Atropello consumado de Legisladores; la Reforma Laboral

0

Atropello consumado

lajornada.uman

El pleno de la Cámara de Diputados aprobó ayer en lo particular y en lo general el dictamen de reformas a la Ley Federal del Trabajo que habí­a sido previamente devuelto a San Lázaro tras su modificación en el Senado, y que tuvo origen en la iniciativa de carácter ”preferente» presentada por el Ejecutivo a principios de septiembre. Durante dicha votación el Partido Acción Nacional mostró un viraje en sus posturas de apoyo —manifestadas en el Senado— a los contenidos de la reforma relacionados con la democracia, la transparencia y la rendición de cuentas de los sindicatos, y votó, junto con el Revolucionario Institucional, modificaciones que dejaron fuera de la reforma el voto libre, directo y secreto como mecanismo para la elección de las dirigencias gremiales (artí­culo 371), así­ como la obligación de éstas de rendir cuentas sobre el manejo de las cuotas y patrimonio de los trabajadores (artí­culo 373).

Por lo que hace a las estipulaciones que concedí­an a los asalariados el derecho de conocer el contenido de sus contratos colectivos antes de firmarlos (artí­culos 388 bis y 390), propuestas por los partidos de izquierda, fueron rechazadas por la mayorí­a legislativa integrada por el PRI, el PAN y el PVEM y Nueva Alianza, y quedaron eliminadas de la minuta que regresará al Senado para su ratificación final.

Con la luz verde legislativa de ayer se consumó, en suma, un nuevo golpe a los derechos y conquistas de la sociedad en general, y de los trabajadores en particular, así­ como al avance democrático del paí­s. Por aí±adidura se exhibió en toda su crudeza la fractura creciente entre la clase polí­tica y los ciudadanos a los que dice representar: la mayorí­a legislativa integrada por tricolores y blanquiazules en ambas cámaras ratificó disposiciones gravemente lesivas para los asalariados y favorables a los patrones: el pago por hora, la proliferación de los contratos a prueba, el abaratamiento del despido, entre otros aspectos de la llamada ”flexibilidad laboral»; y rechazó, en cambio, los únicos puntos positivos de la reforma: los que habrí­an otorgado a los trabajadores mejores condiciones para pugnar por la democratización de sus organizaciones sindicales.

La decisión de dejar intactas la antidemocracia y la opacidad que prevalecen en la mayorí­a de los gremios y de consumar al mismo tiempo el atropello a los derechos laborales confirma la persistencia de una coalición partidista de facto que ha gobernado al paí­s, formada desde 1988 por PRI y PAN y a la que se han sumado posteriormente, como socios menores, el Verde y Nueva Alianza. Aunque los socios de ese frente muestren fisuras coyunturales por disputas de posiciones de poder, se encuentran de acuerdo en lo fundamental: la continuidad del proyecto económico neoliberal aplicado en el paí­s desde hace más de cinco lustros.

Dicha coincidencia, que se ha expresado previamente en episodios como la aprobación del fraude del Fobaproa/IPAB, la privatización de los sistemas de pensiones, el traslado paulatino de la industrias eléctrica y petrolera a manos de particulares y los recurrentes aluviones impositivos, volvió a ponerse de manifiesto ayer, con la aprobación de una reforma que beneficia a unos cuantos —empresarios y burocracias sindicales, fundamentalmente— y perjudica a los sectores mayoritarios del paí­s.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *