REPORTAJE: FRACASí“ LA POLICíA COMUNITARIA EN LA TIERRA CALIENTE

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Por Andrés Resillas

 

//Michoacán nuevamente serán un estado sitiado por las fuerzas federales//
El crimen organizado logró infiltrar a la fuerza rural//
Las mentiras del comisionado Alfredo Castillo//

Con el anuncio del comisionado Alfredo Castillo Cervantes de que serán el Ejército Mexicano, la nueva Gendarmerí­a y la Policí­a Federal quienes garanticen la seguridad en Apatzingán, Buena Vista Tomatlán, La Ruana y La Mira, significa el fracaso de la implementación del modelo de la policí­a comunitaria en la Tierra Caliente y en la zona de Lázaro Cárdenas.

Michoacán será un estado policiaco, donde la mano dura del Estado a través de la gendarmerí­a, del ejército mexicano y de la policí­a federal no terminarán con el grado de violencia en la zona de la Tierra Caliente de Michoacán, Guerrero y el Estado de México.

A excepción de la comunidad indí­gena de Cherán, donde ninguna autoridad externa tuvo intervención y fue la mayorí­a de sus habitantes quien decidió la forma de defenderse del crimen organizado y de gobernarse de acuerdo a sus usos y costumbres, ningún otro municipio tuvo éxito para alcanzar que la policí­a comunitaria fuera la solución al problema de la violencia.

Al final del camino y a un aí±o de que llegara el comisionado Alfredo Castillo Cervantes nos encontramos con la siguiente declaración: a partir de enero o ya en estas fechas, tanto la gendarmerí­a, el ejército o la policí­a federal toman el control de la seguridad en los municipios de Apatzingán, Buenavista Tomatlán, La Ruana y La Mira, es decir gran parte de la tierra caliente y de la zona costera.

Los términos de policí­a rural y fuerza ciudadana comenzaron a desaparecer de la Tierra Caliente porque no solamente fueron inoperantes, sino porque fueron infiltrados por el crimen organizado, que ahora los controla.

El fenómeno del narcotráfico y la producción de metanfetaminas no permitieron que se creara una auténtica policí­a comunitaria, que defendiera los intereses de los ciudadanos. Pues esa industria es tan poderosa, que siguen existiendo cientos de laboratorios clandestinos para la producción de metanfetaminas, drogas sintéticas como el ”hielo» y la ”piedra».

Ahora ya aparecieron nuevos cárteles que los están haciendo funcionar, como los llamados ”Viagras» y otros que están controlando parte de la Tierra Caliente y Costa.

El asunto es muy complejo. Y la violencia sigue estando presente porque son demasiadas personas involucradas con la delincuencia y la Federación jamás atacó de raí­z el problema, sino que solamente tuvo la intención de contenerlo.

El tráfico de precursores quí­micos procedentes de China y el oriente que llegan a los puertos de Lázaro Cárdenas y de Manzanillo es la ví­a que alimenta a esos laboratorios productores de drogas sintéticas.

En la zona más alta e intrincada de Tepacaltepec y Coalcomán, colindando con Chinicuila es donde se ubica la mayorí­a de los laboratorios, ello de acuerdo con habitantes de la zona.

Su alto grado de ganancias propicia que los intereses sean muy fuertes y que la disputa por la zona no deje de ser violenta y surjan nuevos grupos de delincuentes.

El fracaso de la Policí­a Comunitaria

En las propias palabras del comisionado Alfredo Castillo Cervantes está la explicación de cómo ocurrió la contaminación de lo que en una primera instancia se llamaron Las Autodefensas, cuya primera aparición fue gracias a la intervención de José Manuel Mireles, quien en Tepalcatepec aplicó la misma estrategia aplicada en la comunidad indí­gena de Cherán.

Castillo Cervantes afirmó que en un momento inicial se presentó el fenómeno de los ”perdonados», que eran aquellos que se decí­an arrepentidos de haber pertenecido a las filas de Los Caballeros Templarios y que ahora regresaban a sus comunidades de origen buscan reintegrarse.

En la declaración oficial de Castillo Cervantes (entrevista con la Revista Nexos) afirmó que cada dí­a eran más los ”perdonados» que aparecí­an y que pretendí­an incorporarse a la nueva Fuerza Rural.

