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La disputa de grupos criminales por el control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y la terminal aérea de Cancún, así­ como la corrupción dentro de la Policí­a Federal, fueron los motivos por los cuales se presentó la ejecución de tres elementos de esa corporación policiaca la maí±ana del lunes, al igual que los manejos de la delincuencia organizada que se presentan en la terminal aérea de Cancún. A pesar de que la Secretarí­a de Seguridad Pública Federal, SSP, ha establecido que los policí­as federales Daniel Cruz Garcí­a, Zeferino Morales Franco, así­ como Bogard Lugo León, asesinaron a sus compaí±eros tras ser descubiertos en actividades del narcotráfico, este hecho serí­a apenas la punta del iceberg sobre como los grupos delictivos de ”Los Zetas» y el cártel de Sinaloa, quieren el control del aeropuerto de la ciudad de México. Además, no sólo se trata del aeropuerto de la capital del paí­s, ya que las organizaciones delictivas también quieren hacerse del control de la terminal aérea de Cancún, la cual se toma como la ”joya de la corona» para el narcotráfico en México. Por esta razón, es que federales sin ningún tipo de contemplación ejecutaron, en un lunes por la maí±ana, a tres de sus compaí±eros sin importar ningún tipo de consecuencias. Incluso, durante tres dí­as, la Policí­a Federal guardó silencio sobre el nombre de los responsables de los asesinatos, así­ como los pormenores de un crimen que ya involucra al director del Aeropuerto Internacional de México, Héctor Velazquez Carmona.

La estructura criminal en las principales terminales aéreas del paí­s

Durante los últimos dos aí±os, la Policí­a Federal ha entregado las principales terminales aéreas del paí­s al crimen organizado. Por medio de los nexos de Genaro Garcí­a Luna con los grupos criminales, la dependencia policiaca ha permitido que las dos fuerzas del narcotráfico en México se confronten para obtener el control de las rutas aéreas del narcotráfico. La entrega ha sido sencilla. Reportes de la DEA, SIEDO así­ como el departamento de Estado de Estados Unidos, revelan como tanto ”Los Zetas» como el cártel de Sinaloa, han sido los principales beneficiados de la corrupción e ineptitud de la Policí­a Federal. Por medio de policí­as federales, los dos núcleos delictivos controlan zonas, áreas y corredores tanto en Cancún como en la ciudad de México. Lo anterior se debe a que las rutas son altamente redituables para ambos cárteles y la estructura oficial proporcionada por Genaro Garcí­a Luna y la Policí­a Federal, es la clave en la disputa. Por ejemplo, el cártel de Sinaloa dominaba hasta el 2009 el Aeropuerto Internacional de Cancún, mientras que tení­a ingerencia directa en la terminal aérea de la ciudad de México en ese mismo aí±o. Todo eso cambió a partir del 2010, cuando cobró mucha fuerza el grupo de ”Los Zetas». A partir de ese momento, los aeropuertos han entrado dentro de la disputa del territorio mexicano para el narco. De acuerdo con las instituciones de seguridad y sus informes, el control de los dos aeropuertos le da un margen de maniobra muy alto a aquel grupo que logre establecerse con el mismo. De igual manera, es un ancla de ”negociación» para mantener a las autoridades sumidas por encima de la ley, ya que al tener a la Policí­a Federal en la nómina, dependencias como Migración y Aduanas, entran dentro de ese paquete que sirve para que la federación trabaje directamente para la delincuencia organizada. Dentro de ese contexto, las autoridades sostienen que el cártel de Sinaloa y ”Los Zetas» son los dos grupos de narcotráfico dominantes en el paí­s. Unos u otros están presentes en casi todo México. Las autoridades se están preparando para lo peor en una guerra que ya ha cobrado la vida de entre 35 mil a 40 mil vidas desde diciembre de 2006. El cártel de Sinaloa ha estado basado en la costa del Pací­fico del paí­s e incursionaba ocasionalmente en el este, a lo largo de la frontera. En los últimos aí±os, se ha extendido tanto al este como al sur de México hasta Centroamérica. ”Los Zetas», que alguna vez estuvieron confinados a una parte del norte del Golfo de México, han crecido más y ahora se han expandido a zonas del centro y sur del paí­s. Su alcance llega hasta Guatemala. Las estrategias de ambos cárteles son distintas. Mientras Sinaloa es conocido por establecer alianzas temporales, funcionarios públicos que trabajan en seguridad han dicho que ”Los Zetas» prefieren el control directo del territorio. Aparentemente, no hay muchas posibilidades de que ambas organizaciones lleguen a un acuerdo amigable para repartirse las zonas en disputa. Por el contrario, parece que México va rumbo a unabatalla entre los dos cárteles, ambos buscando exterminar el uno al otro. La manera de operar de cada uno es distinta. ”Los Zetas» están involucrados en el tráfico humano y otras actividades ilegales así­ como en el tráfico de drogas. Han cometido algunas de las peores masacres en la historia de la guerra contra las drogas en México y sus actos de violencia son tan brutales que las autoridades creen que es un cartel «irracional».

