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Cuba: Anticoncepción, asunto de muchas caras
Por Dixie Edith
(dixie@enet.cu
)

La Habana, agosto (Especial de SEMlac).- Un conocimiento formal de los métodos anticonceptivos, además de su uso inadecuado y poco sistemático, contrasta con el alto nivel de empleo que de ellos muestran diversas investigaciones cubanas.
Los avatares de Yamilé Ferrera, una conversadora estudiante universitaria habanera de 19 aí±os, aportan algunas seí±ales de las razones que sostienen esta afirmación.
«Mi mamá es ginecóloga y desde que estaba en la secundaria me habló de los anticonceptivos y del condón. Ya en el ‘pre’ (bachillerato), cuando tuve un novio por un tiempo largo, empecé a ponerme inyecciones, pero apenas por unos meses porque de pronto ya no habí­a; entonces probé con unas pastillas llamadas triquilar, pero esas también se perdieron», contó a SEMlac.
Ferrera, quien el próximo septiembre comienza el tercer aí±o de la Licenciatura en Economí­a, intentó con otras pí­ldoras como el etinor, de fabricación cubana y actualmente en venta en la red de farmacias, pero le provocaban «dolores en los senos y nauseas».
Ahora, con una pareja estable de tres aí±os de relación, se debate entre su deseo de ponerse un dispositivo intrauterino «para quitarse de encima las preocupaciones de salir embarazada mes tras mes», y el consejo materno de que esa no serí­a la mejor decisión.
«Mi mamá cree que debo seguir buscando un método hormonal, porque los intrauterinos son muy invasivos», detalló.
Con la mamá de Ferrera coincide el doctor Jorge Peláez, experto ginecobstetra y especialista en la atención a adolescentes.
Para este médico e investigador, aunque no existe un solo método que se pueda considerar «ideal», en el caso de las adolescentes, «pues lo que es bueno para unas, puede no serlo para otras», los menos conflictivos, efectivamente, son los hormonales orales.
«Siembre combinados con el condón, para garantizar protección también frente a las infecciones de transmisión sexual y el VIH/sida», explicó a SEMlac.
«Se consiguen muy buenos resultados con inyectables mensuales combinados con un método de barrera como el condón, pero suele fallar la estabilidad en la oferta y eso hace que la persona abandone el método», detalló.

Alto empleo, ¿pero el mejor?
Cubanos y cubanas de entre 15 y 54 aí±os «tienen un conocimiento universal de al menos un método anticonceptivo, independientemente de su sexo, lugar de residencia, nivel escolar, edad y cualquier otra caracterí­stica», confirmó la Encuesta Nacional de Fecundidad desarrollada en 2009 por el Centro de Estudios de Población y Desarrollo, de la Oficina Nacional de Estadí­sticas e Información.
Ese conocimiento alcanzó al 99,9 por ciento de las mujeres y el 99,5 por ciento de los hombres, y los métodos más mencionados resultaron, en ese orden, la pí­ldora, los dispositivos intrauterinos (DIU), la esterilización femenina y masculina y el preservativo o condón.
En cuanto al uso efectivo de la anticoncepción, las cubanas encuestadas refirieron acudir a los DIU en un 39 por ciento, al condón en un 29 por ciento y a la esterilización en un 24,5 por ciento.
En general, estadí­sticas del Ministerio de Salud Pública cubano confirman una cobertura de anticonceptivos que supera el 70 por ciento en todo el paí­s, pero la propia Encuesta Nacional de Fecundidad reconoce que un elevado conocimiento y cobertura no garantizan necesariamente un empleo adecuado.
Un dato basta para corroborar tal criterio, según la ya citada investigación nacional: el 30 por ciento de las personas jóvenes de ambos sexos tuvo su primera relación sin ninguna protección.
A juicio del doctor Peláez, se impone una mirada detenida a la estructura del uso de la anticoncepción en Cuba.
«No es lógico que en un paí­s con tasas de fecundidad por debajo del reemplazo poblacional desde hace más de 30 aí±os, sea la esterilización el tercer método anticonceptivo más empleado», argumentó.
Peláez alude a la situación demográfica cubana, con bajos niveles de fecundidad y un galopante envejecimiento poblacional. Desde 1978, las mujeres cubanas no dejan al final de su perí­odo fértil una hija que la sustituya en el rol reproductivo y varios aí±os de la actual década han registrado decrecimientos poblacionales absolutos.
Igual preocupación comparten las demógrafas Marisol Alfonso, actual oficial de Programas del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Cuba, y Grisell Rodrí­guez, investigadora de Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.
«La anticoncepción en Cuba tiene una elevada prevalencia, pero esta parte de un conocimiento formal, lo cual incide en un uso inadecuado y discontinuo», opinó Rodrí­guez durante un seminario sobre Periodismo y Demografí­a impartido en 2012 en el Instituto Internacional de Periodismo «José Martí­», en La Habana.
Rodrí­guez insistió en esa ocasión en la necesidad de ampliar el uso de anticonceptivos a métodos modernos y promover la constancia en su empleo.
Para Alfonso, en tanto, lo más importante no es «el propio uso, sino también la calidad del conocimiento» con que se enfrenta esa decisión, aseguró en su tesis «La singularidad de una segunda transición demográfica en Cuba», para optar en 2009 por el grado de doctora en Ciencias Económicas.

Orientación, una pata que cojea
En lí­nea con la opinión de expertos como el doctor Peláez, autoridades de la Salud Pública en Cuba han abogado públicamente por incrementar el uso de anticonceptivos orales en Cuba, incluso como estrategia para enfrentar la infertilidad.
«Nos proponemos disminuir el uso de dispositivos intrauterinos estimulando un mayor consumo de los anticonceptivos hormonales inyectables y orales, que representan menor riesgo de infertilidad en las mujeres», declaró el doctor Roberto ílvarez Fumero, director del Programa Nacional de Atención Materno Infantil, al espacio televisivo Mesa Redonda en febrero de este aí±o.
En igual sentido se ha pronunciado Miguel Sosa Marí­n, presidente de la Comisión de Salud Sexual y Reproductiva y Planificación Familiar.
Sosa aseveró que en todas las farmacias del paí­s se expenden sin receta médica una serie de anticonceptivos orales de producción nacional y alta calidad, entre ellos, aminor, trienor y etinor, «los cuales han sido validados por organismos internacionales de Planificación Familiar».
Además, anunció la introducción generalizada en el futuro de la anticoncepción de emergencia, también conocida como pí­ldora del dí­a siguiente.
Sin embargo, cualquiera de estas opciones será muy poco efectiva si no se acompaí±a con información abundante y la debida orientación profesional.
«Mis amigas y yo pensábamos que lo de la pí­ldora del dí­a después era algo de otros paí­ses. Incluso una de ellas fue a buscar consejo con su doctora para empezar a usar anticonceptivos y esta no le mencionó esa posibilidad», contó la estudiante Ferrera a SEMlac.
En su tesis de doctorado «La fecundidad cubana a partir de 1990. Las perspectivas sociales e individuales», defendida en 2006, la investigadora Grisell Rodrí­guez constató que muchas mujeres eligen el anticonceptivo que van a utilizar guiadas por consejos de amigos o el conocimiento general que poseen, y casi nunca orientadas por un profesional.
Y si ya está comprobado por investigaciones que el conocimiento de la población no apunta a los métodos de más calidad, el resultado, entonces, es predecible.
A fines de diciembre de 2011, durante la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) correspondiente al cierre de ese aí±o, el doctor ílvarez Fumero reconoció incluso que la falta de información efectiva clasificaba entre los factores relacionados con el embarazo adolescente.
La carencia de orientaciones, como explicó Ferrera, alcanza a la atención primaria de salud, afectada en la isla en las últimas décadas por reordenamientos sucesivos en busca de mejor calidad que, sin embargo, han atentado contra una de sus esencias: la prevención de salud.
«Mi mamá me cuenta que cuando ella era adolescente la doctora de la familia (especialista en Medicina General que radica en la comunidad) daba charlas acerca de la planificación familiar y los métodos anticonceptivos, pero ahora no es así­», asevera Yamilé Ferrera.
Otra queja compartida por adolescentes, padres e incluso profesionales de la Medicina es que las llamadas consultas de Planificación Familiar han ido quedando más para organizar la realización de abortos provocados y regulaciones menstruales, de alta recurrencia, y menos para orientar comportamientos adecuados en ese camino.
«El aborto en Cuba se está empleando como un método anticonceptivo más y esa es una situación muy grave», confirmó el doctor Peláez, un criterio que refuerza la necesidad de atender en profundidad el asunto.
«Está comprobado que la anticoncepción es uno de los determinantes básicos de la fecundidad en el paí­s, por tanto, garantizar que sea de calidad y esté bien orientada puede contribuir a la recuperación de nacimientos, aunque sea a niveles muy bajos», aseguró a SEMlac, por su parte, la doctora Rodrí­guez.»

Cuba: Feminismo suma nuevo tí­tulo
Por Helen Hernández Hormilla
(hormilla@gmail.com
)

La Habana, agosto (SEMlac).- Temas neurálgicos de la agenda de género en Cuba como la violencia machista, el empoderamiento de las mujeres, las representaciones sociales sexistas y la participación de ellas en la economí­a motivan los textos reunidos en un nuevo libro de la psicóloga Norma Vasallo, una de las más importantes académicas feministas cubanas.
Ecos distantesvoces cercanasmiradas feministas (Editorial de la Mujer, 2013), presentado el pasado 24 de agosto en la capital cubana, es una recopilación de artí­culos, ensayos y ponencias escritos por la autora en diferentes épocas y contextos de investigación, que van desde el diálogo crí­tico con la teorí­a hasta los estudios de casos. 
Según la periodista Isabel Moya Richard, el volumen ofrece herramientas para acercarse a la realidad sociocultural y la identidad de género de las cubanas. 
La presentadora precisó que el texto se suma a otros que, en los últimos aí±os, han abordado la realidad de la mayor de las Antillas desde la perspectiva de género, pero con el valor de provenir de una de las iniciadoras de estos estudios en la isla. 
Vasallo preside la Cátedra de Estudios de la Mujer de Universidad de La Habana desde su fundación en 1990, espacio que desarrolla la única Maestrí­a en Estudios de Género existente en el paí­s, además de talleres y eventos como el Congreso bianual «Mujeres del siglo XXI», de carácter internacional. 
La doctora en Ciencias Psicológicas ha publicado otros cuatro libros como coautora y numerosos artí­culos en Cuba, Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, Colombia y México, entre otras naciones.
Sus áreas de investigación han ido desde la conducta delictiva hasta las representaciones sociales, los estudios comunitarios y de género.
Junto a los aportes provenientes del análisis crí­tico de la teorí­a de género y el feminismo, algunos ensayos recogidos en esta entrega analizan problemas contemporáneos como la globalización, el poder, la economí­a y las desigualdades, tomando como centro común la situación de las cubanas y su lugar en la sociedad. 
Uno de los trabajos incluye herramientas para el monitoreo y la evaluación de proyectos con perspectiva de género, a partir de su experiencia en este tema, que le ayuda a recopilar métodos para el diagnóstico, la elaboración de información y la construcción de indicadores.
Moya destacó aquellos que utilizan la teorí­a de las representaciones sociales y analizan las subjetividades para develar «los procesos paradójicos y contradictorios de la existencia de brechas de sexismo, discriminación múltiple o indirecta».
La directora de la Editorial de la Mujer puso énfasis en la labor pedagógica de la autora mediante la organización de talleres locales e internacionales y la preparación de otras generaciones de estudiosos y estudiosas, sobre todo en la zona oriental del paí­s.
Para Vasallo, los ecos provienen de reclamos irresueltos de mujeres del pasado, repetidos en la actualidad, y a los que da curso en sus investigaciones para defender la necesaria equidad entre hombres y mujeres.
«La mirada feminista permite ver más allá de lo aparente e identificar aspectos que no están presentes en los enfoques superficiales, reconocer cuánto más podremos avanzar en temas de igualdad, porque es una necesidad de la mitad de la población y de la sociedad que estamos construyendo», afirmó.
A su vez, resaltó la importancia de encarar estos estudios teniendo en cuenta la diversidad y las diferencias entre las propias mujeres, a partir de sus distintos accesos a las oportunidades, sus experiencias e historias de vida. 
Moya estimó que la obra contribuye a la creación de una «contracultura feminista», que permite mirar con otros ojos a las cubanas y a la vez «justipreciar todo lo alcanzado y también visualizar nuevos desafí­os».

Graciela Machuca

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