”Llegó un momento en que debimos tomar una decisión sobre los perdonados, pues si aceptábamos a uno, tendrí­amos que aceptar a todos los demás, por eso decidimos no permitirlo y no los aceptamos».

Tal declaración es falsa, pues sí­ lo hizo. Lo que propició que Los Caballeros Templarios enviaran a muchos de sus miembros como arrepentidos para incorporarse a la Fuerza Rural y lograr tener injerencia y control de ella.

Pronto la ciudadaní­a, no sólo de la Tierra Caliente, sino de otras partes de la entidad observó como aquellos que los extorsionaban a nombre de Los Caballeros Templarios, ahora estaban representando a la nueva Fuerza Rural.

Pero al mismo tiempo, las autoridades federales lograron paulatinamente capturar a los principales jefes de los Templarios, incluyendo a muchos jefes de plaza, por lo que obligó a sus miembros a replegarse hacia las zonas intrincadas de las diversas regiones de la entidad.

Eso propició un descontrol en las bases de los Templarios, que en algunas partes quedaron sin jefe inmediato y tuvieron que permanecer hasta la fecha como infiltrados en la Fuerza Rural.

Esa contaminación de la Fuerza Rural fue la base del fracaso del modelo de policí­a comunitaria que se ha aplicado en otras partes de América Latina, donde los í­ndices de delincuencia y crimen organizado son muy altos.

En el caso de la Tierra Caliente, en la zona de Apatzingán, Buenavista y Tepalcatepec, fueron más de cinco mil personas las que presentaron solicitud para incorporarse a la Fuerza Rural.

De acuerdo con el comisionado Alfredo Castillo Cervantes, solamente aprobaron los primeros exámenes un total de 950 elementos.

”El resto tuvimos que mandarlos, una parte a centros de rehabilitación; otros les dimos un programa de empleo temporal y el resto lo mandamos a capacitación».

Es decir que la Fuerza Rural inició con 950 elementos, apoyados por el ejército y la policí­a federal.

La estrategia del Gobierno de la República, a través del comisionado Alfredo Castillo primero fue de contención del crimen organizado para iniciar su combate:

”Porque como lo dijo el Presidente de la República, el secretario de Gobernación, empezamos una fase de contención, después una fase de reconstrucción, pero lo más importante es que el tema de fortalecimiento y de consolidación ya quede exclusivamente en manos de los michoacanos. Y en ese sentido queremos dejar los cimientos lo más firmes posible».

Para nosotros lo más importante es sobre todo, que se privilegie la vida de las personas, que no tengamos alguna situación con muertes que lamentar, pero es parte del trabajo del dí­a a dí­a, ya la Secretarí­a de Hacienda nos ha autorizado mil doscientas plazas adicionales, en ese sentido estamos capacitando y haciendo exámenes, cumplimos de aquí­ al 31 de octubre, que era la fecha que habí­a dado el Congreso para la evaluación de los prospectos a policí­as.

Con la evaluación de algunos, solicitamos que otros se vayan a evaluar directamente a la Federación, al centro y bueno, inclusive el Secretario de Gobernación, nos ha ofrecido que sean las propias instalaciones de la Policí­a Federal, concretamente en el área de gendarmes, los que nos puedan ayudar y apoyar en el área de capacitación para la gente que estamos reclutando y bueno, no es una tarea fácil pero estamos trabajando.

Carlos Monge: Como ciudadanos si vemos un retén por ejemplo, con ciudadanos civiles armados, ¿qué hacer? De repente nos han dicho que están aquí­ cerca, por ejemplo en el municipio de Acuitzio del Canje nos han reportado en su momento, incluso los paran y son civiles, porque hay una situación, puede ser que efectivamente sean policí­as rurales que aún no están uniformados porque tengo entendido que esto no se ha acabado todaví­a…

Alfredo Castillo: Déjame decirte que, qué bueno que me haces esta pregunta Carlos, nosotros no debemos de pasar del 20 de noviembre, para tener los uniformes con chip, que cualquier persona pueda hacer la identificación, con el nombre del servidor público y además, entiendo que puede ser una situación un poco complicada, pero vamos a subir a internet el nombre de la persona que está dada de alta para que puedan ver.

