La desgracia de México, su clase política

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Necesariamente Incómoda

**Luis Enrique Ramírez, el noveno periodista asesinado en México durante 2022.
**periodistas y defensores aumentan las listas de la impunidad .

Graciela Machuca Martínez

Han pasado cinco días desde que nos enteramos del asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez en Culiacán, Sinaloa, luego que el día 4 de mayo sus familiares denunciaron ante las autoridades su secuestro, cinco días de sentimientos encontrados que van de la indignación a la impotencia y al coraje porque el país se nos está desbaratando en la etapa del postpriismo y postpanismo, durante un gobierno que representó la esperanza de más de 30 millones de mexicanos el primero de julio de 2018.

La llegada de la llamada cuarta transformación al gobierno federal, no fue el resultado que ese proyecto de nación haya convencido al electorado, sino que éste votó porque llegó al hartazgo del sistema político priista como lo hizo en el año 2000 cuando lo sacó de Palacio Nacional para colocar al presidente del Cambio, Vicente Fox Quesada, quien solo representó con mayor nitidez a la economía neoliberal, para la cual el sistema priista no estaba preparado.

Después de 12 años del gobierno panista (2000-2012), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) recuperó la Presidencia de la República porque las estrategias de los presidentes del Partido Acción Nacional (PAN); no fueron lo que el electorado esperaba, el país solo había avanzado en los niveles de violencia, así como los militares salieron a las calles, los carteles de narcotráfico no solo estaban en las calles, sino también en las instituciones, como hoy se demuestra con el proceso en Estados Unidos de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojoza (2006-2012).

Al llegar el momento de renovar al titular del Poder Ejecutivo Federal, el PAN perdió la confianza de las personas electoras, quienes en su mayoría, inclinaron su voto a favor de Enrique Peña Nieto, postulado por el priismo, el cual no había salido ni del gobierno federal ni de lo estatales, mucho menos de los municipales.

Los aires de cambio que exigía el país a principios del Siglo XXI no se habían logrado durante 18 años, por lo que el hartazgo de quienes fueron a las urnas el primero de julio de 2018 optó por un cambio más, por una nueva etapa de experimento social y político y colocó en el Poder Ejecutivo Federal a Andrés Manuel López Obrador, quien tuvo que crear su propio partido político, fundó uno a su medida, donde sus ideas fueran ley, y así llegó a la Presidencia de la República.

Ahora que gobierna México, quiere un país a la medida de sus ideas, un país donde sus pensamientos se hagan realidad y en donde quien no piense como él es un traidor a la patria, desde luego que a la patria que tiene en su imaginario, pero que la está haciendo realidad, porque tiene mejoradas y aumentadas las facultades constitucionales con que gobernaron al menos los tres últimos presidentes del país.

Pero mientras López Obrador gobierna un país al cual quiere hacer a la imagen y semejanza de sus ideas, el México real se está desvaneciendo, se está diluyendo por las cañerías de la violencia, la corrupción, la impunidad y las ocurrencias, desde luego que este tipo de gobierno es el que le conviene a la economía neoliberal, a la cual dice combatir.

En este contexto político, social y económico se siguen asesinando a periodistas, a personas defensoras de los derechos humanos, y a toda persona que por desgracia se ha convertido en víctima de la delincuencia organizada, como son empresarias, profesionistas, transportistas, quienes, además, de pagar sus impuestos y derechos al gobierno, ahora se los tienen que pagar de facto a la delincuencia organizada, práctica solapada por el mismo gobierno, porque sus acciones para evitarlas son ineficaces.

Esta es una realidad que no solo es reconocida por la ciudadanía mexicana, sino por diversos observadores internacionales como son las agencias de la Organización de las Naciones Unidas y organismos privados y funcionan con recursos tanto propios y estatales, pero que mantienen su independencia técnica y operativa, lo que el gobierno de México cuestiona, cuando esos organismos no le dan la razón y al contrario le exigen que cumpla con sus compromisos internacionales.

En esta ocasión, fue la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) la que condenó los asesinatos del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos, cuyo cuerpo fue encontrado el día 5 de mayo al sur de la ciudad de Culiacán, Sinaloa, y del defensor de derechos humanos Luis Donato Ortíz, ocurrido el 28 de abril en el municipio de Marquelia, Guerrero.

Guillermo Fernández-Maldonado, Representante de la ONU-DH en México, se unió a las condenas del asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez realizadas por autoridades y gremios periodísticos, al tiempo que expresa que “en los últimos meses se han cometido una sucesión de asesinatos y otras agresiones contra periodistas, que no sólo violan su derecho a la vida y la integridad, sino que crean un ambiente de inseguridad para el periodismo y restringen el derecho a la información de la población. Es esencial el pronto esclarecimiento y sanción a los responsables para comenzar a revertir la impunidad en la que permanecen la mayoría de estos crímenes y para garantizar la libertad de expresión en México”.

El mismo organismo detalló que Luis Donato Ortiz era miembro del Consejo Ciudadano de Marquelia y realizaba la labor de defensa de derechos humanos en favor del pueblo afromexicano. Guillermo Fernández-Maldonado condenó el asesinato y señaló que “resulta fundamental que la sociedad en su conjunto, incluidas las autoridades, muestren su respaldo público e inequívoco a la legítima labor que realizan las personas defensoras de derechos humanos”.

Asimismo, también se ha denunciado la desaparición de Erika Nicteha Flores Gutiérrez defensora de la niñez y de víctimas de violencia sexual, el pasado 24 de abril en el municipio de Zumpango, Estado de México. Kika Flores, como también es conocida, es beneficiaria del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.

Los panistas y priistas, así como sus ahora aliados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) fueron incapaces de gobernar al país con una perspectiva social, en beneficio de las mayorías y de las minorías, estos tres partidos y sus satélites como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) fueron los responsables de que el pueblo de México se hartara y buscara otra opción de gobierno, y la única que encontró, por hartazgo, fue la del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).

Ahora los panistas, priistas y perredistas, así como el Movimiento Ciudadano, dicen que salvarán al pueblo de las garras de MORENA, pero se olvidan, que solo hace menos de diez años, ellos tuvieron la oportunidad de cambiar el rumbo del país, trabajar por una verdadera transición a la democracia, pero su esencia autoritaria y de corrupción está llevando al país al precipicio.

Se desgarran las vestiduras en busca de un gobierno que trabaje para el pueblo y con el pueblo, cuestionan a la 4T y le encuentran todos los defectos, los mismos que el electorado les encontró el primero de julio de 2018.

Sus discursos de campaña son tan utópicos, como el hecho de que se hayan convertido en demócratas por el simple hecho de que luego de unas elecciones se hayan pasado al lado de la oposición.

El destino del país, producto de la forma de gobernar de la 4T no solo será responsabilidad de López Obrador, sino de la ahora oposición que fue incapaz de construir gobiernos al servicio del pueblo.

Al final de cuentas, la desgracia de México, es su clase política. Sea del color que sea.

Sea periodista o defensor solo amplía la lista de la impunidad, quien sigue?

Graciela Machuca

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