnico y también hubo policí­as estatales entre los represores».

Graciela Machuca

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