Sí­ fueron ”Chapucerí­ as», pero del lado m exicano

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sinembargo.mx Vaya chasco el que nos llevamos pensando en que el hijo de ”El Chapo» habí­a sido detenido. Ante las cámaras de televisión, el encargado de de Comunicación Social de la Armada de México, José Luis Vergara Ibarra, nos presentaba a ”El Gordo». Sin embargo, y aunque todaví­a se debate si el detenido es o no Jesús Alfredo Guzmán Salazar, ”El Gordo», hijo del narcotraficante más buscado por Estados Unidos y por México, reportes de la DEA y después de la misma PGR, aseguraban más tarde que habí­a sido una confusión. Todaví­a, queriendo comprobar si es o no, este miércoles Elodia León Vega, madre del ahora detenido, entregó a la Procuradurí­a una muestra de sangre para demostrar su verdadero parentesco. El ahora arraigado es el joven Félix Beltrán León, quien fue aprehendido el pasado 21 de junio con su medio hermano por elementos de la Secretarí­a de Marina y poseí­a en el momento de la detención dos cortas, cuatro granadas, 135 mil dólares, 295 mil pesos, así­ como distintas identificaciones. Una vez más, la figura de ”El Chapo» y de sus familiares quedó diluida y como decí­amos en dos columnas anteriores, vamos de chapuza en chapuza. Aunque ésta, parece ser de alto calibre. Si como seí±aló el mismo Vergara Ibarra, que la ubicación de ”El Gordo» derivó de meses de investigación e intercambio de información con agencias estadunidenses, entonces ¿qué pasó en los altos niveles de inteligencia? ¿Qué pasó en la agenda bilateral de lucha contra el narcotráfico? Tan sólo unos dí­as antes del anuncio de la detención, el gobierno estadounidense habí­a abierto dos frentes en la lucha contra el narcotráfico. Uno, en Puerto Rico, donde detuvieron a 36 personas que enviaban desde el aeropuerto de San Juan drogas hacia Nueva York, Newark, Orlando, Miami y otras ciudades de la costa este en Estados Unidos. Más de una decena de los detenidos trabajaban en la aerolí­nea American Airlines que traficaba la droga en los compartimentos de las maletas. El segundo frente era en México con una nueva estrategia en contra del lí­der del cártel de Sinaloa. Es decir, el gobierno que declaraba abierta la investigación y persecución del hijo de ”El Chapo» era el estadounidense. A través de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro, el gobierno estadounidense designó como ”narcotraficantes significativos» a Marí­a Alejandrina Salazar Hernández y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, esposa e hijo, respectivamente, del presunto lí­der del cártel de Sinaloa, Joaquí­n ”El Chapo» Guzmán. En el marco legal, esto significa que se les pueden confiscar bienes y congelar cuentas bancarias en territorio estadounidense. Significa también que no podrán realizar transacciones financieras o comerciales con entidades o ciudadanos estadounidenses. De esta manera se considera que pueden limitarse todas las operaciones de ”El Chapo» tanto en México como en Estados Unidos. Recordemos que a sus 55 aí±os, Guzmán Loera es considerado por el Departamento del Tesoro como el responsable de la violencia que se ha desatado en México y el suministrador del 25% de la droga en Estados Unidos. De acuerdo con datos del mismo gobierno estadounidense, el cártel de Sinaloa domina el 50% del narcotráfico en México y el tráfico de mariguana en Chicago, Wisconsin y otras entidades de Estados Unidos. Y según la revista Forbes, al tener una fortuna de mil millones de dólares pasa a ser uno de los hombres más influyentes en el mundo. Seguimos de chapuza en chapuza y el error de esta semana así­ lo confirma. ¿Qué fue lo que pasó que no se compartió información, datos, inteligencia? ¿Cuál es el nivel de cooperación que existe entre ambos gobiernos para poder aclarar persecuciones, detenciones, arraigos y presentaciones en la estrategia bilateral contra las drogas? Es un tema que se complica en el actual gobierno mexicano. A la chapuza que nos llevamos con la presentación se diluye la credibilidad en la lucha contra el narcotráfico, pero aún más grave cuando se destapa, debido a una balacera en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, toda una red de posibles complicidades de autoridades y agentes federales con el narcotráfico. Si la chapucerí­a se define como un embuste, una obra sin esmero, una imperfección, pues queda claro que a pesar de las agendas bilaterales, de compartir experiencias, información, armamento, estrategias, la no detención de ”El Chapo» por más de 11 aí±os, es una total chapucerí­a. Y eso que no hemos hablado de la operación ”Rápido y Furioso», de la que el gobierno mexicano dijo conocer sólo a través de la prensa estadounidense, y en la que el presidente Barack Obama prefirió hacer uso de su derecho a veto para que no se dieran a conocer una serie de documentos ante la comisión que investiga ese operativo y sus similares que significaron el trasiego de armas a México con el objetivo de identificar a los narcotraficantes que compraban armas en Estados Unidos y que se perdieron en el camino, lo que pudo armar a varios de los delincuentes que han cobrado miles de ví­ctimas en el paí­s.

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Graciela Machuca

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