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«No es verdad que me dé náuseas la Navidad», ironizan Joaquí­n Sabina y Joan Manuel Serrat en su «Canción de Navidad».

Es que aunque para una parte del mundo occidental se trate de una fecha religiosa y feliz, para otros el 25 de diciembre es motivo de fastidio, angustia o simplemente aburrimiento.

La imagen ideal de nií±os y mayores sonrientes, comidas deliciosas; paz y amor en abundancia contrasta con una realidad en la que en lugar de la paz reinan las discusiones familiares, la soledad, el consumismo, los balances insatisfactorios y la ingestión excesiva de comida y bebida. Todos ellos, males asociados a esta fecha.

Las urgencias de los hospitales se llenan de heridos por accidentes, peleas, infartos y hasta intentos de suicidio.

Compras

Quizás la crí­tica más obvia y extendida sea la del consumismo.

La página de internet de The Christmas Resistance Movement (Movimiento de Resistencia a la Navidad), por ejemplo, llama a boicotear la Navidad.

«Boicoteamos las compras navideí±as, las decoraciones, las tarjetas y todo tipo de porquerí­as navideí±as. Nos rehusamos a participar de la industria de la Navidad. Les demostramos nuestro amor a nuestros familiares y amigos dándoles tiempo y carií±o, no comprándoles cosas», dice el grupo.

El Buy Nothing Christmas (Navidades sin compras) es una propuesta de unos cristianos menonitas canadienses que, como su nombre indica, proponen no comprar nada.

Antichristmas.org se opone a la Navidad.

Otros ejemplos de asociaciones anticonsumistas por el mundo son el Mouvement Anti-Noel (Francia), Steve the Pro Anti-Christmas (Reino Unido) y Center for a New American Dream (Estados Unidos).

«¿Qué es la Navidad?», se preguntan el psicólogo sueco Mats Erikson y su esposa Karin, escritores especializados en comunicación interpersonal. «Alguna vez fue la celebración del nacimiento de un hombre muy sabio, pero ahora es a menudo simplemente abandonarse a la excitación del consumo», dicen a BBC Mundo.

«El consumismo ha devorado gran parte de nuestras actividades cotidianas y de lo que debieran ser nuestros sentimientos más personales», agrega desde Buenos Aires el psiquiatra y dramaturgo José Eduardo Abadi. «Cuando la Navidad se torna en confundir lo que uno es con lo que uno tiene y lo que uno muestra con lo que uno vale, estamos en presencia de un problema».

La estética navideí±a tiene sus detractores. En primer lugar, quizás, los cristianos que insisten en recordar el verdadero sentido de la Navidad -el nacimiento de Cristo- y lamentan que los Santa Claus, arbolitos y motivos paganos inunden y nublen el espí­ritu original.

Como ejemplo, un estudio realizado por la consultora Nielsen en Reino Unido constató que de los casi 6.000 motivos presentes en las tarjetas navideí±as, solo 34 mostraban escenas de la natividad.

Poco verde

Sentimientos de algunos lectores de BBC Mundo en Facebook

Dolores de Luca escribe: «Me dan mucha angustia las fiestas, quisiera que maí±ana fuera 2 de enero…».»¨»¨Por su parte, Eugenia Alvarez Fernández dice: «De nií±a, pensaba que la Navidad era ‘un Paí­s’ y lloraba y lloraba después de Reyes, porque ¡querí­a quedarme a vivir en él! De mayor, busco ese maravilloso PAíS, lleno de AMOR, PAZ, BUENOS DESEOS, CARIí‘OS, SONRISAS, ESPERANZAS… pero… ¡NO LO ENCUENTRO!».»¨»¨Seyda Sánchez aí±ade: «Ummm no tengo buenos recuerdos de las navidades… esta época da un poco de depresión… la encuentro muy comercial… ¡Uno se siente presionado a comprar y comprar!…y rodeado de tanta gente tiendes a sentirte solo…».»¨»¨Carmen M. Martí­nez opina: «A la gente que le falte algún ser querido dudo que la navidad les traiga buenos recuerdos».»¨»¨A Carlos Zúí±iga le pesa la distancia de los seres queridos: «Comercial o no comercial, son dí­as para compartir tanto con familia como con amigos. Llevo dos aí±os fuera de casa, en otro paí­s, y a pesar que en el momento no lo disfruté, ahora extraí±o mucho estar con ellos. Es un poco triste».»¨»¨Francisco Quinillo Tum comparte sus experiencias: «La Navidad me ha dado de todo, de nií±o sufrí­ tanto al ver a mi padrastro golpear a mi mamá, pero hubo un momento que la misma Navidad nos trajo paz y alegrí­a. Ahora que mi hermano sufrió un accidente vial el dolor ha ocupado un gran espacio en nuestro hogar, pero la Navidad nos da la esperanza de hacer volver nuestra sonrisa».»¨»¨Marcelino Chunga Tume concluye con un mensaje de esperanza: «La navidad hace olvidar por un momento todo lo malo que hay en este mundo. El mundo está más materialista, se está olvidando de lo espiritual, pero Jesús siempre estará para alegrar la navidad, feliz navidad a todos».

