Un Baluarte y ejemplo de mujer Apolonia Plácido Valerio, promotora de la partería tradicional en el Edo de Guerrero

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez

A sus 50 años de edad, Apolonia Plácido Valerio, originaria de la comunidad de Buena Vista, perteneciente al municipio de San Luis Acatlán, Guerrero, se ha consolidado como líder comunitaria, gestora y defensora de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres indígenas de municipios de la llamada Costa Chica de Guerrero, lo que le ha traído como consecuencia discriminación, violencia, amenazas y todo tipo de estigmatización por su trabajo en defensa de mujeres monolingües y marginadas.

Durante los últimos 18 años, Apolonia ha trabajado para la Casa de la Mujer Indígena (CAMI) inaugurada en 4 de mayo de 2011 en San Luis Acatlán, fundada con diversos apoyos de la sociedad civil como la organización de Kinal Antzetik, entre otras encomiendas, con el propósito de trabajar con unas 90 parteras indígenas en la zona; actualmente se desempeña como coordinadora de Cultura de Buen Trato. Su trabajo como defensora ha sido reconocido por diversas instituciones y organizaciones civiles.

El Museo Memoria y Tolerancia dijo en el año 2016: “Apolonia Plácido es defensora de los derechos de las mujeres indígenas en la región Costa Chica del estado de Guerrero. A través de su organización, la Casa de la Mujer Indígena Nellys Palomo Sánchez, se dedica a favorecer la promoción de la salud sexual y reproductiva, así como prevenir la violencia que sufren las mujeres indígenas en su región. La defensora se encuentra bajo serias amenazas desde hace más de un año y es constantemente vigilada”.

Apolonia fue víctima de “los usos y costumbre” de su comunidad, así como de la violencia institucional y la discriminación de la sociedad mexicana, sin embargo, contra viento y marea a logrado convertirse en una defensora de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de su región, promoviendo el trabajo de parteras de cuatro municipios cercanos a San Luis Acatlán.

Desde hace varios años participa en el movimiento denominado Agenda Nacional para la Defensa y Promoción de la Partería Tradicional en México, que tiene el objetivo de reivindicar el papel de estas mujeres en el sistema de salud pública en el país, ante la invisibilidad de que son víctimas por parte de la Secretaría de Salud.

Todos los servicios de esta CAMI son gratuitos. Este cuatro de mayo cumple 12 años de haber abierto. Su gestión se inició desde el año 2005, a raíz que San Luis Acatlán ocupó el primer lugar a nivel nacional de muerte materna, “morían en el hospital o en sus domicilios”. Entre los logros se tiene que para 2022 se trabajó sin ningún caso de muerte materna en la región, porque cuando las parteras identifican un caso de riesgo las remiten de urgencia a un hospital o centro de salud.

En entrevista, recordó que durante el año 2022, las 90 parteras de las que lleva registro la CAMI de San Luis Acatlán, atendieron 59 partos cada una en total 663 mujeres tanto embarazadas como con diversas condiciones de salud, sin embargo, este trabajo ha sido invisibilizado por el Sector Salud, ya que la información de las hojas de registro de cada alumbramiento que extienden las parteras a la madre de la niña o niño es utilizada para rellenar formatos oficiales de los nacimientos, y a partir de entonces desaparece el trabajo de las parteras, porque dichos formatos son firmados con el nombre y cédula profesional de algún médico o enfermera.

A pesar de la contribución de las parteras tradicionales en zonas rurales y semiurbanas, por lo general en condiciones de marginación y pobreza, el Sector Salud de México, se apropia de su trabajo, ignorando su labor social, comunitaria y cultural.
Apolonia Plácido Valerio hace referencia que a partir del año 2020, cuando inició la pandemia del COVID, muchas mujeres indígenas, por miedo, decidieron no ir a los hospitales y pedir que las parteras las atendieran antes, durante y después del parto, pero la Secretaría de Salud se negó a proporcionarles los insumos básicos para atender los partos, insumos mínimos indispensables que deben contener los maletines de toda partera tradicional, de acuerdo a las normas que se han ido diseñando en las últimas décadas.

