Ante la debilidad de las instituciones, a la clase política se le hace cómodo llamar a las fuerzas armadas para que desempeñen múltiples funciones 

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Necesariamente Incómoda

Graciela Machuca Martínez 

**El investigador Carlos Barrachina habla sobre seguridad humana, militarismo y militarización.

**Estos conceptos requieren mayor atención de parte de la sociedad ante la militarización de estados como Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, por la construcción del Tren Maya, así como Veracruz y Oaxaca, por la entrada en operación del llamado Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.

Ante la militarización de diversos sectores de la economía nacional y territorios como los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, por donde pasará el Tren Maya, así como Veracruz y Oaxaca por la construcción del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, es oportuno recoger algunos de los interesantes aportes que hace el colega periodista e investigador Carlos Barrachina sobre el concepto de seguridad humana, así como las relaciones militares y civiles.

Recientemente, al participar en la producción de un podcast del Colegio de México (Colmex) sobre el  concepto de seguridad humana y su influencia sobre las relaciones civiles militares (https://n9.cl/klybr) Carlos Barrachina expuso que este concepto “se entiende el contexto que el ciudadano es importante, de que las personas que formamos parte de un Estado-Nación, somos relevantes y eso es algo que se ha ido consolidando desde el Siglo XX hasta nuestros días, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial e que el Estado ha ido generando instituciones  y los ciudadanos se han ido perfeccionando con perfiles adecuados para cada una de las funciones y eso ha ido dando vida a un tipo de sociedad que no existía antes”.

Entrevistado por Celia del Toro y Omar García Luna, junto con el también especialista Santiago Botero, Barrachina detalla que en este contexto empieza a reflexionarse sobre la idea de  la seguridad de las personas, más que del Estado-Nación, que efectivamente no desaparece, porque está más vigente que nunca, en ese sentido fue un riesgo el traer ese concepto de seguridad humana hacia América Latina.

Recuerda que es un concepto que surge en el seno de las Naciones Unidas y que luego en America Latina trata de adaptarse a la realidad. Se cuestiona: ¿Cuáles son los problemas con sociedades que tienen instituciones políticas débiles?  “Cuando hablas del concepto multidimensional de las amenazas, porque claro, si hablamos de las personas, las personas tienen esa libertad al miedo, a estar libres del miedo, las personas tenemos muchas facetas que nos pueden afectar en nuestra libertad, de hecho es la razón de ser del Estado, en cierta forma, es lo que Jobs decía, es la razón de ser del Estado, la natural, de tener una organización que nos permita vivir sin miedo y con certidumbres”.

Hizo referencia a la Declaración sobre Seguridad de las Américas de la Organización de Estados Americanos (OEA) suscrita en México en el mes de octubre de 2003, en la que se menciona la multidimensionalidad de las amenazas, misma que se aprobó por los diversos aspectos  que afectan a la seguridad de las personas, por lo que entraron a la agenda de la seguridad hemisférica en América Latina.

Barrachina resalta que en la región se ha caído en una situación muy complicada respecto a la seguridad de las personas, “porque en sociedades con instituciones débiles vamos a tener la tentación de utilizar a las fuerzas armadas para desarrollar un montón de funciones, no es que los militares lo entendieran de una forma o de otra, es que la clase política lo entendió de una forma determinada”.

Hizo mención que en el año 2006, junto con Juan Rial, escribió el artículo Los Ministerios de Defensa en América Latina y las consecuencias de la multidimensionalidad de las amenazas. El objetivo de este trabajo es presentar algunos de los posibles riesgos que se pueden dar de involución en el proceso de democratización del sector defensa en América Latina. 

En el resumen del artículo también se dice: “Se han detenido las políticas que insistían en la participación de civiles en los ministerios, y se ha bendecido el regreso a antiguas formas de participación militar en asuntos internos al reconocerse por la Organización de Estados Americanos (OEA) en el 2003 el carácter multidimensional de las amenazas a la seguridad”.

En los años noventa del Siglo XX había una idea  que efectivamente se democratizara el sector defensa, justo cuando surgió el concepto de Seguridad Humana, que se democratizara el sector defensa en América latina, se crearan libros blancos de defensa como instrumentos de transparencia, se discutiera en una forma libre, en los parlamentos, las políticas públicas de la defensa de los países, pero eso se interrumpió con la caída de las torres gemelas, al resurgir la idea del terrorismo,  advierte el doctor Carlos Barrachina.

Refiere que hay una situación que nos ha desbordado en una forma dramática en toda la región, “vivimos una crisis de inseguridad absolutamente espectacular desde el final de la Guerra Fría que va creciendo junto con el fortalecimiento del crimen organizado”.

