Grupos de poder polí­tico y económico de Quintana Roo decidirán sobre la gubernatura, incluso sobre los partidos polí­ticos

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martí­nez

Previo al inicio del proceso electoral de 2022 en Quintana Roo para renovar la gubernatura y el Congreso local, los grupos polí­ticos y económicos que encontraron en la administración pública su modo de vivir, son los que están moviendo todas sus piezas para quedarse con el Poder Ejecutivo Estatal, o por lo menos, quedarse con una rebanada del pastel, es tal el poder de estos grupos, que definen el futuro de la entidad por encima de los mismos partidos polí­ticos, organismos que están al servicio de quienes tienen las relaciones y el dinero suficiente para comprar los cargos públicos.

Más allá de la administración del multimillonario presupuesto anual de Quintana Roo, estos grupos polí­ticos y económicos, se van a lo grande, buscan quedarse con el control gubernamental para hacer negocios con el dinero público, pero principalmente para utilizar el tráfico de influencias desde el gobierno para hacer grandes negocios por medio de la corrupción y la omisión de la normatividad.

Al final de cuentas, los partidos polí­ticos solo prestan o alquilan sus registros para que los poderosos tengan a su servicio a instancias gubernamentales que les permitan quedarse con las obras más grandes, no pagar impuestos o derechos estatales.

Ahora más que nunca, el tráfico de influencias, el cabildeo y la corrupción son herramientas propicias para sacar ganancias multimillonarias y en dólares, en negocios que se realizarán en las obras y servicios complementarios del Tren Maya, el puente vehicular de la Laguna de Nichupté, el aeropuerto hasta ahora llamado de Tulum, así­ como muchas otras obras menores que se realizarán con recursos públicos, pero que servirán de detonante para grandes negocios a los que llegarán capitales extranjeros.

Quintana Roo se ha convertido en un gran botí­n para la clase polí­tica tanto de origen local como de otras entidades del paí­s, quienes ven a este estado como tierra de nadie y campo fértil para el saqueo y la corrupción, en todas sus áreas sobre todo en la turí­stica e inmobiliaria.

La participación poco escrupulosa de los ex gobernadores en el presente proceso electoral, convertidos en auténticos caciques lo contamina de forma nociva, desde Joaquí­n Hendrikz defendiendo sus multimillonarios intereses hasta la actualidad; son maniobras que no dan certeza de limpieza profunda ni superficial en el presente proceso electoral.

La elección en Quintana Roo tiene tres escenarios: el retorno total del grupo de Félix González Canto/Jorge Emilio González donde también transita Joaquí­n Hendrikz, el continuismo de Carlos Joaquí­n y el grupo autentico de Morena, ajeno a esos dos grupos, pero que ya tiene indicios de infiltración.

El presidente de la República tiene muy claro que en Quintana Roo y tiene que operar con mucho tiento para no dejarle el control de la entidad al grupo de Félix González Canto y Jorge Emilio González y Joaquí­n Hendrikz, a quienes no les interesa el proyecto polí­tico de la 4T, sino el control del gobierno del estado para seguir usufructuando a la administración pública en beneficio de sus intereses empresariales.

A morena y al presidente Andrés Manuel López Obrador le será muy difí­cil romper la alianza que tiene con los dueí±os del Partido Verde Ecologista de México, pero seguir teniéndolos de socios en la Pení­nsula de Yucatán ponen en riesgo la culminación con éxito tanto del proyecto del Tren Maya como la cobertura completa de Morena en Quintana Roo, Campeche, Yucatán, Tabasco y Chiapas y por ende las elecciones del 2024, si no se quiere arriesgar y continuar con la coalición tendrán que cargar sobre sus espaldas, tres aí±os más de corrupción y actos delincuenciales como los que se les han demostrado a los dirigentes del Verde en Quintana Roo.

Los tres grupos ya tienen a su personaje para llenar la boleta electora. El primer grupo Félix González/Nií±o verde, Joaquí­n Hendrikz tiene a Mara Lezama, con quien Carlos Joaquí­n se unirí­a más pronto que tarde; en el continuismo de Carlos Joaquí­n estarí­a la senadora panista Mayuli Martí­nez Simón; mientras qué en el tercer grupo, supuestamente, el más puro de MORENA, estarí­a José Luis Pech y Rafael Marí­n Mollinedo, con sus respectivos ”asegunes».

Los partidos polí­ticos y sus supuestos lí­deres en Quintana Roo son como la plastilina: maleables y escurridizos, todos con historial inmoral de su precio y varios malbaratados.

Si estos son los escenarios para la gubernatura, para la legislatura es lo de menos a esos no los tienen que comprar solos se ofertan, por que arrastran una cultura de traición al pueblo que ni con la 4T les despeinó y lo vemos muy claro en la presente legislatura donde en dos aí±os no hay ningún a porte en materia de leyes que beneficie a los quintanarroenses mas que a sus propios intereses, los diputados incluyendo a los 15 de MORENA no han resultado mas que vulgares saqueadores.

