Impunidad en Aguas Blancas
Por: Alejandro Rosas
Fecha: 03/10/2012
La matanza de Aguas Blancas es otra de las páginas oscuras de la historia nacional.
Los Figueroa construyeron en Guerrero un cacicazgo marcado por el autoritarismo, la represión y la impunidad. Si Rubén Figueroa padre, tuvo sus páginas negras; su hijo gobernó corregido y aumentado. El miércoles 28 de junio de 1995, decenas de campesinos inconformes con el acoso y la represión del gobierno estatal, respondieron al llamado de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS) para trasladarse a Atoyac de ílvarez. Su intención era manifestarse en contra del gobernador Rubén Figueroa Alcocer y exigir la presentación con vida de Gilberto Romero Vázquez, dirigente y asesor de la OCSS que había sido detenido desde el 24 de mayo anterior y nadie sabía su paradero.
No era la primera manifestación promovida por la OCSS en contra del gobernador, por lo que nadie imaginaba que la historia se fuese a escribir con sangre. Los campesinos partieron desde muy temprano, cerca del poblado Aguas Blancas, un numeroso grupo de policías detuvo la caravana y les ordenó descender de los camiones. En el aire sobrevolaba un helicóptero del gobierno que vigilaba la zona.
Todavía no alcanzaban todos a descender de los transportes cuando, sin mediar palabra, inició el fuego. Pocos campesinos pudieron evitar la trayectoria mortal de los proyectiles que salían de las armas de la policía. Los campesinos trataban de huir, de esconderse, de gritar. Alguno sacó su machete y sin pensarlo arremetió contra uno de los policías para luego caer atravesado por las balas. Poco más de veinte minutos duró la artera emboscada. Luego se escucharon algunos disparos aislados que no podían significar más que el tiro de gracia.
Como era de esperarse, el gobernador Figueroa salió a los medios a decir que los campesinos habían atacado a los policías, razón por la cual tuvieron repeler la agresión, dando inicio a una balacera ”que no es fácil de controlar en esas circunstancias». La versión de Figueroa resultaba inverosímil. Sólo era necesario contabilizar los campesinos muertos para saber que los supuestos agresores habían sido masacrados.
En los días siguientes, y para avalar su primera versión, el gobernador Figueroa presentó un video en el que, efectivamente, se mostraban los cuerpos de los campesinos con armas de varios calibres. Pero la sociedad mexicana no le creyó su versión y diversas organizaciones exigieron al gobierno mexicano una investigación a fondo. A pesar de la presión, el gobierno del presidente Zedillo, declaró que el asunto era local y competía a sus autoridades resolverlo.
Todo parecía indicar que la versión del gobernador prevalecería, pues las investigaciones llevadas acabo por los fiscales especiales nombrados por el propio Figueroa, apoyaron lo dicho por su patrón: los campesinos eran responsables de lo sucedido. Los sobrevivientes sin embargo dieron entrevistas, compartieron sus testimonios, lloraron a sus muertos y se inconformaron ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Existían demasiadas contradicciones en las investigaciones del caso.
El domingo 26 de febrero, el periodista Ricardo Rocha transmitió por televisión un video inédito de la masacre de Aguas Blancas. Las imágenes mostraban claramente que con premeditación, alevosía y ventaja, la policía de Guerrero había masacrado a los campesinos en el vado de Aguas Blancas. Era un hecho, el gobernador Figueroa había mentido abiertamente a la sociedad mexicana. Repudiado por todo el país, el gobernador pidió licencia y finalmente dejó el cargo.
El presidente Zedillo, en uso de sus facultades constitucionales, pidió a la Suprema Corte de Justicia se hiciera cargo de la investigación. Los resultados fueron contundentes: ”existió violación grave de garantías individuales». La comisión investigadora concluyó que Rubén Figueroa había asumido ”actitud de engaí±o, maquinación y ocultamiento de la verdad ante la gravedad de los acontecimientos sucedidos en el vado de Aguas Blancas».
Sin embargo, Rubén Figueroa no pisó la cárcel. Veinticinco policías y cuatro funcionarios fueron aprehendidos, pero en la actualidad, la mayor parte de ellos han sido liberados. Al crearse la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del pasado, el caso de Aguas Blancas volvió a tomar importancia. La investigación se ha vuelto a abrir, aunque pocos han sido los resultados. La matanza de Aguas Blancas es otra de las páginas oscuras de la historia de México.