Y estamos ahorita con los fondos de las aportaciones de seguridad pública y en el tema ese de poner GPS tanto a los policí­as como a las patrullas y tener mejores mecanismos de control en puntos neurálgicos para poder ir acotando cualquier abuso o alguna acción por parte de la autoridad,

Esos mecanismos de control requieren de una reestructuración de la Secretarí­a, debemos irlo trabajando y no sólo el tema de la Secretarí­a, sino también la Procuradurí­a, en ese sentido esperamos aterrizar el modelo de seguridad pública y de procuración de justicia, no sólo para enfrentar el Nuevo Sistema de Justicia Penal, sino también para controvertir cualquier situaciones de éstas que se han presentado en los últimos meses.

¿Lo podemos denunciar cualquier ciudadano corriente?

Sí­, claro.

Y estos elementos que pertenecen a la fuerza rural, ya traerán uniformes o alguna otra manera de identificarse?

No, los que no están uniformados no son Fuerza Rural. Yo te dirí­a que tuvimos algunos problemas. En la época de lluvias, pues ellos poní­an de pretexto que el uniforme estaba sucio y empapado, situaciones de esas. Y buscamos uniformes con estas caracterí­sticas, y se tuvo que cumplir con un proceso de licitación y de adjudicación, de entrega de tallas y bueno eso toma varias semanas.

Pero cualquier cosa que sea, que se denuncie. Es preferible tener el ejercicio de una acción penal.

También quiero comentar que el asunto del reclutamiento es complicado. Yo en todas las reuniones con las cámaras empresariales con las que me he reunido, les he pedido que nos ayuden en el asunto del reclutamiento, que las propias comunidades nos den perfiles.

Es una situación delicada y tenemos que apostarle a reclutar gente que tenga vocación de servicio. No necesitamos, y lo digo con todo respeto, ingenieros fracasados, médicos fracasados, abogados fracasados, necesitamos gente con vocación de policí­a, con identidad de policí­a, para nosotros tener los mejores investigadores y que tenga la policí­a que se merece Michoacán.

¿Qué es una auténtica policí­a comunitaria. Tenemos la definición del especialista internacional Mauricio Garcí­a Mejí­a:

En una primera instancia, es un modelo de policí­a que trabaja junto con la comunidad, para producir entre ambos el servicio de seguridad pública. Esto es desde el punto de la filosofí­a. Es una filosofí­a de la policí­a comunitaria.

Pero es un modelo muy difí­cil de cumplir, por lo que en muchas partes se llaman a estos cuerpos policí­as comunitarios sin contar con todos los requisitos que un modelo de policí­a comunitaria deberí­a de tener.

Lo central es que la policí­a comunitaria trabaja junto con la ciudadaní­a en la construcción de la seguridad.

Esto se diferencia de manera muy radical de los modelos de policí­a tradicional, porque digamos, tradicionalmente el Estado se ofrecí­a como un prestador del servicio de seguridad, con una población beneficiaria de este servicio y que es más o menos pasiva.

Incluso en este concepto el Estado sabí­a lo que el ciudadano necesitaba en materia de seguridad. Según eso lo entendí­a mejor que el propio ciudadano y le daba un servicio el que consideraba oportuno.

El modelo tradicional de policí­a que el estado ofrecí­a estaba basado en su estructura, en su información, en su operación en una concepción de seguridad pública que la daba el Estado y no el propio ciudadano. Y esto que significa, que la concepción de la seguridad pública por parte del Estado, está basado en que la seguridad estaba en riesgo por factores externos y esto dio lugar a dictaduras militares.

Una de las caracterí­sticas principales de la policí­a comunitaria es que sirve para resolver problemas, no es una policí­a que tiene por objetivo reprimir; es una policí­a cuyos oficiales tienen un contacto permanente con el ciudadano.

No podemos decir que es una policí­a comunitaria cuando no conocemos a los policí­as de nuestro barrio.

No podemos decir que es una policí­a comunitaria cuando no se nos pregunta a nosotros o a nuestros representantes cuáles son nuestras necesidades de seguridad y cómo construir esas respuestas por parte del Estado ante la demanda del servicio de seguridad.

No se puede decir que es una policí­a comunitaria cuando no se le responde a la ciudadaní­a, y puede responder de muchas maneras, ya sea preguntando al ciudadano y siendo capaz de articular acciones junto con el ciudadano para responder a su necesidad de seguridad.

Hasta aquí­ la definición de la policí­a comunitaria. Pero también lo esencial de esa policí­a comunitaria es que fue formada por los propios ciudadanos, en defensa de su comunidad.

Graciela Machuca

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