TODO PERIODISTA AMENAZADO TAMBIí‰N TIENE QUE SABER PROTEGERSE
El ángel exterminador… de periodistas
Carlos Ferreyra
Lo recuerdo como si hubiese sucedido ayer: Miguel López Azuara, director general de Publicaciones y Bibliotecas de la SEP, dialogaba con el periodista Manuel Buendía. Fue días antes de que lo asesinaran en Insurgentes Sur, a la salida de su oficina donde tenía la Mexican Intelligence Agency (MIA) su respuesta a las intromisiones de la CIA en México, principal línea de su trabajo informativo.
Cito, sin pretender textualidad por el tiempo pasado y porque no se tomaron apuntes.
Miguel: Hiciste mal en publicar la amenaza de quien piensas que te quiere matar (el gobernador de Guerrero). Es un gallo muy pesado, tiene muchos intereses políticos y le estás dando pretexto a tus malquerientes para que lo intenten ellos.
Manuel: Sabes que estoy preparado para cualquier eventualidad. Soy buen tirador y el que quiera matarme tendrá que hacerlo por la espalda. Pero no creo que suceda nada.
Miguel: Te esbozo los posibles: el sirviente más fiel del denunciado; el enemigo jurado del denunciado que querrá aprovechar para embarrarlo; cualquiera de los resentidos con tus textos y, por qué no, la CIA y grupos de derecha a los que convendría tu desaparición.
El resto de la historia es conocido. Dos semanas antes Abelardo Martín, Fausto Fernández Ponte, Raymundo Riva Palacio y yo, platicamos con Buendía. Buscaba información sobre funcionarios mezclados con el tráfico de drogas. Fueron mencionados el presidente Miguel de la Madrid, su secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, y un hijo del titular de Defensa, apresado dos ocasiones con droga y reaparecido como director general de Gobierno en el Palacio de Cobián.
Viene a cuento porque dos de los muertos en Narvarte, Nadia Vera y Rubén Espinoza, denunciaron medio aí±o atrás que eran hostigados, perseguidos, e incluso golpeados y detenidos por agentes de la policía estatal del gobernador. Las denuncias, claro, pueden tener el efecto del que advertía López Azuara a Buendía.
Sin olvidar que una de las asesinadas es de nacionalidad colombiana y, en automático calificada de narco, víctima de venganza. Es la línea cómoda de las autoridades.
”Aquí el problema somos nosotros que les estorbamos tanto al Gobierno como al narco… Porque el narco es el que gobierna en este estado… Los Zetas tienen todo este estado manipulado, a Regina Martínez la mataron y no pasó nada; acaban de matar a Gregorio Jiménez y no pasó nada», denunció Nadia Vera.
Javier Duarte de Ochoa tiene mal carácter. En sus arranques de furia las pupilas se hacen chiquitas, los ojos casi se salen de las órbitas y se le cuelga más la papada. Hay fotos que así lo muestran, tomadas antes del asesinato de Rubén y las personas que le acompaí±aban. O a las que él acompaí±aba, rectificamos en bien de la corrección política, indignada porque no se les menciona por nombre. El válido, al parecer, es el periodista. Como decían en la antigí¼edad: ”Cadáver el de Juárez, los demás son pinches muertos». Y tal parece la fórmula adoptada.
En reunión con periodistas de Poza Rica y por mención del fotógrafo de prensa exiliado en México, su tierra natal, Duarte, que ”rendía homenaje a los informadores», los acusó de ligas con delincuentes. ”La delincuencia tiene nexos, tiene puentes… Lamentablemente, algunos de los trabajadores de los medios de comunicación tienen vínculos con estos grupos y están expuestos a esta situación», dijo.
”¿Qué les quiero pedir, compaí±eras y compaí±eros? Y se los digo por ustedes, por sus familias, pero también por mí y por mi familia, porque si algo les pasa a ustedes al que crucifican es a mí… Pórtense bien, todos sabemos quiénes andan en malos pasos», advirtió.
Nadie se atrevió a replicar que en su administración han asesinado a 14 periodistas, desaparecieron otros tres, y ninguno fue resuelto. Quizá ni siquiera investigado. Los presentes registraron la amenaza y guardaron silencio, quizá porque sintieron vergí¼enza al compartir con el ángel exterminador.
En la ciudad de México se dan explicaciones. Los periodistas se dividen y el mandatario jarocho ofrece ayuda para encontrar a los criminales, como si no tuviese qué hacer con los crímenes por resolver en su entidad. Juego de cínicos…
Ya todo mundo tiene su opinión, y emitidos los juicios, poco o nada tienen que decir las autoridades, sino tratar de coincidir con la mayoría.
carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com