Eugenia Mata

IDEMO

Una razón aritmética en principio muy sencilla es que en Oaxaca, las mujeres representamos el 52.95% del padrón electoral y potencialmente como votantes en la lista nominal, representamos el 53.47% frente a los hombres. Es decir, que porcentualmente somos una cantidad tan significativa como el género masculino.

Pero más allá de lo obvio, la propia Constitución Polí­tica de los Estados Unidos Mexicanos, los Instrumentos o Convenios Internacionales signados por el gobierno mexicano, bajo el principio de Igualdad, en el marco del derecho y del Estado, se reconoce a todas las personas con igual dignidad humana y libertad.

Sin embargo, debido a la estructura económica, social y polí­tica, que vivimos, así­ como por la cultura que prevalece, sabemos que en nuestra sociedad no es lo mismo ser hombre que ser mujer. Las llamadas brechas de desigualdad, que es el reconocimiento de la discriminación e inequidad que viven las mujeres, son visibles, pueden comprobarse y ser cuantificables.

La cruda realidad

Baste un ejemplo a nivel de la región Latinoamericana, para darnos cuenta de la dimensión: Según un estudio del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe[1], ”Una de cada tres mujeres no tiene ingresos propios, sigue representando más del doble que los hombres y las mujeres dedican más tiempo a trabajo doméstico que trabajo remunerado. En el caso de México demuestra esta tendencia en el uso de combustibles para cocinar; es decir, que a nivel semanal dedican 46 horas al trabajo doméstico, frente a 40 al trabajo remunerado».

Para el caso de México, un informe alternativo que elaboraron más de 200 organizaciones civiles, defensoras de derechos humanos, da cuenta de cómo la situación de violencia en el contexto del combate al crimen organizado, son más mujeres que hombres las desaparecidas, asesinadas, violadas y sujetas a la trata de personas.[2]

Las brechas de desigualdad de género, se pueden ubicar en todos los ámbitos, tanto en lo público como en lo privado; y aun con los avances logrados gracias a la lucha y compromiso de muchas mujeres, por alcanzar la equidad entre los géneros — sin negar la participación de hombres-, nos damos cuenta que en parte las resistencias al cambio, están ligadas a la construcción histórica sobre el poder, donde la decisión sobre la distribución de los recursos, la representación de los intereses de la sociedad, el ejercicio del poder polí­tico e incluso la decisión sobre asuntos que tienen que ver directamente con las mujeres, como es el hecho de que decidan sobre el número de hijos que deseen tener, ha estado fundamentalmente en los hombres bajo la concepción de que el poder polí­tico ”tiene que estar en manos de hombres».

Recordemos algunas cifras sobre Cargos públicos en Oaxaca en el 2011:[3]

Presidencias Municipales 554 Hombres 15 Mujeres

Congreso Local 27 Hombres 15 Mujeres

Sindicaturas y Regidurí­as[4] 2857 Hombres 143 Mujeres

Titulares de Instancias del

Gobierno Estatal 40 Hombres 9 Mujeres

Presidencias Partidos Polí­ticos 8 Hombres 1 Mujer

Como dice la consigna feminista: ”Si la mujer no está, la democracia no va», y si bien la construcción de la democracia no se circunscribe solamente a la participación en el proceso electoral, también requerimos incentivar, acrecentar y mejorar nuestro sistema polí­tico, en razón de que la transición democrática sea una realidad.

En ese sentido, la mitad de la población, o sea nosotras las mujeres, no podemos abstraernos y pensar que no nos compete, porque también tiene que ver con nuestra situación como mujeres, con modificar los roles establecidos y con aportar efectivamente a un verdadero cambio.

En el caso de los partidos polí­ticos, han tenido que generar cambios en sus propuestas de candidatos y candidatas -y no precisamente por su absoluta voluntad o convicción-, para garantizar el cumplimiento del COFIEPE, en su Artí­culo 219 que establece la proporción del 40% de candidaturas propietarias de un mismo género, pero a la vez tuvieron que acatar la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), donde la fórmula completa (propietario y suplente) debe integrarse por candidatos del mismo género.

