El reto de evaluar y concursar plazas a los profesores mexicanos Las autoridades educativas defienden la aplicación de un examen para repartir plazas pero especialistas plantean dudas sobre su eficacia

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(CNNMéxico) — Más de 134,000 docentes de todo el paí­s se presentaron a un examen de tres horas el fin de semana pasado, y la gran mayorí­a reprobó. Solo tres de cada 10 obtuvieron calificación aprobatoria. Proporcionalmente son pocos, pero representan más que las casi 13,000 plazas de profesor de educación básica que la Secretarí­a de Educación Pública (SEP) puso a concurso a través de este examen.

Las autoridades educativas defienden el Examen Nacional de Conocimientos, Habilidades y Competencias Docentes —aplicado por quinta ocasión este aí±o— como un método transparente para repartir plazas de profesores, mientras que especialistas creen que el método para decir quién es apto para estar al frente de un aula de clases aún representa un reto para el sistema educativo.

«El gobierno no reconoce que el examen no está hecho para medir las aptitudes, sino para controlar la demanda», dice Vicente Hugo Aboites Aguilar, profesor investigador del departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco.

De los 182,346 docentes que solicitaron presentar el examen, fueron aceptados 134,750. De ellos, 94,440 reprobaron, de acuerdo con datos dados a conocer este domingo por la SEP.

Los docentes con calificación aprobatoria representan el 30% del total (20,603) entre los cuales se entregarán las 12,966 plazas.

El examen tiene 100 preguntas de respuesta múltiple. Algunas de esas preguntas, según Aboites, están diseí±adas para obligar al docente a «adivinar», y con ello, a equivocarse.

«Si yo pregunto quién es el padre de la patria, es fácil (Miguel Hidalgo y Costilla), pero si pregunto, quién es la madre del padre de la patria, algunos dirán ‘es la seí±ora Costilla’. Lo que hago es mezclar preguntas difí­ciles con fáciles de tal manera que sólo unos cuantos tengan grandes aciertos», ejemplifica Aboites Aguilar con una pregunta hipotética.

Este tipo de preguntas —aí±ade— no revelan qué tan capacitada está una persona para estar frente un grupo de 40 nií±os cinco horas al dí­a.

Para Aboites, el examen «es válido pero injusto» porque representa un trámite burocrático que permite a las autoridades «decirle a la persona ‘usted no estudió, no se prepara'», y al mismo tiempo crea la percepción de que a la tarea de educar a los nií±os «acuden puros perdedores».

El método ideal de evaluación para repartir plazas, desde su punto de vista, implica analizar la trayectoria del profesor, contar con cartas de recomendación y testimonios de padres de familia sobre su trabajo, aunque reconoce que evaluar a 130,000 personas de esta forma serí­a complicado.

El presidente Felipe Calderón defendió este lunes el Concurso Nacional de Plazas Docentes y admitió que hay algunos estados donde todaví­a no se concursan las plazas por la oposición de los docentes.

«A nivel federal ya sólo estamos contratando a las mejores maestras y a los mejores maestros», dijo Calderón durante la premiación del Concurso olimpiada del Conocimiento infantil 2012.

Recordó que antes de 2008 los puestos de profesor eran designados por funcionarios de gobierno o algún miembro de un sindicato.

«A veces salí­a gente muy buena y, a veces salí­a gente muy mala, y a veces salí­a más bien el hijo o la hija del fulano y del zutano, y eso no da mejores rendimientos», dijo.

Calderón insistió en que la aplicación del examen elevará la calidad de la educación porque sólo se elige a los mejores.

La SEP, por su lado, califica el examen como un «mecanismo con procedimientos transparentes e imparciales».

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), liderado por Elba Esther Gordillo, inicialmente se oponí­a al concurso de plazas porque exigí­a que se garantizara su participación en el mismo. En junio, el SNTE y la SEP publicaron la convocatoria a través de un boletí­n firmado tanto por el secretario de Educación, José íngel Córdova Villalobos, como por Gordillo.

El coordinador de la Cátedra de investigación en educación y pedagogí­a del Tecnologí­a de Monterrey, Juan Carlos Olmedo, opina que el examen sirve para saber que las plazas de docentes serán ocupadas por gente que tiene una calificación aprobatoria en un examen.

Esta prueba tiene indicadores valiosos sobre competencias docentes, habilidades generales, conocimientos propios de la materia a enseí±ar y conocimientos del sistema educativa general.

«Es un examen estandarizado que mide, y mide bien, algunos de los aspectos generales de la educación», dice Olmedo.

En su opinión, lo más importante es que el docente sea evaluado una vez que está en acción, y eso tendrí­a que hacerse a través de «portafolios de evidencias», donde no sólo se le hacen preguntas de respuesta múltiple sino que se busca evidencia de habilidades, aptitudes y valores.

Asegura que no se pueden calificar las habilidades de un docente que nunca ha estado frente a un grupo de nií±os porque esas habilidades se van desarrollando con la experiencia.

Olmedo recuerda que hasta hace algunos aí±os no habí­a ningún esquema de medición para los docentes, y asegura que el Examen Nacional de Conocimientos es un instrumento perfectible que ofrece números que ayudan a saber en qué dirección avanzar.

Graciela Machuca

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