Impunidad y corrupción siguen degradando al medio ambiente en Holbox

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martí­nez

La corrupción, la impunidad y el tráfico de influencias son elementos que lamentablemente se encuentran en los desarrollos inmobiliarios en general y en particular, en los turí­sticos, pues hay algunos empresarios que prefieren las ganancias fáciles, la disminución de costos y saltarse toda norma posible, a pesar que a largo plazo, también resulten afectados, como por ejemplo, con el deterioro del medio ambiente.

En todos los desarrollos turí­sticos o urbaní­sticos del paí­s vamos encontrar casos de este tipo, que tal parece que se ponen el reto de ver quien violenta más la normatividad medioambiental, desde luego que en muchos casos reciben la ayuda pronta y expedita de las mismas personas servidoras públicas que tienen la encomienda de vigilar que la ley se respete.
La historia que a continuación les reseí±aré no es nueva, desde hace muchos aí±os se han denunciados las irregularidades cometidas en contra del medio ambiente en Holbox, pero de tantas denuncias de activistas y habitantes de la zona, se ha hecho normal que siempre haya alguna o muchas personas dispuestas a trabajar en la ilegalidad.

En dí­as pasados, habitantes de Holbox, Quintana Roo, reunieron evidencias de relleno y construcción dentro del humedal, desde luego sin contar con la autorización respectiva de los estudios de impacto ambiental, pues hasta el momento, esos permisos no han visto por ningún lado.

Se trata de un delito penal federal, pero ni eso inhibe acciones de este tipo, pues en el área ya se habí­a realizado desmonte y tala de mangle de botoncillo, mangle blanco y palma de chiit, de acuerdo a un reporte de CEMDA y otras organizaciones civiles que trabajan el tema en coordinación con los habitantes inconformes.
De acuerdo a testimonios recabados por los lugareí±os, estas acciones son parte de las obras de construcción de lo que serí­a una cuarterí­a u hotel y que se ubica en la calle paseo Kula y lí­mite con calle Tonzack, en Isla Chica, Holbox.
Los informes dados a conocer indican que las especies de manglar removidas, se encuentran clasificadas como Especie Amenazada, según la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.

En el humedal intervenido sin respetar la normatividad se tienen registros de reptiles como cocodrilo de pantano (Crocodylus Moreletii), iguana rayada (Ctenosauria similis), cocodrilo americano (Crocodylus Acutus); aves como la garza tigre (Tigrosoma Mexicanum), Rascón Costero del Atlantico (Rallus Crepitans), Vireo Manglero (Vireo Pallens), Huilota cairbeí±a (Zenaida Aurita), Maullador negro (Melanoptila Glabrirostris), Halcón Peregrino (Falco Peregrinus), colorí­n siete colores (Passerina ciris), Garza rojiza (Egretta rufescens), entre otras especies.

Dados los valiosos servicios ambientales que prestan los humedales, la tala de este mangle se encuentra tipificada como delito en el Código Penal de la Federación y, aún cuando la comunidad ha presentado diversas denuncias, tanto por la tala del manglar como por el relleno del humedal y el desecho de basura sobre éste, las autoridades, particularmente la Procuradurí­a Federal de Protección al Ambiente (Profepa), no han atendido el problema de forma oportuna ni satisfactoria.
Hasta el momento, de acuerdo a un conglomerado de organizaciones civiles, únicamente se han producido clausuras más bien simbólicas, sin que se hayan generado las acciones legales e impuesto las sanciones de ley correspondientes, ni tampoco se ha resuelto el problema de fondo que es la remediación ambiental del sitio.

Tanto la Isla Chica como la Isla Grande de Holbox, se encuentran localizadas dentro del írea de Protección de Flora y Fauna de Yum Balam, decretada en 1994 a fin de conservar sus valiosos ecosistemas y las especies emblemáticas que en ella habitan, dentro de las cuales se reconoce a los manglares, a las aves migratorias, reptiles, al jaguar y al tiburón ballena, considerado el pez más grande del mundo.

Si bien Isla Grande es la que mantiene un mayor grado de conservación, es Isla Chica la que se encuentra más poblada y donde se llevan a cabo obras de desarrollo turí­stico. Es en esta región donde actualmente ocurren la mayorí­a de los delitos ambientales, principalmente el desmonte de manglar y el relleno de humedales, los cuales se realizan con el fin de utilizar los terrenos para fines inmobiliarios, ya sea para la construcción de hoteles, casas, cuarterí­as o negocios.

Las personas que habitan en Holbox, así­ como organizaciones de la sociedad civil que han trabajado durante décadas por la protección y conservación de la rica biodiversidad que existe en esa Isla, por lo que vuelven a hacer un llamado a las autoridades para que: a) se sancione conforme a la ley a quienes han talado el manglar y afectado otras especies que habitan en este ecosistema; b) se ordene la remediación ambiental y, c) se implemente de forma continua la vigilancia en la zona que termine con la impunidad que prevalece en este valioso y tristemente amenazado paraí­so natural del mar Caribe que es, todaví­a, Holbox.

Entre los organismos civiles involucrados en esta denuncia se encuentran el:

Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Grupo GEMA del Mayab A.C., Grupo Tortuguero del Caribe A.C., Manta México Caribe A.C., Flora, Fauna y Cultura de México, Pronatura Pení­nsula, Amigos de Sian Ka’an A.C. y Casa Wayuu A.C.
Un recorrido por Holbox nos permite darnos cuenta del abandono en que se encuentra la zona, no solo por las autoridades federales, ya que, por ejemplo, rara vez aparece algún inspector u otro servidor público de la Procuradurí­a Federal de Protección al Ambiente (Profepa), sino también por parte de las instancias estatales y municipales.

La recolección de basura es un problema que requiere una urgente atención, a quienes viven en las islas se les deben respetar sus derechos humanos y uno de ellos vivir en un medio ambiente sano, pero a la autoridad municipal poco le importa, porque no ha hecho nada, absolutamente nada por diseí±ar un plan eficiente para la recolección y procesamiento de los desechos.

Graciela Machuca

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