Quintana Roo: El tamaí±o del miedo a los maestros en la instalación del congreso local.

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Chetumal, 14 de septiembre 2013

Javier Chávez

Un pánico fuera de toda proporción, con restricciones nunca antes vistas en la sede del poder legislativo de Quintana Roo, protegido por vallas y con policí­as preventivos en guardia permanente, fueron la carta de presentación de los 25 diputados que hoy al mediodí­a rindieron protesta a espaldas de su pueblo, enviando un mensaje muy inquietante a la sociedad.

Puedo justificar hasta cierto punto las medidas de vigilancia y el estado de alerta, tomando en cuenta que siguen acampando ante Palacio de Gobierno cientos de profesores que pretenden que el gobierno del estado acceda a sus demandas para descafeinar la Reforma Educativa. Justificable la alerta porque los profesores tan sólo tienen que desplazarse 250 metros para arribar al Congreso.

Pero las restricciones de las que fui testigo tienen un tufo a miedo al coco, como si la integridad de los diputados locales estuviese en grave riesgo. Pero no es este el caso, ya que los profesores ni siquiera se asomaron por curiosidad a la sede de un poder legislativo cuyos nuevos inquilinos debutaron con el pie izquierdo, desbordados por un pánico que no cabe en ”representantes del pueblo».

Porque ante la infranqueable barrera —colocada a unos 50 metros de la sede legislativa — chocaron decenas de quintanarroenses que tuvieron la intención de ingresar al recinto para presenciar la toma de protesta, echando porras a sus diputados o simplemente atestiguando el acto. Periodistas, seí±oras y una que otra figura partidista se cansaron de rogar a dos damas de buen porte que les permitieran el acceso.

Una lista discriminatoria era consultada por las damas cuya negativa sistemática desesperaba e irritaba a decenas de ciudadanos que votaron en las pasadas elecciones del siete de julio, sin sospechar que al estrenar sus curules los diputados les diesen un portazo en la nariz, despreciándolos con la excusa de que puede colarse un profesor y armar el borlote.

Si su miedo estaba fuera de control, ¿por qué no rendir protesta en Holbox o Punto Punt, o en algún lugar de la selva?

Y es que tuve la impresión de que el Estado Mayor Presidencial impedí­a el acceso a un acto de Enrique Peí±a Nieto. Pero tan sólo se trata de 25 diputados locales. Nada de otro mundo.

Graciela Machuca

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