Los polí­ticos ”tradicionales» calientan motores buscando sus espacios electorales del 2018

0

Carlos Barrachina Lisón
22 de junio de 2017

A quién le parezca que la derrota electoral del aí±o pasado enterró a los polí­ticos tradicionales está cometiendo un grave error.
Félix González Canto necesita ampliar su margen de impunidad todo lo que pueda. Ahora ya está invirtiendo recursos para alcanzar una diputación federal, sea por la ví­a plurinominal —aunque muchos priistas importantes van a tratar seguir presentes por esa ví­a-, sea por una diputación de mayorí­a representando al PRI. Sabe que necesita comprar aí±os para no acabar en la cárcel, y va a invertir recursos para conseguir sus objetivos. Gabriel Mendicuti Loria va a seguir sus pasos, y también va a gastar los pesos (o dólares) que sean necesarios, y que acumuló combinando de forma cuestionable el sector público, con el privado, para volver a estar en una posición oficial de poder. Otros priistas van a tratar de seguir el ejemplo de Ovando, y sus redes, y se van a arrimar al probable ganador de las siguientes elecciones, el Movimiento de la Regeneración Nacional (MORENA).
Los integrantes del gobierno de Carlos Joaquí­n finalmente han logrado un pacto para no golpearse de cara al proceso electoral, y parecen más unidos que nunca. El gobierno del cambio ha sido un fracaso total en el sentido de cumplirle a la gente el objetivo que perseguí­a (una nueva forma de hacer las cosas). Carlos Joaquí­n seleccionó a sus colaboradores, no pensando en el bien del Estado, sino en la lealtad personal. Independientemente de los pactos con el PAN y el PRD, el mantenimiento de muchos funcionarios mediocres en la administración, a pesar de su promesa de evaluación, hace que Carlos Joaquí­n González sólo pueda ser considerado como lo lamentablemente siempre ha sido: un polí­tico tradicional que no tení­a ninguna intención de cambiar las cosas. La mayorí­a de estos ”mediocres» no son perredistas ni panistas, como se ha seí±alado, son joaquinistas, apartados del priismo, que apoyaron en algún momento a un candidato ”desvalido», porque ya no tení­an otra opción, y lo están acompaí±ando al pozo del desgobierno.
José Luis Pech Várguez se ha consolidado, sin duda, en la llave del futuro para muchos polí­ticos tradicionales desubicados de izquierda, centro y derecha. El principal de ellos es Eduardo Ovando y sus redes, que en cierta forma habí­an transitado de forma discreta por la administración de Roberto Borge. Pech era hace unos ayeres un gran amigo de Ovando, pero el segundo se sintió traicionado por el primero, cuando Pech le dio el apoyo a Félix González Canto y dejó a Ovando abandonado en su apuesta por la gubernatura en el aí±o 2005. í‰stos, son dos polí­ticos tradicionales priistas, que pareciera que, en lugar de hacer mancuerna, se están disputando el liderazgo de MORENA. Ovando presume de músculo y Redes ciudadanas, desprecia a Pech en los medios, seí±ala que tiene no sé cuántos miles de seguidores, y que éstos serán la clave para la victoria electoral. Estas mismas redes ”balconean» la falta de estructuras sobre el territorio que tiene MORENA, y que les pueden dificultar hacerse con la victoria frente a los dineros de los priistas que tratan de salvar su pellejo, o del gobierno… que a la cita callando y con mucha soberbia, está convencido que puede utilizar las estructuras expriistas del sur del estado para obtener buenos resultados electorales, y los recursos y alianzas para ser buenos contendientes en el norte.
