Verdades a medias sobre corrupción en los manejos del presupuesto para el Tren Maya

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez

Mientras la atención mediática se enfoca en otros intereses del gobierno federal y la agenda personal del presidente de la república y familiares, la construcción del Tren Maya sigue generando polémica por las acciones que se realizan sin cumplir la normatividad en materia de medio ambiente y aplicación de recursos presupuestales, debido a la premura que tienen las autoridades porque la obra se termine en un tiempo récord, a pesar de las inconsistencias técnicas y financieras que se verán reflejadas cuando el ferrocarril entre en operación.

Hasta el momento no se han explicado las verdaderas razones que llevaron a la sustitución del titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons, a quien enviaron a la Subsecretaría del Transporte del gobierno federal, en tanto nombraron a Javier May Rodríguez, quien se venía desempeñando como secretario de Bienestar.

Desde que May Rodríguez se integró al equipo cercano al presidente de la República se le ha cuestionado que solo cuente con estudios de educación media superior y más cuando tiene que manejar miles de millones de pesos del dinero del pueblo de México, no de su peculio.

Desde luego que no tiene que ser un experto en finanzas, pero si conocer la responsabilidad que implica trabajar en la administración pública, estar encargado de que una obra con la magnitud del Tren Maya, en la que se están invirtiendo miles y miles de millones de pesos de la hacienda pública requiere de capacidades técnicas, se deben tener los conocimientos técnicos y la experiencia de coordinador equipos multidisciplinarios.

En pocos años cuando, opere el Tren Maya ya veremos el resultado de estas decisiones que supuestamente se han hecho con criterios morales y éticos, pero la primera responsabilidad ética de toda persona servidora pública es aceptar una responsabilidad reconociendo sus capacidades y no solo esa virtud de decirle al jefe a todo que sí.

La administración pública hoy en día requiere se base en los principios de transparencia y rendición de cuentas y ser congruente con el discurso de corrupción cero.

Pero mientras vemos que eso se haga realidad preguntemos al anterior y al actual director de Fonatur, sobre la compra de predios a Banco Azteca para destinarlos al Tren Maya a precios tres veces más que el que tienen en el mercado inmobiliario.

El organismo federal compró por un mil 150 millones de pesos unos predios con un sobreprecio tres veces mayor al original, ya que dos meses antes, fueron valuados en 407 millones 783 mil pesos.

De acuerdo a una investigación de Reforma, el 30 de abril de 2021, Banco Azteca se hizo del dominio de los lotes 2-10, 2-12 y 2-14 del predio Santa Ana Número 2, en el kilómetro 15 de la carretera Puerto Juárez-Tulum, después de ejecutar la garantía de un crédito cuyo pago incumplió una inmobiliaria.

Las escrituras revelan que el 19 de abril de ese mismo año, unos días antes de tomar posesión de los predios, se encargó un avalúo al arquitecto José Antonio López Aguado Isaías que tasó en un avaluó inicial en 407 millones 783 mil 98.93 pesos el precio de las 108 hectáreas de los terrenos, publicó la Revista Forbes, al retomar el caso.

El avalúo original, realizado por el arquitecto José Antonio López Aguado Isaías, dice que el primer terreno tiene un valor de 154.8 millones, de pesos; el segundo de 163 millones y el tercero de 89.9 millones de pesos.

Forbes también documentó que en mayo de ese año, Fonatur y Banco Azteca celebraron un contrato promesa, pero el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (INDAABIN) hizo su propio avalúo y determinó que los tres predios tenían un precio en conjunto de 1,150 millones. Y con base en esa estimación, el 8 de junio Azteca suscribió el contrato de compra venta con Fonatur Tren Maya.

En el orden establecido, el INDAABIN fijó el valor de cada inmueble en 434.7 millones, 459.8 millones y 25.5 millones de pesos, lo que sumaba 920 millones de pesos.

La Auditoria Superior de la Federación ha realizado múltiples observaciones sobre los manejos irregulares del ejercicio presupuestario entre 2019 y 2020, pero el titular de Poder Ejecutivo Federal se ha defendido diciendo que son observaciones parciales, que en su momento serán solventadas, porque ya no son como los de antes, porque él ha decretado que la corrupción ha desaparecido en este país.

En tanto, la periodista Lourdes Mendoza, en su columna Sobremesa, publicada en el periódico El Financiero, ha comentado en varias ocasiones las fallas operativas en Fonatur en el periodo de transición entre la salida de Jiménez Pons y la llegada de May Rodríguez. Mas de 250 personas servidoras públicas de primer nivel de FONATUR han sido sustituidas durante las últimas semanas, principalmente el equipo que fue llevado de la Alcaldía de Tlalpan que estaba al servicio de la actual jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

En este reacomodo han llegado a FONATUR personajes como Reyna Basilio Ortiz, quien a su paso por la Línea 12 terminó con una inhabilitación por 15 años, una sanción por 478 millones de pesos y una orden de aprehensión; además, Luis Deya Oropeza, quien es primo del agrónomo director de Pemex, Octavio Romero Oropeza.

Graciela Machuca

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