Ello obligó a que los partidos polí­ticos tuvieran que rehacer sus listas y es así­ que para el caso de Oaxaca, en la totalidad de los partidos polí­ticos, las candidaturas quedarán de la siguiente manera:

CANDIDATURAS A SENADORES

PROPIETARIOS

CANDIDATURAS A SENADORES

SUPLENTES

3 Mujeres = 30%

4 Mujeres = 40%

7 Hombres = 70%

6 Hombres = 60%

CANDIDATURAS A DIPUTADOS

PROPIETARIOS

CANDIDATURAS A DIPUTADOS

SUPLENTES

27 Mujeres =49%

33 Mujeres = 60%

28 Hombres = 51%

22 Hombres = 40%

¿Por qué nos debe interesar a nosotras las mujeres votar?

No obstante lo anteriormente descrito, es importante que nosotras contribuyamos a generar ciertas condiciones indispensables para avanzar -a la par de la igualdad entre hombres y mujeres-, no solo con un discurso novedoso, sino con acciones o medidas efectivas que impacten — modifiquen la realidad de las mujeres para su empoderamiento.

Una primera razón, es que si las mujeres no participamos y de manera activa defendemos nuestras propuestas, es difí­cil que alguien más se ocupe de ello. No podemos seguir dejando en el esposo, el papá o el hermano, la determinación de nuestro voto, por mucha confianza y parentesco que tengamos. Cada uno de los seres humanos somos únicos y necesarios en nuestra sociedad. Si se lo dejamos a otros, nosotras no existimos.

Otro elemento más es que muchas mujeres nos hemos dado cuenta que la forma como se ejerce la polí­tica no necesariamente repercute en la mejora de las condiciones materiales de las personas, pero mucho menos a superar las situaciones de discriminación y exclusión que sufren la mayor parte de las mujeres, por su condición de género. No es posible que, como en el caso de Oaxaca, de Diciembre a 2010 a la fecha, van 137 mujeres asesinadas, cuyos autores siguen impunemente libres.

Necesitamos dejarles a las futuras generaciones, hombres y mujeres, formas de relación igualitarias entre ellas y ellos, así­ como equidad de oportunidades de desarrollo humano e instituciones y gobiernos, que tengan como premisa una sociedad igualitaria.

Ello significa generar cambios en lo cultural, para seguir trabajando en la modificación de visiones sobre la relación entre hombres y mujeres. Que podamos reconocer y aceptar la necesidad de modificar comportamientos que tienen no sólo una dimensión polí­tica, sino también económica, social, psicológica y ambiental en su sentido más amplio.

Las mujeres requerimos -de igual manera- tener acceso a nuestro fortalecimiento polí­tico, generando espacios de información, discusión y capacitación sobre los derechos de las mujeres, los asuntos públicos, incluido el ejercicio del poder y sus instrumentos. No debemos olvidar que en ocasiones las mujeres que llegan a cargos públicos, no están comprometidas con las mujeres, pues prefieren dar continuidad al estilo de gobernar que han impuesto históricamente los hombres.

Por último, es muy importante que las mujeres emitamos nuestro voto, de manera libre pero también razonada, para que no dejemos que las posiciones de seguir reproduciendo el machismo y un sistema tan desigual e inequitativo se acreciente; venga de la posición partidaria que venga.

Supone también que estemos vigilantes y exijamos a quienes van a ser las y los representantes populares y que por ende, ocuparán instancias de toma de decisión, que definan polí­ticas públicas orientadas a lograr la igualdad entre los géneros, de cero tolerancia hacia quienes censuran e impiden la participación de las mujeres y de la construcción de formas de relación de respeto y reconocimiento mutuos. Hay una agenda de las mujeres que no camina desde hace décadas; sino hay respuestas, no hay cambio ni esperanza posible.

[1] El desarrollo sostenible depende de las mujeres, Notas para la Igualdad No. 4, Diálogo polí­tico para el empoderamiento económico de las mujeres. ww.cepal.org/oig, Borrador 2010.

[2]Se presentará Informe ”México miente», Boletí­n Feminista La Trenza, Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca, Junio 26, 2012. Este Informe se presentará ante la CEDAW el 17 de Julio de 2012.

[3] Tomado de Participación Polí­tica, La posición y condición de género de las mujeres de Oaxaca: Una dificultad para su participación en los distintos ámbitos públicos en el Estado de Oaxaca. Programa para la igualdad entre Mujeres y Hombres en el Estado de Oaxaca 2011- 2016, IMO.

[4] Número aproximado.

Graciela Machuca

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