Indiferencia de la sociedad mexicana ante la destrucción de los acuíferos en Quintana Roo 

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez 

Este 22 de marzo, según el calendario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es el Día Mundial del Agua, y en este año 2024 se acuñó el lema: Agua para la paz, porque “el agua puede crear paz o desencadenar conflictos”.  

“Cuando el agua escasea o está contaminada, o cuando las personas tienen un acceso desigual o nulo, pueden aumentar las tensiones entre comunidades y países”. Estas líneas no solo forman partes de organismos multilaterales como la ONU, sino de diversas comunidades en el planeta, que luchan, por diversos medios por un poco del vital líquido y otras para cuidar lo que aún les queda. 

En México, precisamente en la Península de Yucatán y en Quintana Roo, en particular, se ha iniciado un movimiento a nivel internacional para cuidar los recursos hídricos de la región, que el gobierno de la 4T ni siquiera sabía que existían y de su importancia para el planeta, cuando se le ocurrió al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, construir su llamado Tren Maya. 

Sin embargo, este movimiento iniciado por científicos, expertos en recursos hídricos, activistas en pro del medio ambiente, así como algunas comunidades mayas, se han topado con la indiferencia de la misma sociedad de la zona y del país en general, las cuales se niegan a visibilizar que el asunto es de resultados catastróficos, porque el daño que se le está ocasionando a las cuevas, cenotes y otros depósitos de agua subterránea son irreversibles. 

Tan solo, unas 300 personas, que forman parte de colectivos medioambientales y que conforman la organización “Sélvame del Tren” realización este viernes 22 de marzo, Día Mundial del Agua, un bloqueo en la Carretera Federal 307, en el tramo Cancún-Tulum, a la altura de Playa del Carmen, Quintana Roo, para exigir que el gobierno federal suspenda los trabajos de la construcción del Tren Maya como lo han ordenado diversos jueces federales, a quienes el gobierno federal ignora. 

Actualmente, la mayoría de los 11 municipios de Quintana Roo enfrentan, de manera desigual, una severa crisis en las reservas y abastecimiento de agua a la población residente, pues mientras en las zonas residenciales tienen acceso hasta 300 litros de agua por persona, en las zonas marginadas es inferior a 50, lo que se agudiza porque para la distribución de agua se priorizan las zonas hoteleras y demás servicios turísticos, donde investigadores de la UNAM han determinado que un turista gasta de 300 a 350 por ciento más de agua que un habitante local. 

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN), dio a conocer el primero de febrero de 2024 que la escasez de agua en México se ha intensificado considerablemente al inicio de 2024, con un 81.87% del territorio nacional padeciendo algún grado de sequía.  

El subgerente del Pronóstico Meteorológico del SMN, Rafael Trejo, dio a conocer que a mediados de enero pasado, la sequía extrema y excepcional abarcaba el 28.79% del territorio nacional, concentrándose en el noreste, noroeste y centro del país. 

Un 20% adicional del territorio se encuentra bajo condiciones anormales de sequía, mientras que el 32.8% experimenta sequía moderada a severa. 

Entre los estados más afectados por la falta de agua se encuentran: Sonora, Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato e Hidalgo. 

En contraste, Baja California, Baja California Sur, Colima y Quintana Roo son los estados con menor afectación por la sequía. 

Las mismas autoridades y expertos mexicanos consideran que Quintana Roo es uno de los estados que tienen menos afectaciones por la sequía, simplemente, porque en debajo de la selva, a pocos metros, existe una gran reserva, no solo para los mexicanos, sino para el equilibrio medioambiental de todo el planeta y es el gobierno de la 4T, el cual decidió destruir esas reservas de agua para construir un tren que servirá para atraer más turistas que consuman más agua que la población local. 

En una publicación de la Jornada Maya de este 22 de marzo, escrita por Ana Ramírez, se dice que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que por habitante se tengan de 40 a 60 litros de agua disponibles al día, mientras que en Quintana Roo el promedio de consumo de agua por habitantes es de 300 litros al día, casi seis veces más de lo que recomienda la OMS, mientras que un turista en su hotel consume de 300 a 3 mil litros al día, lo que podría llevar a una pobreza hídrica en el estado, de acuerdo a Alejandro López Tamayo, de Centinelas del Agua AC. 

“Sin embargo, en Quintana Roo el promedio de consumo de agua por habitantes es de 300 litros al día, es decir, casi seis veces más de lo que recomienda como mínimo la OMS y en la Riviera Maya, al tener hoteles de lujo, dicho consumo por huésped-noche puede alcanzar los 3 mil litros”, le dijo López Tamayo a Ana Ramírez. 

““Hoy la disponibilidad media anual del acuífero de la Península de Yucatán disminuyó, pasamos de tener una disponibilidad media anual de 5 mil millones de metros cúbicos en el 2018 a 2 mil millones de metros cúbicos en noviembre de 2023, es decir, se disminuyó en 3 mil millones de metros cúbicos… no quiere decir que ya se acabó toda esta agua, sino que se concesionó y de la que está disponible ya nada más quedan 2 mil millones”, declaró el especialista a La Jornada Maya. 

La reacción de la sociedad mexicana y la quintanarroense, en particular, a los videos sobre la destrucción de los acuíferos por la construcción del Tren Maya, que se difunden por redes sociales, solo es de indiferencia.

Graciela Machuca

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