Los medios grandes desalentaron la consulta. Débil la prensa no lucrativa

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Miradas de reportero

Por Rogelio Hernández López

¿Por qué participó sólo el 7 por ciento de la ciudadaní­a en la consulta del 1 de agosto cuando se apuntaba un interés del 31 por ciento en votar? ¿Qué papel jugó la prensa para ese resultado?

Estas preguntas podrí­an responderse con detalles en los ámbitos académicos. Por lo pronto, entre algunos observadores aparecen dos respuestas generales:

La mayorí­a de los grandes medios industrializados sí­ logró desalentar la participación popular, porque sigue dominando el gran mercado de las noticias; por otro lado, los medios pequeí±os, impresos y digitales no quisieron o no pudieron impulsar el interés social porque en general trabajan con precariedades y aunque ya son miles en todo el paí­s aún no logran alcance suficiente para conformar un mercado alterno.

Habí­a interés en 29 millones

El Financiero diario realizó dos sondeos previos a la votación. Entre el 11 al 25 de junio encuestó a 1, 000 ciudadanos y luego a otros 500 los dí­as 23 y 24 de julio. Detectó entonces que ”un 31 por ciento de los entrevistados les interesa mucho participar en dicha consulta popular…»

Ese 31 por ciento, significaba un poco más de 29 millones de posibles votantes del total de ciudadanos inscritos en el padrón del Instituto Nacional Electoral (INE).

Esa posibilidad fue festinada por analistas afines al gobierno del presidente López Obrador. Pero la cifra final de participación que registró el INE fue de 6 millones 663 mil 208 personas, apenas el 7.11 por ciento del padrón.

Están pendientes los análisis exhaustivos que expliquen esa baja participación ciudadana y en ellos tendrá que evaluarse, como factor clave, el papel de la prensa diferenciando a los medios tradicionales predominantes de los que buscan modelos alternativos de comportamiento y ponerlos en su contexto de crisis empalmadas.

Empeorarán las crisis del modelo

Está muy estudiado el modelo de prensa mexicano, un modelo determinado por el mercado que somete por el interés de la ganancia al sistema nacional de información que debiera ser de interés social; ese modelo de negocios lo dominan todaví­a las grandes empresas y/o corporativos industrializados.

Ese modelo, se sabe también, sufre distintas crisis por la combinación de causas exógenas y endógenas que además acentuaron los déficit financieros, en la mayorí­a de los medios, por la decisión de Andrés Manuel López Obrador de reducir a la cuarta parte el gasto federal. Ese modelo fue trastocado severamente, por esa y otras causas.

En ese contexto ahora hay que sumar dos malas noticias:

En casi tres aí±os, en la mayorí­a de empresas de prensa mexicana no han fructificado los intentos de encontrar fórmulas alternativas de financiamiento, o sea otros modelos de generación de ingresos distintos a los tradicionales basados en la publicidad, especialmente del sector público y no se espera que puedan hacerlo sino hasta 2024, según el informe ”¿El despertar de un gigante adormecido? que presentaron el 5 de agosto la Asociación Mundial de Editores de Noticias (WAN-IFRA) y el Tecnológico de Monterrey, con el apoyo de Facebook Journalism Project;  

La otra mala noticias es que puede extenderse la polí­tica pública del presidente López Obrador de reducir el gasto público en publicidad también en la mayorí­a de gobiernos de los estados, congresos locales y hasta en municipios. Recuérdese que Morena asumirá el mando de las gubernaturas en 17 entidades, que controlará 20 congresos locales y 346 municipios, muchos importantes. 

El informe de la Asociación Mundial de Editores de Noticias revela que en los medios investigados en México ”la dependencia de la publicidad es enorme: representa el 76% de los ingresos en los medios digitales y el 70% en los regionales.»

Y esto es así­, prosigue el informe, porque los medios mexicanos ”parecen no seguir la tendencia global de la industria de la información. Mientras cada vez más medios en el mundo adoptan algún esquema de ingreso por lector (muro de pago, membresí­a, suscripción), la investigación reveló que el 91% de los medios regionales y el 79% de los digitales no tienen ningún modelo de este tipo». 

Por eso, tanto las grandes empresas como muchas pequeí±as insisten en que regrese aquel enorme caudal del gasto público en publicidad del gobierno federal y que no disminuyan las erogaciones de los gobiernos estatales.

Así­ se explica, en parte, la actitud opositora al gobierno federal de la mayorí­a de grandes medios. No quieren que cambie aquel modelo. 