La entrega del Aeropuerto Internacional de Cancún por parte del gobierno federal

El martes 25 de septiembre del 2007 se confirmó ante la opinión pública lo que desde el 2002 seí±alaron los diarios POR ESTO! en sus ediciones de ese aí±o: el Aeropuerto Internacional de Cancún estaba en manos de la delincuencia organizada, en especí­fico el control lo tení­a el cártel de Sinaloa — en su momento -, por medio de los Beltrán Leyva. Ese dí­a, un avión bimotor de reacción, con matrí­cula de Estados Unidos y al parecer procedente de Colombia se estrelló en una zona de breí±ales del municipio de Tixkokob, Yucatán, a 25 kilómetros al oriente de Mérida, y dejó regados 132 bultos que contení­an 3.2 toneladas de cocaí­na de acuerdo a la versión oficial de las autoridades. Los restos del aparato y su carga fueron custodiados de inmediato por efectivos de la décima región militar y de la Agencia Federal de Investigación (AFI), sin que se proporcionara información oficial por parte de las autoridades civiles y militares. El avión contaba con dos turbinas a reacción y tení­a una capacidad para 24 pasajeros, así­ como para una carga de hasta seis toneladas. Las investigaciones relacionadas con este hecho establecieron que el cargamento y el avión eran del cártel de Sinaloa y debió bajar en Cancún, algo que no sucedió y por eso se estrelló en el poblado de Yucatán. La investigación de la que dio cuenta POR ESTO! Quintana Roo y POR ESTO! de Yucatán, establecí­a que el avión fue detectado por la milicia momentos antes de que entrara en contacto con la Dirección General de Aeronáutica Civil del aeropuerto de este destino turí­stico para pedir permiso de aterrizaje. El avión vení­a fichado desde su salida y por ello fue reportado. Ante esta situación el comandante de la DGAC, José Luis Soledana Ortiz, negó el permiso de aterrizaje del avión y con ello selló su sentencia de muerte, pues aparecerí­a ejecutado dos meses después, el 11 de noviembre de ese mismo aí±o por incumplir el ”trabajo» que le habí­an delegado dentro del grupo del narcotráfico encargado de la terminal aérea. En su edición del 11 de noviembre del 2007, el diario POR ESTO! Quintana Roo destacó que ”la ejecución del comandante de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) del Aeropuerto Internacional de Cancún, José Luis Soladana Ortiz y el «levantón» del oficial de tránsito aéreo Martí­n Gómez Soto (aunque se habla de que fue arraigado por la SIEDO), no son más que la punta del iceberg de toda la marejada de corrupción y complicidades que existen al interior de la terminal aérea, en donde la libre operación de la delincuencia organizada está más que clara. La imagen de ser una de las terminales aéreas de mayor prestigio no sólo a nivel nacional sino a nivel internacional queda en entredicho con la ejecución de una de las máximas autoridades dentro del tránsito aéreo y que desde luego, aclara el panorama de toda la podredumbre que existe al interior del aeropuerto en cuanto a corrupción se refiere. De hecho, el ex delegado de la Procuradurí­a General de la República (PGR), Pedro Ramí­rez Violante, confirmó de la existencia de operaciones del crimen organizado dentro de la terminal aérea y por ello, supuestamente habí­a una investigación. Así­, el libre tránsito que tiene el crimen organizado para entrar y salir con cargamentos de drogas y hasta de ilegales, tiene una sola explicación: corrupción de las propias autoridades. José Luis Soladana Ortiz fue la segunda ví­ctima de manera oficial de una autoridad aeroportuaria en ese 2007, esto, si se toma en cuenta que el agente de la Policí­a Federal Preventiva, Pedro Ulises Aguayo Cartagena (silenciado a principio de aí±o), quien estaba asignado al aeropuerto, tení­a un mando en cuanto a la seguridad. Estas ejecuciones son el claro reflejo de que el crimen organizado tiene a su merced el aeropuerto y cuando algo sale mal, cobran la vida de las personas indicadas por dos simples razones: una, que el sujeto sabe mucho de las operaciones ilegales y dos, que ya no quiere seguir prestando sus servicios a la delincuencia. El caso del oficial de la PFP, se le atribuye a que tení­a una investigación sobre más elementos federales asignados al aeropuerto que están al servicio del crimen organizado, además que por él un cargamento de 15 kilos de cocaí­na procedente de Colombia no pasó a su destino final. Mientras que el asunto de José Luis Soladana Ortiz, se le relaciona con el avión tipo Grumman Gulfstream con matrí­cula estadounidense N987SA, que se desplomó en Tixkokob, Yucatán, con más de seis toneladas de droga, debido a que él se negó a que dicho aeroplano aterrizara por enésima ocasión de forma tranquila en Cancún (pues ya lo habí­a hecho otras veces) y esto, originó que fuera detectado por la Sedena». Todo quedaba a la luz pública, el aeropuerto habí­a sido entregado por el gobierno de Vicente Fox a la delincuencia organizada. Tras tres meses de que ocurriera la caí­da del avión y el asesinato del comandante, la PGR cesó las investigaciones. La orden fue dada a nivel central. El gobierno federal, a cargo de Felipe Calderón Hinojosa, prefirió omitir la situación y con ello evitar mayores escándalos y seí±alamientos sobre Cancún, el principal destino turí­stico de México.

Graciela Machuca

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