A pesar, que las parteras tradicionales siguen atendiendo a las mujeres indígenas en las comunidades donde no llegan los médicos ni las enfermeras, ya no se les reconoce su conocimiento para atender a mujeres embarazadas y en los partos, no se les adiestra ni readiestra cada año por lo menos ni se les capacita en materia de las nuevas normas que se han ido imponiendo, mucho menos se les da una compensación económica por la labor que desarrollan, pero, “eso sí, todas pagamos impuestos” señala Apolonia.

Cuando la Secretaría de Salud decidió borrar de los formatos oficiales la contribución de las parteras, tampoco les informó y mucho menos a las madres y padres de las niñas y niños recién nacidos, que esa hoja con datos del nacimiento, ya no tiene validez ante el Registro Civil, como se venía haciendo, por lo que muchas niñas y niños no han podido ser registrados y carecen de acta de nacimiento, por la negligencia institucional.
La Casa de la Mujer Indígena de San Luis Acatlán está conformada por promotoras de salud comunitarias, así como por parteras y parteros tradicionales indígenas de pueblos Mixtecos y Tlapanecos, quienes realizamos actividades en los anexos y comunidades del municipio de San Luis Acatlán y en los municipios vecinos de Iliatenco, Malinaltepec y Marquelia, ubicado en la región Costa Montaña”.

Esta CAMI tuvo su origen en la Red de Promotoras y Parteras de la Costa Chica de Guerrero y tuvo el acompañamiento de Kinal Antzetik A.C. Como un homenaje lleva el nombre de su fundadora: Nellis Palomo Sánchez, una luchadora social incansable.

Esta casa donde atienden a mujeres indígenas guerrerenses “es una organización comunitaria, que tiene como objetivo contribuir a la salud y el bienestar de las mujeres y los pueblos indígenas, principalmente en lo que se refiere a la salud sexual y reproductiva, derechos humanos y buen trato”.

Para el desarrollo de nuestro trabajo, dice Apolonia Plácido Valerio, la CAMI trabaja con una coordinadora general, un área de medicina y partería, una de medicina y medicina tradicional y partería, área de promotora de los derechos humanos, así como el área de cultura de buen trato, área de promoción de la salud y los derechos sexuales reproductivos, así como un área dedicada exclusivamente a la población juvenil.

Las parteras y parteros aglutinados en la CAMI brindan servicio en sus comunidades los 365 días del año. Estos servicios consisten en cuidados interculturales de la mujer en su embarazo, parto y cuarentena, masajes, sobada, temascal y rituales, atención de mujeres embarazadas por parte de promotoras y parteras indígenas, todo dentro de su cosmogonía; canalización inmediata a los servicios de salud, en caso de embarazo en el que se identifique señal de riesgo, acompañamiento con traducción en mixteco o Tlapaneco a las instituciones de salud o en el tema de violencia, descanso temporal de mujeres y sus familiares cuando son referidos al hospital básico comunitario, orientación y canalización en caso de violencia hacia las mujeres.

En la CAMI se respeta en todo momento los derechos y la opinión de la mujer, por ello se hace énfasis en que ellas elijan “la posición de su parto, las mujeres cuando llegan a la Casa de la Mujer Indígena nosotros respetamos su posición, cómo se quieren atender, acostada, parada o hincada como ellas lo piden, se les trata con respeto y sin discriminación por ser mujeres indígenas, que no haya regaño ni maltrato, no ser obligada ni presionada a usar un método anticonceptivo durante el trabajo de parto o posteriormente al mismo, decidir que hacer con la placenta, solicitar agua tibia para que el baño después del parto, si así lo desea, ser valorada oportunamente y contar con información sobre su estado de salud, tiempos de espera y procedimiento, contar con atención oportuna y seguimiento cercano durante el trabajo de parto, contar con un traductor”.
Lo mismo con la atención al recién nacido.

Mientras Apolonia Plácido Valerio realiza tareas de promoción y gestoría para que el trabajo de las parteras no sea invisibilizado, la Secretaría de Salud suma los nacimientos atendidos por ellas a sus estadísticas, se apropia de su trabajo, una evidencia de ello son las cifras del INEGI, en las que la partería tradicional dejó de existir en México.

Graciela Machuca

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