En ciernes otro mercado de la prensa. 

Pero el gran mercado de la información sufre crisis de identidad por otras causas de tipo estructural: el desarrollo paulatino de otro modelo de empresas de prensa que debiera ser reconocido como sujeto activo en la parte mercantil del sistema nacional de información.

Este fenómeno tampoco ha sido estudiado con suficiencia en los ámbitos académicos. Hace dos aí±os este reportero hizo una aproximación con el tí­tulo: ”Sí­ es factible otro modelo de periodismo, no lucrativo y ético.» Los siguientes son algunos datos de entonces:

”Se abre paso poco a poco otro modelo de negocios alternativo al de la prensa industrializada que incluso podrí­a mejorar el tipo de periodismo. Perfila seis caracterí­sticas: empresas pequeí±as; dirigidas por periodistas profesionales desplazados o desempleados; saben o intuyen que necesitan generan más contenidos propios, muchos privilegian la información hiperlocal y de servicios para la población; tienen muy poco personal y buscan ser más confiables.

”Sólo como ejemplos recuérdese a, Sin Embargo, Animal Polí­tico, La Silla Rota, Eje Central, Julio Astillero, Aristegui Noticias y otros que producen contenidos diferentes, sean noticias, investigaciones o comentarios con un gran sentido de oportunidad y por lo general son redondeados con antecedentes y contextos. Son la avanzada de otro modelo, que ha ganado confianza y no se sabe que esté generando utilidades exorbitantes para sus directivos o propietarios.

”En cada entidad de la república también ya se registran decenas de medios pequeí±os con este carácter que, en sus proporciones, captan adeptos y comienzan a competir con sucursales o franquicias de los corporativos.» (Un caso es el diario y la revista Ví­a Libre en Hidalgo). 

”En los estados proliferan estas pequeí±as empresas periodí­sticas, la mayorí­a digitales, que sufren para cumplir las exigencias de carácter mercantil, los muchos requisitos para ser proveedores del sector público, los fiscales y los de tipo laboral. Trabajan con muchas precariedades.»

”Y en la mayorí­a de todos estos, (medianos y pequeí±os) su mayor sufrimiento, estos dí­as, es obtener los ingresos necesarios para mantener constante su operación y su libertad profesional» Hasta aquí­ la columna de hace dos aí±os. 

A fines de 2017, en un ensayo difundido en la Revista Mexicana de la Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana, este reportero calculó que esos medios nuevos en todos los estados de la república sumarí­an más de 2 mil.

Una propuesta

En varias ocasiones este reportero observador de la prensa y los periodistas mexicanos desde 1999 ha puesto a consideración la propuesta de reconocer, con otra personalidad jurí­dica y mercantil a los medios pequeí±os que intentan operar con independencia y con modos distintos a los industrializados. 

Se trata de que el Estado legisle y reconozca para polí­ticas públicas una nueva categorí­a económica-mercantil para empresas de prensa y les conceda la figura de Empresas no lucrativas de interés social.

El perfil que se ha propuesto para estas empresas es que, además que sean pequeí±as (hasta con 20 trabajadores), deben regir su manejo de la información con un código de ética diseí±ado voluntariamente y con un verificador o defensor de la información propio o colectivo, comprobar que atienden necesidades informativas de causa o de nicho necesarias para públicos especí­ficos que no atienden los grandes medios.

A reserva de reiterar esos argumentos y agregar otros hay que insistir que con este reconocimiento el Estado, en el sentido general, intervendrí­a legal y legí­timamente en el gran mercado de la información auspiciando el más rápido desarrollo de este otro mercado en transición, el que puede conformarse con todas aquellas empresas pequeí±as, que sí­ quieren ser proveedores del servicio para publicidad oficial pero que deben aceptar se parte del nuevo segmento económico de responsabilidad y servicio social con derechos y obligaciones.Reiteramos que de lograrse la legislación de la prensa no lucrativa como sujeto de interés público se insertarí­a otro tipo de competencia en el gran mercado de la información con más responsabilidad social, se fomentarí­a el contrapunto a la hiper concentración de la propiedad de medios de prensa, se facilitarí­a la colocación de los cientos de periodistas todaví­a desempleados o subempleados y, junto a los medios públicos, le darí­a a la sociedad mexicana más y mejor información para que pueda contrastar informaciones y opiniones intencionalmente desalentadoras, como ocurrió con la Consulta Popular del 1 de agosto. Eso serí­a democratizar la información de interés público. (rogeliohl111@gmail.com).

Graciela Machuca

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