Ovando ya ha seí±alado que sus gallos sobre el territorio serán: él mismo en Cancún. Efraí­n Taleno en Chetumal, el ex diputado local priista Juan Manuel Herrera en Bacalar (cuestionado por haber aprobado la ”impunidad de Borge» y haberse ”apropiado» de forma mafiosa de una gran cantidad de terrenos ejidales en su municipio) y Erik Borges Yam en José Marí­a Morelos. Pech es un viejo polí­tico, y le va a sacar el jugo a su amigo, hasta que lo descarte: sino es que hay un pacto de muy arriba que lo impida, y que condenarí­a a MORENA a tenerse que regenerar a sí­ misma, antes que a la nación (ya ha pasado en otras partes de la República).
El panorama no va parece que vaya a ser muy diferente. Los polí­ticos tradicionales se van a tratar de ”colocar» en las posiciones de poder, cueste lo que cueste. Un ejemplo divertido en este sentido es el propio Juan Manuel Herrera, el priista trasvertido de Bacalar: su equipo se encuentra repartido entre las diferentes fuerzas polí­ticas por ”cualquier cosa». Trinidad Guillén en el PES, Román Guzmán el PRD y él en MORENA. Otro ejemplo es Carlos Mario Villanueva Madrid, que no sólo recibe a muchas personas en el Congreso, sino que se acerca a mediar en la cárcel, en su afán de obtener una diputación federal (no sé si aspira obtenerla por mayorí­a). En este sentido es entraí±able leer los mensajes de autoayuda que Miguel Ramón Martí­n Azueta sube en el Facebook, o la campaí±a de imagen que torpemente despliega su gran amigo Manuel Alamilla Ceballos en las redes sociales. Lo de Villatoro Barrios y su ”PT particular» … que ahora quiere apoyar a MORENA y a López Obrador, tampoco resiste la prueba de la risa.
Por su parte el PRD sufre de una crisis de identidad muy seria, y se encuentra al borde de la esquizofrenia. Unos marchándose a MORENA, otros aguardando los tiempos, y el resto sin saber hacia dónde mirar para salvar lo que queda de sus carreras polí­ticas (desgraciadamente para ellos, cuando tuvieron la oportunidad no hicieron un buen gobierno como Juan Zepeda, el alcalde de Nezahualcóyotl, que ha rescatado al PRD del hundimiento en el Estado de México).
Finalmente. el Partido Acción Nacional ha perdido su brújula, y por supuesto el Norte. La reciente utilización polí­tica de uno de los momentos históricos más importantes de la historia reciente de Quintana Roo: la toma del Congreso del aí±o pasado, es una burla a los ciudadanos de Quintana Roo. Las campaí±as anticipadas de diputados en activo como Fernando Zelaya, o Mayuli Simón, el desgobierno de Martí­nez Arcila en el Congreso, así­ como las actitudes ”iluminadas» y ”fundamentalistas» de muchos de sus activistas hacen que este instituto polí­tico esté perdiendo algo de la poca credibilidad que todaví­a le pudiera acompaí±ar. Esta utilización de la imagen sólo confirma que la «nueva generación» de panistas es muy parecida a aquella «nueva generación» de priistas que saquearon no sólo Quintana Roo, sino México.
Hace un aí±o, en la toma del Congreso, un periodista me preguntó, si visualizaba el que la movilización ciudadana se mantuviera de forma permanente. Me atreví­ a seí±alar que no lo veí­a probable. Un grupo de ciudadanos creó el recordado ”muro de la vergí¼enza», en la que se encontraban muchos de los polí­ticos que estoy mencionando, y que siguen queriendo aspirar a cargos públicos, pero ya son pocos los que lo recuerdan.
Mucha de esa gente movilizada en aquel momento, hoy disfruta de un cargo público, y no tiene la oportunidad de expresarse libremente. Estoy convencido que un buen grupo de ellos, honrados, estarán asintiendo con el corazón sobre estas lí­neas. Pero no pueden hacer nada, porque de esta forma funciona el sistema. Ojalá poco a poco, experiencias como por las que Quintana Roo ha transitado nos sirvan para ser mejores ciudadanos, y nos lleven a exigir a los polí­ticos lo que les corresponde. Lamentablemente para lograr ese objetivo tenemos que tener una sociedad libre, que no dependa de los polí­ticos tradicionales; y ello está muy lejos de ser una realidad en el Estado de Quintana Roo.

Graciela Machuca

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *