La reelección, una trampa de la clase política mexicana para perpetuarse en el poder; el caso de Mayuli Martínez en Quintana Roo 

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez 

La memoria de la clase política en México es muy corta, pues quienes decidieron reelegirse o los dejaron intentarlo, en las cámaras de diputados o en el Senado, se han olvidado qué uno de los acuerdos que le sacó la oposición a Enrique Peña Nieto, como parte del famoso Pacto por México, incluido el naciente y minoritario MORENA, fue la reelección que no se permitía en México desde 1933.

De ese año a 2014 estuvo regulada la no reelección inmediata para los miembros del Poder Legislativo, aún en calidad de suplentes, pero los suplentes que no hubiesen actuado como propietarios, sí podían ser reelegidos con el carácter de propietarios para el periodo inmediato.

Asimismo, los miembros de los congresos locales, los presidentes municipales, regidores y síndicos no podían ser reelectos para el periodo inmediato.

La reforma política-electoral de 2014 introdujo la reelección tanto a nivel federal para legisladores como a nivel local para legisladores y munícipes para quedar de la siguiente:

1) Los Senadores podrán ser electos hasta por dos periodos consecutivos y los Diputados al Congreso de la Unión hasta por cuatro periodos consecutivos. La postulación sólo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que los hubieren postulado, salvo que hayan renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato.

2) Las Constituciones estatales establecerán la elección consecutiva de los diputados a las legislaturas de los Estados, hasta por cuatro periodos consecutivos. La postulación sólo podrá ser realizada por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que los hubieren postulado, salvo que hayan renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato, de acuerdo, a las referidas reformas constitucionales.

Uno de los argumentos de los integrantes de la clase política que tenían que esperarse, al menos un trienio para tener el mismo cargo, es que  en México se debía aprovechar la experiencia que diputados y senadores habían adquirido durante su primer periodo, “cómo ocurre en otros países”. 

Pero aquí se hizo a la mexicana, quienes la impulsaron vieron en esta reforma constitucional su modo de vida, poder reelegirse hasta por 12 años en el mismo cargo y otros 12 años en otro, después heredar los cargos, como es común en este país.

Sobre la famosa experiencia adquirida no hemos visto que sea para mejorar la vida del pueblo de México, sino para seguir enriqueciéndose, para el tráfico de influencias, para cuidar los intereses de una secta determinada.

Pero el cinismo es tal, que hay quienes dicen que van a competir para reelegirse, pero se anotaron en los primeros lugares de las listas de representación proporcional, eso no es reelección es usurpar los puestos de elección popular, porque a pesar, que la ciudadanía no las quiera, estas personas seguirán cobrando sus elevados salarios.

La Constitución dice que en las cámaras de diputados en el Senado de la República se va a legislar, pero quienes cobran como personas legisladoras, no legislan, solo votan a favor o en contra de las iniciativas del titular de los poderes ejecutivos en turno, quien en verdad decide que se pone o quinta en una iniciativa.

Su trabajo lo justifican firmando las minutas aprobadas y levantando el dedo. Eso no es mito urbano, realmente su trabajo lo justifican levantando el dedo o por medio de su huella digital aprobando o votando en contra desde un dispositivo digital.

Opté por escribir sobre este tema, porque en Quintana Roo, una de las legisladoras que quiere reelegirse es la senadora de la república Mayuli Martínez Simón, del Partido Acción Nacional (PAN) y que va en coalición con el aún Partido Revolucionarios Institucional (PRI) y con el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Como compañera de fórmula registraron a la empresaria Araceli Sandoval Ortiz.

La pregunta obligada es: ¿Qué ha hecho, la ahora senadora con licencia, a favor de Quintana Roo, desde que tomó posesión en el 2018, para que quiera seguir cobrando a nombre del pueblo de Quintana Roo en el Senado?

Al darse a conocer la designación de Mayuli Martínez Simón, para buscar la reelección como senadora de la República por el estado de Quintana Roo un grupo de panistas se trasladó a la ciudad de México para buscar a sus dirigentes nacionales y manifestarles su inconformidad, ya que Martínez Simón no hizo nada por recuperar a la militancia y simpatizantes del PAN en la entidad y a pesar que fue nombrada de coordinar las elecciones pasadas entregó resultados negativos, al perder la mayoría de los cargos en disputas como son las cuatro diputaciones federales, diputaciones locales y ayuntamientos.

Si el PAN y sus aliados PRI y PRD querían conservar, al menos esa senaduría de minoría que ganó el PAN en 2018, debieron poner a otra persona que buscara esa senaduría, porque ahora, al entrar en la escena electoral, un personaje como Roberto Palazuelos, la primera minoría será para Movimiento Ciudadano, y no porque Palazuelos vaya a trabajar por Quintana Roo, sino porque Mayuli Martínez Simón tuvo su oportunidad y fue incapaz de legislar y defender los intereses del pueblo quintanarroense.

Graciela Machuca

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