Ante la falta de respuesta de los Estados de no saber responder a la situación, ha provocado que las fuerzas armadas hayan sido requeridas para un montón de funciones y que al mismo tiempo hayamos ido debilitando a la administración pública “y todas esas capacidades que fueron adquiriendo los ciudadanos  con perfiles profesionales para gestionar determinadas funciones, pues se han ido perdiendo, incluso hemos llegado a la idea que todos los ciudadanos latinoamericanos, literalmente, son un conjunto de corruptos, que son incapaces de gestionar sus sociedades y entonces  la institución más confiable, más segura y más aceptable por la sociedad, pues son las fuerzas armadas, ¿por qué?, porque no deja de existir una cultura política militarista.

“Cuando hablamos de militarismo nos referimos a una cultura política, cuando hablamos de militarización nos referimos a la practicidad de esa presencia militar en muchas funciones de desarrollo y seguridad que no corresponden de una forma directa o teórica, por así decirlo, a las fuerzas armadas, sino a una sociedad que es capaz de desarrollarse y buscar a los profesionales con los perfiles más adecuados para desarrollar funciones en una forma más eficiente y sobre todo de forma democrática”.

Para Barrachina, las relaciones civiles-militares, solamente se pueden entender desde un contexto democrático, porque solo así tiene sentido. “Los grandes temas que se han discutido en relaciones civiles-militares son el tema de los militares que hacen política como un riesgo para la democracia, el tema de la profesión de los militares en un contexto democrático y el tema de la gestión del sector defensa, como  se debe entender en unas sociedades que aspiran a vivir en un contexto de la democracia”.

Sobre el papel que están jugando las fuerzas armadas en las democracias de América Latina considera que este ha sido muy variable, poque cada sociedad  es totalmente diferente y además los tiempos son  totalmente distintos. 

Después de detallar el caso de la intervención del ejercito en la transición política en España, comentó que en los procesos en América Latina “la presencia militar también fue muy constante se trató de generar la estrategia, se vendió mucho la estrategia española del olvido del pasado, pero es imposible en el contexto latinoamericano, porque a los que mataron son tus hijos y eso no lo puedes olvidar, puedes olvidar que fusilaron a tu padre o a tu abuelo, pero que mataron a tu hijo y que lo torturaron, entonces en América del Sur, los procesos de transición  fueron de otra forma, al final, el olvido no funcionó”.

Entre los múltiples aspectos mencionados en este potcast, Barrachina sostiene que las fuerzas armadas en la región se han vuelto a consolidar “como instituciones confiables, entonces, para los políticos ha sido muy cómodo tener fuerzas armadas obedientes a las que les han pedido el apoyo…”.

En México se está pidiendo que las fuerzas armadas estén en las calles apoyando a la seguridad pública, pero constitucionalmente no pueden estar, al ´principio, el General Salvador Cienfuegos dijo hay que sacar la Ley de Seguridad Interior, rescatando un concepto de seguridad interior que es un concepto de Guerra Fría que sigue instalado, que está ahí en la Constitución, es un concepto que trae muy malos recuerdos, por el tema de la doctrina de seguridad nacional y entonces se rescata ese concepto, pero ese concepto se declara inconstitucional después, no puedes utilizar ese concepto para que los militares puedan estar en las calles, entones la nueva vuelta de tuerca es el tema de la Guardia Nacional  y militarización.

“La preocupación de los militares es lícita, debo estar en las calles, pero no quiero que me castiguen por estar haciendo lo que me están ordenando, pero la situación de qué democracia queremos vivir, pues entra dentro de ese debate, porque efectivamente, mientras no se cambie la Constitución, pues no se puede ejercer ese tipo de políticas”.

Carlos Barrachina concluye: “Tenemos que fortalecer, por fuerza, la seguridad civil y dejar que los militares regresen a sus funciones, pero ahora la clase política ha decidido que es más cómodo llamar a las fuerzas armadas. Allí está el contexto de crisis regional de seguridad, democracias muy débiles, tenemos que vivir en un contexto que no va a cambiar, sencillamente no va a cambiar en 20, 30 o 40 años, porque no lo ha hecho en los últimos 20, 30 o 40 años, al contrario, hemos profundizando en una crisis de seguridad bárbara en la que el crimen organizado se ha consolidado y vamos a tener que pensar mucho sobre ello”.

Hasta aquí, algunas de las aportaciones sobre seguridad humana, militarismo y militarización de Carlos Barrachina, Profesor Investigador del Instituto Mexicano de Estudios Estratégicos y de Seguridad Nacionales (IMEESDN). Profesor adscrito del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP).

Graciela Machuca

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