Los ambientalistas esgrimen sus banderas y se quejan de los montones de comida desperdiciada; las toneladas de basura que el mundo genera a diario casi se duplican en los lugares donde se festeja la Navidad.

Según cifras publicadas el jueves por un estudio encargado por el gobierno, en Reino Unido se tira el equivalente a 2 millones de pavos, 5 millones de budines y 74 millones de tarteletas navideí±as (mince pies).

La huella de carbono -es decir, el gasto de combustible y energí­a- que supone el enví­o de regalos y tarjetas deja su legado en el ecosistema.

También merecen mención quienes luchan por el derecho de los árboles de no ser cortados para transformarse en decoración navideí±a, que generalmente terminan tirados en la calle.

¿Feliz Navidad?

Llega la Navidad y parece inevitable la tendencia a analizar el aí±o, proponerse nuevas metas, darse cuenta de que no cumplimos las del aí±o anterior.

«Cuando la felicidad no es un tránsito de armoní­a y coherencia entre lo que siento, pienso, hago y digo, sino que se confunde con la alegrí­a mediática o con una euforia maní­aca, se transforma en un estrés o en sentirse que uno es raro, distinto. La fiesta está para ser vivida desde la autenticidad con uno mismo», afirma Abadi.

«Las razones para no ser feliz en Navidad son, por supuesto, las mismas para no ser felices cualquier otro dí­a. La única diferencia es que en Navidad nos juntamos no tanto por gusto, sino porque la tradición así­ lo indica. Y la tradición nos dice también que se supone que debemos ser felices en la Navidad; esto genera mucha presión», explican Mats y Karin Erikson.

«Para los más perdidos y solitarios, la Navidad amplifica la sensación de estar perdido y solitario, sobre todo porque creemos que todo el mundo está disfrutando de la calidez y la cordialidad del seno familiar», seí±ala la pareja, autores del libro y el blog «The Salamander Club«.

Para el psiquiatra argentino hay una exigencia de que las fiestas tienen que ser un momento de balance para comprender nuestra vida y, por si fuera poco, sentar las bases del futuro. Cuando la exigencia sobrepasa lo coherente, se torna en algo que genera angustia, frustración y contamina la propuesta.

Soledad

La Navidad está pensada por el consenso como una fiesta de encuentro. Pero no siempre ocurre así­. Muchas veces esos encuentros que deberí­an ser lo esperado se convierten en realidades que nos presentan grietas, desencuentros, conflictos no resueltos y pérdidas.

Mats y Karin Erikson creen que la presión por estar contento en Navidad es grande.

«Uno de los puntos que lleva a vivir las fiestas con ansiedad, bajón aní­mico y depresión es afrontar las pérdidas, la ausencia angustiosa. Esa ausencia, paradójicamente, se va a presentar; entonces nos da sensación de depresión».

Abadi destaca el caso de tantas parejas que se divorcian y no está claro dónde van a pasar la Nochebuena los hijos. «Cuando falta claridad y hay confusión, conflictos de lealtades, culpas y tensiones, los hijos la viven de modo triste y los padres son protagonistas de un conflicto», analiza.

Dicho todo esto, ¿cómo pasar una feliz Navidad? «El consejo es la armoní­a», resume el psicoanalista.

«Disfrutar aquello que tenemos. Si queremos hacer un balance, hacerlo, pero no tiene que ser justo ese dí­a. Tratemos de que sea un momento para estar felices de estar vivos, de llevar adentro a aquellos que se fueron y poder crear un terreno de esperanza. Y, como dice la frase del brindis, levantar la copa por la vida».

Graciela Machuca

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