Sin embargo, en polí­tica nada está escrito y aunque Mara Lezama tenga fe que lleva la bendición de Andrés Manuel López Obrador, porque según ella, le garantiza el triunfo, hay que recordar que del plato a la boca se cae la sopa y que durante las semanas que falta de aquí­ a mediados de diciembre pueden surgir otras personas como precandidatas a la gubernatura de Quintana Roo por Morena y que le pueden quitar el sueí±o, porque para el presidente de la República no hay lealtades con personas, sino con su proyecto polí­tico, ideológico y empresarial; las personas si no cumplen sus expectativas en el momento indicado, son fácilmente reemplazables.

El presidente de México sabe bien lo que tiene y lo que ha invertido en materia de programas sociales que son lo mismo que las proyecciones de votos que le garantizan el triunfo a quien designe en su partido, ya sea hombre o mujer, el caso es no solo el triunfo, sino la garantí­a de realizar, culminar y no encarecer mas sus tres principales proyectos en el estado, el Tren Maya, el puente en la Nichupte y el aeropuerto de Tulum, así­ que a estas alturas la negociación es determinante con los grupos económico/polí­ticos del estado, el candidato o candidata es lo de menos.

Lo anterior le quedó muy claro a Marybel Villegas Canché, quien con toda su investidura de senadora de la república, tuvo que sufrir las consecuencia porque desde la autoridad central del paí­s, no le permitieron contender por la presidencia municipal de Benito Juárez, por ende, le manifestaron que dentro de Morena ya no tiene posibilidades para contender por la gubernatura, lo que si le permitieron a Mara Lezama, reelegirse como presidenta municipal de Cancún y de allí­ jugarle a la grande, llegar a ser candidata a gobernadora de Quintana Roo, por lo tanto aparecer en la boleta electoral como asegura Marybel serí­a meritorio, claro, que ir contra la cargada como en tiempos memorables del priismo sin duda tiene su mérito pero también sus costos, que tampoco son escenarios imposibles como lo es el caso de Nuevo León donde Clara Luz encabezaba con gran alaraca las encuestas no solo en MORENA sino en todos los partidos y termino perdiendo..

Marybel Villegas se siente despreciada por el poder polí­tico central de Morena, partido que la llevó al Senado de la República y que le generó la esperanza para ser candidata al gobierno del estado, pero que también se encargó de aclararle su situación, de que no tiene la confianza del presidente de la República.

Al rendir su informe de actividades como senadora, al que acudieron otros senadores, así­ como el dirigente de Morena, Mario Delgado y Ricardo Monrreal, advirtió que tiene el capital polí­tico tanto en la Ciudad de México como en Quintana Roo, para fisurar la endeble unidad de Morena, no solo en Quintana Roo, sino a nivel nacional, porque está dispuesta a seguir trabajando con Ricardo Monrreal, quien quiere la candidatura a la presidencia de la República por Morena, aunque ello implicarí­a una ruptura con López Obrador, quien se inclina mas por la jefe de gobierno de la ciudad de México o por el canciller.

Los seis estados que renovarán gubernatura el próximo domingo 5 de junio de 2022, serán el laboratorio para dirimir diferencia entre los grupos que conforman a Morena y su fundador, el actual presidente de la República, quien heredó el poder omní­modo que por décadas fue construyendo su ex partido, el Revolucionario Institucional.

Sin embargo, los conflictos internos de los partidos polí­ticos que contenderán en Quintana Roo, son minucias, ante los intereses que están jugando quienes integran los referidos grupos polí­ticos, quienes aspiran a una candidatura son personajes desechables, los pueden sustituir, incluso de última hora, por la defensa de los intereses de quienes realmente mandan en la entidad.

En el escenario preelectoral ya hizo su aparición como aspirante del PAN, el exdiputado federal Luis Alegre, pero en los últimos dí­as, durante la visita de Mario Delgado, Gastón Alegre, a sus 92 aí±os, fue contundente con el lí­der nacional de Morena, manifestó su intención de contender por la gubernatura, ya que tiene un compromiso con el presidente de la República y considera que como titular del Poder Ejecutivo Estatal, puede cumplir su palabra de apoyar a la 4T, tanto desde la administración pública estatal, como desde sus radiodifusoras. Habrí­a que esperar para ver si Luis Alegre ya no tiene el apoyo incondicional de su padre, aliado de AMLO, o solo es una estrategia para mostrar su músculo y advertirle a los partidos y grupos polí­ticos que a la familia Alegre no se les puede descartar, dejar fuera de estas elecciones, aunque no jueguen una candidatura, la familia quiere también un pedazo del pastel.

Los demás ex gobernadores de Quintana Roo, que se niegan a dejar el barco de la sucesión, ponen lo poco o mucho que aún tienen de poder para incidir en la selección de las candidaturas y juegan sus apuestas por alguno o a los tres grupos referidos.

Se ha dicho que el proyecto de Mara reúne los intereses tanto del presidente de la República como del gobernador saliente Carlos Joaquí­n González, quien ve en esta mujer cancunense la garantí­a de vivir sin sobresaltos después de dejar la gubernatura, como parte del acuerdo tácito con AMLO para despejarle el paso al tren de Morena por Quintana Roo.

Tampoco se puede descartar un escenario como el que se vivió con la presidencia del Senado, donde las negociaciones y apuestas eran de varias senadoras y nunca imaginaron que saliera de gobernación doí±a Olga Sánchez Cordero avasallando a todas y todos, pues el presidente AMLO puede sacar de su chistera cualquier cosa, y si, cualquier cosa….

Graciela Machuca

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